sábado, abril 27, 2024

Entrevista a José Antonio Benítez, Campeón de Europa 1994

 


Jose Antonio Benítez se convirtió en el segundo piloto patrio en alzarse con el título de Europa absoluto al ganar la mitad de las citas y superar a Graham Jarvis por apenas 3 puntos en la clasificación general.


“Yo no me encogía ante un escalón grande. Al contrario, ¡lo disfrutaba muchísimo!”

Jose Antonio Benitez Durante su primera década de vida en su segunda etapa (años 90), el Campeonato de Europa llegó a coronar hasta un total de nueve pilotos españoles. Pues bien, hasta la localidad barcelonesa de Mataró nos desplazamos para encontrarnos con uno de sus primeros ganadores: José Antonio Benítez, Campeón de Europa absoluto en 1994. 

Para ser exactos, hasta el Polígono de Mata, Calle Foneria, nº13, donde se encuentra desde 2012 Motos JAB, la tienda que en 1972 creó su padre y donde desde que colgó el casco en 1997 se le puede encontrar como máximo responsable de la sección de recambios y post-venta. 

De hecho, justo llegamos cuando descargaba la moto de cross con la que su hijo Nil, Campeón de España Cadete 2020 de TrialBici UCI y flamante fichaje del equipo Clean Trials para esta temporada, que de vez en cuando rueda a modo de divertimento.

– Muchos aficionados en la actualidad solo te conocen por tu actual faceta de responsable de la sección de recambios y post-venta de Motos JAB. Pero lo cierto es que en los 90 fuiste uno de los pilotos más prometedores de nuestro país al manillar de una moto de trial. ¿Todavía sigues firmando autógrafos como Campeón de Europa de trial?

– No, no. Eso ya no. Eso ya es pasado, la gente casi no se acuerda. Y la gente veterana que me conoce ya no necesita mi autógrafo. (Sonríe).

Jose Antonio Benitez – Este año se cumplen 27 de tu título continental absoluto. Ahora que han pasado más de dos décadas y media, ¿qué valor le das a esa medalla de oro y diploma?

– ¡Muchísimo! Es un honor el haber disputado aquellas carreras y el haber vivido mi momento de oro en aquel momento en concreto de la historia del trial como deporte, con Jordi Tarrés, Marc Colomer, Amós Bilbao… Graham Jarvis, Dougie Lampkin… Todas las vivencias se te quedan en la retina y te acompañan siempre como parte de tu sueño vivido, y de tu vida.

– Únicamente te bajaste del podio en una de las seis citas programadas aquella temporada. ¿Cómo la preparaste?

– Lo preparamos con muchísima ilusión, porque desde el primer año que se empezó a disputar el Europeo como lo conocemos hoy, en 1992, ya nos apuntamos al mismo. Al año siguiente, en 1993, lo luchamos mucho contra Lampkin, aunque al final acabara el sexto, con carreras mías y otras suyas, pero fue muy divertido, y ese 1994 estábamos ahí con Jarvis. Ambos pusimos toda la carne en el asador, pero al final conseguí el título. (Sonríe).

– Te impusiste en la primera, cuarta y sexta y definitiva carrera. ¿Tus tres mejores carreras internacionales como piloto de trial?

Jose Antonio Benitez – No. Yo creo que una cosa es correr y gestionar bien una carrera y otra muy diferente los resultados. Yo creo que llegué
a hacer carreras mucho mejores, pero que no me dieron los resultados deseados. Cuando luchas una carrera es cuando más estás poniendo en valor todo el trabajo realizado. Mira. Recuerdo la de Francia, la primera. Todo el mundo tenía muchos nervios, yo incluido. Pero a pesar de ello me salieron cosas maravillosas. Por eso no sabría decirte si esas fueron las
mejores o no. Sin ir más lejos, en el Campeonato de Espapa, recuerdo algunas de muy difíciles, más fuertes y en las que tenías que ser muy agresivo, pero en las que me lo pasé mucho mejor. Me divertí mucho más. Recuerdo también el Trial de Sant Fruitós de Bages (Barcelona), con unas paredes increíbles. A mí siempre me ha gustado volar; jugar… Tengo
en la retina pasos y zonas de otras competiciones más marcadas, sinceramente. Las citas europeas eran más técnicas, porque corríamos solo los que no habíamos estado entre los 15 primeros del Mundial. Estábamos los que podíamos llegar a ser alguien, pero que aún no habíamos demostrado nada, o casi nada. En mi caso, prefería enfrentarme a zonas difíciles y duras que estar sacando la calculadora y haciendo matemáticas en un Europeo en donde primaba la estrategia y el saber dónde no liarla.

– Acabaste doblegando a un tal Graham Jarvis (conocido hoy por sus gestas en el enduro extremo) por
apenas 3 puntos. ¿Te sorprendió que fuese él tu gran rival y no Jordi Picola, Gabriel Reyes o Marcel Justribò?

– Picola era de mi edad, pero su nivel siempre había estado un pelín por debajo. Jarvis, en cambio, era un piloto muy frío y calculador con el que ya contaba. Cada año sabes quién es tu rival y ese 1994 tenía muy claro que el inglés era mi rival de sombra, que me lo podía quitar o no.

Jose Antonio Benitez – ¿Qué destacarías de cada uno de estos rivales y compañeros tuyos en la RFME?

– La alegría de Reyes. El buen hacer de Picola y la espontaneidad de Justribò. ¿Jarvis? No compartí lo mismo que con ellos, lógicamente. Era un pelín lejano y frío, más que Lampkin, por ejemplo. 

– A Reyes lo conocías de Montesa…

– Llegó cuando yo ya estaba allí. Entré en 1993 y estuve 6 ó 7 meses. Estábamos con la evolución de la Cota 314. Amós Bilbao tenía la primera y yo me tenía que encargar de la segunda. Pero Miquel Cirera nunca me la llegó a dar. Insistí,
pero no hubo forma. Por eso decidí marcharme a media temporada a Beta. Y allí fue cuando empecé a obtener algún que otro resultado bueno. Toda aquella época la miro con cariño, porque en Montesa aprendí mucho y viví en primera línea lo que significa un equipo de primer nivel como es el actual Repsol Montesa Honda. Le tengo mucho aprecio a Miquel Cirera por la oportunidad. También a Ignaci Verneda y Jordi Prat, ambos de la RFME, que en el 1992 contaron conmigo sin yo saber por qué. Todos ellos se portaron increíblemente bien conmigo.

Jose Antonio Benitez – Si la memoria no nos falla, aquel año fue tu única temporada completa al manillar de una Beta. Lo hiciste sobre una Beta Zero Gara o ya con la primera  Beta Techno, el modelo anterior a la actual Evo?

– Mi primer año con Beta fue en 1992. Mi primera temporada en el Equipo Nacional RFME, cuando me invitaron a competir en Bélgica, la cita inaugural de aquel año. La verdad es que yo nunca me hubiera imaginado que estaría participando en el Mundial, ya que hasta ese momento siempre había estado disputando carreras por aquí. Pero la Federación apostó por mí y me llevó a todas las carreras en Europa. Con 17 años y sin apenas saber ir en moto como aquel que dice, ya que más tarde desarrollé un muy buen nivel. 1993, como ya he explicado, lo arranqué en Montesa, pero para verano me cambié a Beta y diría que sí acabé con la Gara. Y en 1994, cuando gané, sí lo hice con la Beta Techno 94, azul y amarilla, y que llevaba la bandera europea puesto que Lampkin y Joan Pons ya habían conquistado el título con la marca italiana. 

– Y contigo lograron… ¡el tres de tres!

– Sí, pero en 1995 me voy a GasGas como segundo piloto tras Jordi Tarrés. Y allí estuve hasta 1997. Una pena que meses antes me rompiera los ligamentos de la mano en Vandellós (Tarragona) y estuviera 8 meses parado y dando bandazos, porque no tenía claro qué hacer con mi vida. Y bueno al final decidí colgar el casco. 

Jose Antonio Benitez – Por cierto, ¿por qué os decantasteis en 1994 por la firma italiana en lugar de apostar por marcas que ya habías llevado como GasGas o Montesa?

– Mi padre es muy amigo de Antonio Trueba. Siempre hemos tenido mucha familiaridad con ellos. Y siempre había llevado sus motos. Se puede decir que éramos como una gran familia, ya que tanto en Cataluña como en España estábamos siempre juntos. Estaba Marcel Justribò, Jordi Estany, David Cobos… Éramos muchos los jóvenes que llevábamos una Beta. Por eso te diría que fue una elección natural y fácil tras dejar Montesa, puesto que era una marca que ya conocía y de empezar lo hacía ya con toda la carne en el asador. Recuerdo que Ángel Magrinyà fue mi mochilero en mi primera carrera, en el GP de Francia, y va y terminamos el 12 cuando con Montesa había acabado el 17, 18, 19 ó 20. Fuimos con mucha ilusión y jugando acabé muy cerca de los mejores. 

– Quién te iba a decir que de ir a probar en 1992 acabarías conquistando un campeonato continental…

– Nunca me hubiera imaginado que con 17 años iría a probar el Mundial y que estaría disputándolo al completo poco después. La verdad es que la RFME  hizo un equipo muy bonito, y que impulsó a muchísimos y jóvenes pilotos que al igual que yo teníamos un origen muy humilde. Nos sirvió de trampolín para luego ya movernos por el mundo. Todos los que tuvimos la opción de estar en él les tenemos que estar muy agradecidos a la Federación. Fue un proyecto de formación bestial y no siempre lo suficientemente reconocido y ponderado.

 – A todo esto, imaginamos que la moto te la preparaban en JAB Motos. ¿Lo hacía tu padre?

Jose Antonio Benitez – Sí, sí. Mi padre me la hacía. El Trial es un deporte pequeño, por lo que siempre estuvimos aconsejados y acompañados por gente muy buena que estaba a nuestro alrededor, como Josep María Paxau o Andréu Codina, por citar algunos. Todos los mecánicos del mundillo se conocen y mi padre, además, también preparaba motos de otras especialidades: Cappras, Vespas… Aunque te ‘peleabas’ con ellos en Velocidad o Motocross, siempre te echaban una mano porque el Trial les hacía gracia. Era la época en la que Tarrés ganaba Mundiales y a la gente le gustaba. Yo creo que en aquella época, en Mataró (Barcelona), no había una casa en la que no hubiera una moto de trial.

– Que acabaras practicando trial… ¿es cosa suya?

– No. De mi madre. 

– ¿Cómo es eso?

– Mi padre tenía un equipo de resistencia de 24 horas, de Vespas. De hecho, algunas de esas motos todavía corren por casa. También tenía un equipo de Motocross, con Cappras. Yo podía tener una moto de trial o no y resulta que mi padre me regaló una Italjet 80 de cross. No sé muy bien cómo pasó, pero el caso es que mi madre la vendió el mismo día en la que me la daban. Estaba arrancada y un cliente la escuchó y ella se la vendió. ¡Una venta es una venta! (Risas). Total, que le dijo a mi padre que me comprara una de trial y mi padre me dio una Merlin 125. Al hacerlo, mi padre también decidió patrocinar a varios pilotos, como a Josep María Martorell, Joan Rovira –NdR: este último fue uno de los primeros Campeones de España de Clásicas–… Cogió Merlin y yo me fui aficionando más al trial. Era un deporte que estaba creciendo muchísimo. El ambiente era increíble. En 1989 la cambié por una Fantic 307 de 125cc y así empecé a competir en carreras contra gente como Joaquim Jou, Òscar Tasias, Jordi Vila… Recuerdo que iban con Montesa y yo con mi Fantic, que parecía de juguete en comparación a sus motos.  

– ¿Recuerdas el primer consejo que te dieron cuando te subiste por primera vez a una moto de trial?

– Era muy pequeño. Piensa que mi primera moto fue una Bultaco Chispa 25 y me subí a ella a los 4 años. No te sabría decir. Pero sí que me viene a la memoria una cosa que en su momento me pasó con Tarrés. Estábamos en Luxemburgo y yo ya formaba parte del Equipo Nacional. Ya habíamos entrenado juntos en su casa, en Rellinars (Barcelona), y la verdad es que tenía muy buen rollo con él. Recuerdo que cenando, me cogió y me llevó a su mesa y me estuvo explicando mi puntuación. Me dijo: ‘si estos 5 los puedes pasar a 3, estás entre los 15 primeros del mundo’. Y yo le contesté: ‘Jordi, ¡es muy difícil de quitar esos cincos!’. (Risas). A lo que me respondió: ‘Tienes el nivel para hacerlo’.   

Jose Antonio Benitez – El expiloto Lluís Gallach y responsable del Sherco Factory nos confesó que siempre aconseja a los pilotos que “tienen que escuchar siempre atentamente y luego tomar sus propias decisiones”. ¿Así lo hacías tú cuando competías?

– Sí. Creo que siempre tienes que tener muy claro qué puedes hacer y qué no en zona. Debes aprovechar al máximo tu nivel, no lo que hacen los demás. Tú puedes ver como pasa alguien por un lugar determinado, pero si tu nivel no da para hacerlo… El Trial nunca ha sido un deporte de cabezas locas. Tú llegas, miras, analizas, esperas, trazas tu estrategia… Es como jugar al ajedrez. 

– Retrocedamos nuevamente en el tiempo. Tu debut internacional, en 1992: Berga. ¿Qué recuerdas de ese día? 

Jose Antonio Benitez – Muchos nervios. Y no sé por qué, ya que yo siempre he sido una persona muy tranquila. Pero llegamos a la primera zona y había una pared considerable. Yo creo que llegaba, pero la gente no lo hacía. Y allí estábamos tres grupos: los top 10, del 10 al 20 y el resto. Los que me precedían se la pegaban y yo poco a poco la empecé a ver más y más alta. Cuando me llegó el turno… subo, subo y subo… creo que ¡subí 2 ó 3 metros más para arriba! Me pegué un ostión, con perdón, que tuve
que cambiar media moto ya en esa primera zona. Regresé a la carpa de Beta, la arreglamos y me reincorporé. Zona 2, 3,
4, 5… Fue un trial durísimo. Pero al acabar, se me acercó Ignacio Verneda y me dijo que si mi padre me traía ropa interior de cambio, que me iba con la Federación todo el Mundial y el Europeo. Yo pensando que había sido un fracaso de día, por el ‘piñazo’ y lo duro de la jornada y la RFME me ofrecía la posibilidad de ir a la siguiente carrera. ‘¿Por qué me lleváis si me he dado una leche del 15?’ (Risas). Algo bueno verían en mí. Quiero pensar que cuando alguien de la Federación te dice algo así, ellos que entienden, es porque han visto algo distinto. No sé. Un reflejo de ilusión, alegría, talento, habilidad… 

– Las dos temporadas siguientes compaginaste el Europeo con el Campeonato del Mundo…

Jose Antonio Benitez – Cierto. Ambos campeonatos eran independientes. No como más tarde se hizo que el sábado era Europeo y el domingo Mundial. Eso sí, en el primero no estaban los top del Campeonato del Mundo. Te quitabas a Steve Colley, Takumi Narita… Te quitabas a muchos y ello era un aliciente para prepararlo y poder estar delante luchando por ganarlo. Recuerdo que mi primer Europeo, en Berga (Barcelona), llegué recién descubierto dicho campeonato, como aquel que dice, con mucha ilusión, y va y termino octavo cuando en el Mundial ni contaba ni estaba. Yo creo que el Europeo de entonces era muy bonito, porque posibilitaba que gente que necesitaba un qué, un estímulo, una motivación, pudiera evolucionar. Te podías relajar y competir a un nivel algo inferior al Mundial. ¿El Nacional? ¡Era mucho más difícil! (Risas). El Europeo eran 5 ó 6 carreras, el Mundial otras tantas y el Campeonato de España más de lo mismo. Total, hacías unas 40 carreras al año entre unas y otras.   

– … porque hay que sumar los triales sociales y de larga duración…

– Recuerdo que cuando gané Santigosa en la categoría Júnior, el premio era una invitación para participar al año siguiente en los Scottish. Pues no pude ir… por falta de fechas! Recuerdo que nos pasó a muchos. También a Ángel García. 

– ¿Por qué te disfrutamos tan poco tiempo en el Campeonato del Mundo?

– Participé de 1992 a 1996, hasta que me rompí la mano en la segunda o tercera carrera. Y en 1997 regresé en Sant Fruitós para probarme, y acabé décimo sin entrenar ni nada. ¡Veía las piedras el doble de grandes de cómo las recordaba! (Risas).
Lo hice, porque mis amigos iban a estar todos allí y me animé. En los años siguientes, he tenido algún que otro chaval, he tenido escuela, y he jugado más o menos, pero siempre ya ligado a mi negocio, a mi vida, a Motos JAB.

Jose Antonio Benitez – En el Indoor Grand Prix (lo que ahora es el Mundial X-Trial), te vimos en acción hasta en tres ocasiones entre 1994 y 1996. ¿Cómo era competir ante miles de personas?

– Madrid, Andorra, Barcelona… creo que Valencia, Bilbao… El tema indoor era muy bonito. Pero en el Mundial Indoor solo participaban los 6 mejores de la temporada, el séptimo participante lo invitaba la organización. En Andorra, me llamaban porque les caería bien y quizás también porque no tenían a nadie. (Risas). De hecho, mi última carrera fue el Indoor de Bilbao. Me invitaron y allí ya no entrenaba mucho, por lo que lo hacía todo por técnica. Te puedo decir que cuando estás en la zona no escuchas a nadie. A no ser que te desconcentres. Pero ese nunca fue mi problema. A mí me gustaba más correr que entrenar. 

– Muchos no saben que tu debut internacional bajo techo se produjo en el Trial Indoor Solo Moto de Barcelona. ¿Qué recuerdas de la experiencia?

– Recuerdo que hicieron una clasificatoria con Colley, Picola y al final pasó ronda el galés. Y por supuesto mucha ilusión y amigos yendo a verte y a animarte. Durante la presentación de los pilotos, cuando dimos la vuelta completa a la pista
recuerdo reconocer a muchos amigos. Esa parte es muy bonita. Luego, una vez centrado en la carrera, no ves nada de eso, ya tienes suficiente con centrarte en el obstáculo que tienes delante. (Sonríe).

Jose Antonio Benitez – ¿Cambiarías tu título continental por haber ganado en la cita decana del trial en pista cubierta? 

– Lo hecho, hecho está. Bien o mal. Hice lo que pude y de la mejor forma que supe. En mi caso, no lo cambiaría. Y creo que la gente que ha ganado allí ha sido porque se lo ha merecido. Por una carrera… ¿no tener el resto? Si tuviera el resto, ¡lo querría todo! (Risas).

– Este 2021 el Mundial X-Trial se ha postergado a la segunda mitad de año. ¿Te gusta su formato actual?

Me gustaba mucho el Trial Indoor de Girona porque en el Palau Sant Jordi, por la distancia de las gradas con respecto a la pista, no se acaba de apreciar lo suficiente la altura y dificultad de los obstáculos. No se aprecia el riesgo real. En Girona, en
cambio, sí que se apreciaba y disfrutaba. Por eso creo que este tipo de carreras tendría que regresar a espacios más pequeños para que se viera ‘la realidad’. El Sant Jordi me gusta, pero desde sus gradas, un escalón de 2 metros parece de 1. En cuanto al formato actual, creo que es mucho más ‘show’ de lo que antes era. Personalmente me gusta lo que llamo dificultad no efectiva. Ejemplo: una zona con muchos neumáticos en los que te puedes enganchar tú, Tarrés o Bou. Pero eso hoy en día no existe. No hay esa zona de duda. En la época recuerdo los neumáticos o la vía del tren, en las que te podías dejar, dos, tres o ningún pie.

– Ni más ni menos que 63 carreras internacionales y sumando puntos en ambos Mundiales y Europeo. ¿Satisfecho?

– Por supuesto.

Jose Antonio Benitez – ¿Crees que puntuar antes en ambos campeonatos era más complicado que ahora?

– Por lo que me cuentan mis amigos, que están más al día que yo, puesto que en su momento me desconecté bastante de todo… pudiera ser. Pero no te sabría decir, si te soy sincero. 

– ¿Tu mejor recuerdo en el Campeonato del Mundo Outdoor se lo lleva Berga, cuando debutaste, o se lo damos a Hawkstone Park, al año siguiente y en donde lograste tu mejor posición, 10º el primer día? 

– Mi mejor recuerdo no es uno ni otro. Es ganar el Campeonato de Europa. Porque me caí en Suiza en el Mundial y me hice mucho daño en una pierna. No podía doblarla bien y tuvimos que trabajar mucho para poder estar al nivel. La reparamos como pudimos… (Risas)… muchos nervios… Yo creo que las carreras se ponen más difíciles cuanto mejor lo haces. Hacer décimo en casa de Lampkin, con lo que eso supone, me gustó, pero fue una cosa más. Lo que sí recuerdo de la cita británica es que el día anterior el mecánico de Beta, italiano, me tuvo que cambiar el chasis porque lo había partido en dos y me dijo que ‘más me valía acabar entre los diez primeros con todo el trabajo que le estaba dando’. Por suerte, al bajarme del podio, me acerqué a verlo y le dije que lo había conseguido gracias a él.

– Un lustro (1992-1996) recorriendo Europa y gran parte del mundo como piloto de trial. ¿Tu mejor recuerdo? ¿Y el peor? 

Jose Antonio Benitez – Mi mejor recuerdo: Los esfuerzos de mi familia, las amistades y como hacías de ellas una familia. En especial, fuera. Aquí, todo el mundo iba a lo suyo. Y el peor… te diría que un poco la falta de control sobre la gente joven. Tú puedes coger un camino bueno o uno malo cuando tienes 16, 17 ó 18 años. La gente que estaba en el Equipo Nacional no eran, ni son, profesores. Es como que te llevas hombres, pero no éramos hombres. Me hubiese gustado contar en esa época con algo más de apoyo psicológico, con algo de ‘coaching’ emocional, como se le conoce ahora. Éramos 4 jóvenes metidos en una furgoneta a cuál más animal con dos adultos que no eran nuestros padres. Nos dieron una libertad y autogestión que quizás resultó excesiva en algunos momentos. Hubiera venido bien alguien que nos hubiera puesto más a menudo los puntos sobre las íes, que no nos hubiera dado ‘tanta facilidad’ para hacer según qué animalada. Yo soy como soy y otros son de otra manera, pero hay cosas que en mi primer año de Mundial, con los que fui, no me hubiera gustado vivirlas.  

– ¿Qué cosas? 

– … Cosas como el libertinaje de chavales jóvenes y libres. Hoteles en los que en lugar de descansar te pasabas la noche jugando… Eres un deportista y hay que saber cuándo parar para estar al 100% al día siguiente. Los que estuvieron hicieron lo que pudieron. Pero visto en perspectiva y con la sabiduría que da la experiencia y los años, creo que alguien más rígido nos hubiera venido bien.

Jose Antonio Benitez – Antes de llegar al Campeonato de Europa y al Mundial ya habías demostrado tu clase en el Campeonato de España. De las tres competiciones, ¿en cuál te gustaba más participar?

– Por nivel, el Campeonato de España. El tipo de zonas, escalones y piedras que tenemos en nuestro país son una pasada, muy grandes. Cuando vas fuera, a Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Checoslovaquia, incluso Italia… es todo barro. Eran triales de un nivel inferior, pero tenías que ser muy bueno en barro. Te cambiaba todo. Todo era como muy artista, de sabiduría. En cambio, aquí, era todo escalones a lo grande. Aún alucino recordando Valdemanco (Madrid). A mí y a muchos más, nos gustaban los trancos. Será porque nos criamos aquí. (Risas). Personalmente, me daba igual seco que mojado. Quizás se me diera mejor en lo segundo. Yo no me encogía ante un escalón grande. Al contrario, ¡lo disfrutaba muchísimo!

– Te proclamaste Campeón de España Júnior en 1991 y al año siguiente ganaste el Campeonato de España en Sénior B. ¡¡Menuda carta de presentación!! ¿Qué recuerdas de esos tus primeros grandes éxitos deportivos?

Jose Antonio Benitez – Mira. Íbamos para el castillo de Lorca (Murcia) a la primera cita del Nacional Júnior y en aquella ocasión no me acompañó mi padre. Bajé con el equipo de Beta Trueba, en su furgón. Creo que tenía 15 años. Allí, conversando con ellos me advirtieron de que había un chaval, un tal Ángel García, que lo hacía muy bien, que me preparara porque me lo iba a poner difícil. Él tenía un año más que yo. Pues bien, ciertamente, al final de la carrera él sumó unos 20, yo el doble, Picola unos 60
y el resto aún más allá. ¡Me metió pal pelo! (Risas). Pero en la siguiente, no se dónde… se invirtieron los papeles entre
Ángel y yo. Me había puesto a entrenar como un loco entre ambas pruebas para que no me ganara de nuevo. (Más risas). Él era un portento. Podría haber sido el mejor del mundo, durante años. Pero tarde o temprano se rompía, aunque luego volvía y estaba de nuevo en lo más alto. Y ese año le pasó. Siempre he dicho que he ganado campeonatos porque él no estaba y porque los he luchado contra él. Si él me daba en la primera carrera, luego yo se la devolvía en la siguiente. Si hice lo que hice lo hice en parte, porque me enfrenté a grandes rivales como él y me ayudaron a no descansar nunca y mejorar. 

– … Lluís Gallach, Jordi Tarrés, Amós Bilbao, Marc Colomer… ¿Acabar en el CET absoluto entre los 5 primeros era tan o más difícil que destacar en el Mundial Outdoor. ¿No crees? 

– ¡¡Y había muchos más!!: Melcior Estorch, Gabino Renales… Mi primer CET fue en Córdoba. No recuerdo la categoría. Pero sí recuerdo ver a Tarrés y compañía y estar alucinando. Piensa que yo solo había disputado campeonatos infantiles y no tienen nada que ver con el Nacional. Se me erizaba la piel de ver toda la gente que Jordi arrastraba a cada paso que daba. En ese momento creo que se estaba produciendo un cambio generacional. Recuerdo tenérmelas contra Gallach por el 4, 5, 6 ó 7 puesto, y para ganarle tenía que meterle a todas. (Risas). Viví momentos muy bonitos con él y contra él. Piensa que aunque seas joven, cuando te enfrentas a pilotos de tanto nivel y clase, aunque estén mayores… como te descuides, ¡te cazan! (Más risas). 

Jose Antonio Benitez – … y en 1996, por desgracia para los aficionados, fue cuando te vimos por última vez competir en el CET. ¿Por qué?

– Una semana antes de Vandellós entrenando en Sant Boi de Lluçanès (Barcelona), en casa de César Panicot, me rompí los ligamentos de una mano. Estuve fuera 7 u 8 meses y al año siguiente regresé. Pero no como piloto. Fui a Córdoba… ¡como espectador! Y eso que Narcís Casas, jefe de GasGas, me tenía dos motos preparadas, mochileros y el mono. Cuando me vio en el paddock vestido de calle me dijo: ‘¿por qué vas vestido de calle? Ponte el mono y coge la moto’. A lo que yo le dije que no, que en todo el tiempo que había estado K.O. nadie se había interesado en mí, en cómo estaba, en darme cariño y que yo ya me había hecho a la idea de dejarlo. Aún así, durante un tiempo, estuve haciendo exhibiciones aquí y allá para GasGas. Tenían la idea de que si me iba encontrando mejor, que quizás decidiera regresar de nuevo. Pero ya tenía claro que mi futuro pasaba por Motos JAB. Mi error en aquel entonces fue creer que o era piloto o nada. Hay muchas más posibilidades, como luego he visto: mochilero, entrenador, probador de una fábrica… Y yo no lo supe ver, pero estoy super contento con la vida que escogí.

Jose Antonio Benitez – ¿Se te pasó por la cabeza en algún momento probar en otra especialidad como sí hizo, por ejemplo, Graham Jarvis? 

– Fui a correr un enduro y no era lo que hay ahora del Hard Enduro. El enduro que yo probé eran cronos, tenías que ser rápido en curva y yo lo era bastante, tenías que hacer muchas horas sobre la moto, mucho raid, pero luego no existían las trialeras. Eran caminitos y cuatro empujones, pero nada de ‘Hard’. De pasarme hoy, me hubiera ido de cabeza a jugar al Mundial de Hard Enduro. Por eso me pasé al MX durante 10 u 11 años. Me gustaba la opción del ‘pique’ personal, del mano a mano, algo que en el Trial no existe. Hay ‘piques’ y tienes rivalidades, pero en el fondo luchas contra ti mismo. También probé el Cross Country, algo mixto entre el enduro de toda la vida y el trial, y también me lo pasé muy bien e incluso llegué a estar delante.

– El propio Jarvis, Dani Gibert, Alfredo Gómez, Pol Tarrés, Billy Bolt, Tadeusz Blazusiak, los León… ¿Por qué crees que en su día cambiaron la moto de trial por la de enduro?

– El Trial es selección natural. Quien hace Trial puede hacer cualquier especialidad. Pero quien hace Enduro o MX, no hace trial.

Jose Antonio Benitez – Al principio muchos aficionados veían en la Zona de Calificación del Mundial de TrialGP o CET una mini crono de enduro. ¿Estás de acuerdo con ellos?

– Desde mi punto de vista, no lo entiendo. El Trial es Trial. Correr, el jugártela en el nivel que están y cómo están… las piedras no son iguales que la arena. No es lo mismo golpearte contra una que caerte en un banco de arena de un circuito. Duele mucho más. Sin saber el motivo exacto de por qué decidieron implantarla en su día, no la veo bien.

– ¿Te hubiera gustado disputarla en tu época como piloto?

– En mi época como piloto, en los indoors, ya teníamos las carreras duales, que eran muy bonitas y emocionantes. Nos gustaban a todos, yo creo. Pero eran muy diferentes. Una cosa es un momento puntual en el que te enfrentas al reloj y la otra es que por obligación tengas que superar una crono. El Trial nunca ha tenido una crono, pero como no lo he vivido no puedo valorarlo por completo. Mira, compara los estilos de pilotaje de Albert Cabestany y Jaime Busto. Son la noche y el día. Ambos tienen cartas muy distintas. Si tú lo entrenas y practicas, te puedes adaptar. Pero la sensación que tengo es que no lo veo como trial. Ahora, como espectador… las leches que se meten ¡valen un peine! Ya buscan sangre. El Trial siempre ha tenido a espectadores y seguidores muy críticos y analíticos. Gente que sabe mucho. No es un deporte de masas. Es de gente a la que si no le gusta o atrae, no lo entiende desde fuera.

Jose Antonio Benitez – Muchos pensamos que tienes madera de buen profesor. Lo decimos porque te hemos visto de mochilero de tu hijo Nil. ¿Por qué Motos JAB no cuenta con una escuela  de formación y perfeccionamiento de niños, de 4 a 14 años, en trial?

– Yo trabajo 5 días a la semana las 8 horas o más. Por tiempo me resulta inviable compatibilizarlo con lo que supone una escuela. Además, ejercer como profesor comporta tener contratado un seguro de esa actividad, unos autónomos… y eso en el mundo del trial no existe. Todo el mundo hace de profesor pero nadie paga nada. No está regularizado. Legalmente, los contaríamos con los dedos de una mano. El resto de ‘profesores’ no cuentan como tales, porque no hay una titulación ni nada al respecto. En mi caso, dicha posibilidad la contemplo como un riesgo, y me explico. Imagínate que me pongo a enseñar a un chaval, así, tal cual, y por lo que sea se hace daño. La responsabilidad que conlleva y la inseguridad de que te coja la policía… en nuestro momento no habían áreas ni sitios donde estar tranquilos. 

– ¿Recomiendas iniciarse con la bici de trial o directamente con la moto de la especialidad en la que quieres competir?

Jose Antonio Benitez – Mi hijo Nil, con 4 ó 5 años, empezó a jugar y a ir con una moto eléctrica; con Oset. Pues bien, poco a poco fuimos abriendo todas y cada una de las categorías infantiles de la Copa Catalana de Trial per Nens de la FCM. Hoy es habitual y normal ver motos de trial eléctricas en ellas, pero eso lo conseguimos mi hijo y yo. Fuimos los pioneros. Y eso que la Federació no entendía por qué con eléctrica y no con una de gasolina. ¿Nuestra explicación? No pesa, es como un juguete, la puedes meter en el coche y llevártela a cualquier parte sin problemas… Pero a los 12 años Nil decidió hacer trial en bici. Los campeonatos están mucho mejor organizados. Hay una empresa que se dedica a ello, Trialsport, y las carreras son una pasada, con más de ¡¡200 niños por prueba!! y ¡¡40 niños por categoría!! Cuando corríamos en moto éramos 4 ó 5 pilotos por categoría y 4 categorías, algo penoso, y con unos delegados de trial poco agradables y sin ganas de ayudar a los niños. O esa es mi apreciación del momento y lo vivido. Se podía haber hecho mucho mejor.

– Pero ya hay motos eléctricas para ‘mayores’ en el mercado.

– Sí, pero no están todavía al nivel de una moto convencional en peso y prestaciones. Ese es el principal hándicap en tiempos de la moto de gasolina «versus» la moto eléctrica. No sé si me explico.

– Tu hijo es un crack con la bici de trial. ¿Empezó con una bici y con una moto?

Jose Antonio Benitez – Nil empezó con la moto a los 4 años y con la bici sobre los 7 años. Yo le daba a Nil una bici o una moto eléctrica, que caben con facilidad en el maletero del coche, y así en cualquier parque se ponía a jugar mientras yo estaba cuidando a su hermana, por ejemplo. Tanto la bici como la moto son juguetes bonitos para un crío. Personalmente, creo que hacer trial es más fácil con la moto porque la bici es muy técnica, tienes que cuadrar pedales, tienes que tener una potencia física… La moto, en cambio, te lleva y si controlas los giros y los pies… Como habilidad y físico necesitas mucho menos. Que quede claro que yo te lo argumento en base a mi experiencia con Nil. Quizás a otros les vaya mejor con la bicicleta. (Sonríe). Eso sí, cualquiera de las dos opciones es un muy buen regalo.

– Retomando un poco el hilo de vuestra experiencia pionera con Oset… En 2014 tu hijo se convirtió en el primer piloto que participaba al manillar de una moto de trial eléctrica en los 3 Días Trial Santigosa. ¿Cómo surgió la idea de semejante desafío?

Jose Antonio Benitez – Estábamos haciendo cosas con Oset Bikes en Inglaterra y para promocionar la moto eléctrica pues surgió dicho desafío, y como a mi hijo no le da miedo nada… ¡Nos metimos a ello! La principal preocupación de la gente cuando nos veía en carrera era: ‘¿Qué harás cuando se acabe la batería?. A lo que yo les respondía: ‘¿Y tú con la gasolina?’. Mientras preparábamos la carrera me tocó estudiar mucho sobre las baterías, sobre su comportamiento y autonomía, descubrí que podíamos hacer un día entero en Santigosa sin cambiar baterías. Podía llevar 48 voltios y acumular amperaje. El amperaje es como la gasolina y con 10 tenía para 2 horas. Podía llenar el chasis con baterías de litio, que pesan nada, y tener perfectamente a disposición de Nil hasta 100 amperios. Así que lo que hicimos es jugar con la cantidad de baterías y su peso, porque a menor peso, más opciones de jugar y demostrar sus habilidades: levantar rueda, girar más fácilmente, subir y bajar pendientes…

– … Sí que hicisteis deberes…

Jose Antonio Benitez – En ese momento fue muy divertido el aprender y jugar con ello. Era un terreno completamente nuevo y por descubrir, que nos gustaba y apasionaba mucho. Pero como ya te he dicho antes, al llegar a los 12 años, vimos que no había motos grandes eléctricas que eran competitivas, que pudieran despuntar hacia delante. Estaba la Electric Motion, pero en aquel momento era un camión, muy grande. Era como una Scorpa de trial pero con un motor muy grande y tiraba como una 75cc, con 85 kg.   

– … Pues qué pena, la verdad.

– Pues sí, porque nuestra idea, nuestro proyecto deportivo, era crecer y llegar a los 16 ó 17 años siendo un piloto de Mundial 100% eléctrico. Pero por el camino se ‘nos estropeó’ el tema, porque le acabó gustando más la bicicleta de trial.

– Desde 2018 tenemos la Copa del Mundo de Trial-E. ¿No le gustaría probarla?

– ¡Seguro que sí! ¡Es un loco de todo! Pero cuando eres pequeño, y aunque no lo parezca, el trial en bici y el trial en moto son distintos y poco a poco te vas especializando. Me explico. El piloto de moto trabaja atrás, cargado, con los cuádriceps. En cambio, el de bici, tira delante. Llegados a cierta edad, te das cuenta que ante determinados obstáculos, de un tamaño considerable, los pesos no se calculan del mismo modo en una u otra modalidad. Por eso, en su momento le pedí a Nil que decidiera si prefería dedicarse en serio a la bici de trial o a la moto de trial. Escogió la bici, pero va en moto de cross y de trial como hobby, y tiene un ciclomotor con el que se viene conmigo de rutas por montaña y carretera. Motorista lo es al 100%. (Sonríe).

Jose Antonio Benitez – O sea que en el Campeonato de España no lo veremos…

– No creo. Quizás cuando sea más mayor y como aficionado decida apuntarse… Habilidad y experiencia tiene en el mundo del trial en moto, por lo que si ahora o dentro de un año decidiera cambiarse a la moto y le pusiera todo el corazón y pasión, yo le acompañaría. Pero es algo que decidiría él. Mira. Este año esta en el Centre de Tecnificació Esportiva l’Avellaneda de Ripoll (Girona) y convive con los de la Talent School Ripoll. De momento no me ha dicho que quiera cambiar. Su pasión es a día de hoy la bici de trial.

– ¿Y a ti como piloto? Si en 2020 regresó al Nacional Amós Bilbao… ¿Por qué no lo puede hacer también José Antonio Benitez?

– Sí. Si puedo lo haré, siempre y cuando el cuerpo y la edad me acompañen. Tengo muchas ganas de volver a hacer carreras y de reencontrarme con amigos. Eso sí, en una categoría en la que no lo pase mal. (Risas). Lo bueno del Trial es que tiene distintas categorías y niveles. Puedo empezar en amarillos y luego subir a verdes, luego azul… (Más risas). ¡Y que estén mis amigos! (Sonríe).

– De hacerlo… ¿En TR3, Veterano A o en la nueva Veterano B? 

Jose Antonio Benitez – Yo nunca he dejado de ir en moto. En moto me acuerdo y sé ir. Otra cosa muy distinta es desde dónde me pueda caer. Antes lo hacía desde 2 metros y me daba igual, ahora si lo hago… quizás recojamos solo ¡cascajos de huesos! (Risas). Yo creo que en el trial has de ser consciente de dónde te puedes caer más que hasta dónde puedes subir. Yo me basaré en eso. Mi ilusión está en estar donde estén mis amigos, ex compañeros y rivales. Eso sí, dependerá de las horas que le pueda echar para entrenar y ponerme a su nivel. Yo siempre se lo he dicho a Nil. El problema no es que te tires contra una piedra alta, el problema es que si ésta se encoge o agranda. Si tu le echas horas y horas esa piedra cada vez se hace más pequeña hasta que tu confianza te la hace ver en una medida lógica y superable. 

– Motos JAB, con su establecimientos en Mataró, es desde sus comienzos en 1972 uno de los puntos de encuentro obligados de los amantes del off road de la comarca barcelonesa de El Maresme. ¿Orgullo o presión?

– Para nosotros siempre ha sido un punto kilométrico de bienvenida a todo el mundo sea de la disciplina que sea. Somos una tienda un tanto atípica, porque nos gusta todo lo de la moto. Por eso nunca he sabido qué poner en la puerta. ¿Especialistas en qué? Nos gustan los quads, las motos de agua, las de carretera… (Risas). Cuando voy a la montaña voy a disfrutar, porque me gusta ir en moto. No voy a hacer de tienda, aunque hay gente que eso no lo ve así.  

– Desde vuestra tienda, tu padre siempre apoyó a multitud de pilotos jóvenes y en todo tipo de campeonatos, y estamos seguros de que no siempre le saldría rentable, económicamente hablando, hacerlo. ¿Por qué crees que lo hacía?

Jose Antonio Benitez – Le gustaba y se lo pasaba bien. Hay quien se gasta su dinero en un barco. En casa siempre hemos intentado ayudar en mayor o menor medida a la gente. Algunas veces más y otras menos. Desde 2017, por ejemplo, no está siendo fácil, pero no siempre ha sido así. En el 2000, no hace tanto, compró diez motos y puso a correr a diez chavales ¡en la Copa Rieju! Una competición de 14 de donde salieron pilotos que hoy en día marcan la diferencia en MotoGP como Pol o Aleix Espargaró.

– ¿Motos JAB sigue manteniendo dicha filosofía de apoyo en la actualidad? ¿A quién?

– Sigo a Nil y sí que es verdad que intentamos ‘ayudar’ a algunos pilotos que compiten de la zona. ¿Cómo? Haciéndoles descuentos en material y recambios… en lo que podemos. Nuestro siguiente paso ha de ser estar en los circuitos y carreras. Me gustaría tener un equipo con dos pilotos en varias especialidades, ir con ellos y ver como lo hacen. Pero eso creo que lo haré cuando mi hijo ya tenga su propio camino decidido y bien encarrilado. Porque no nos engañemos, el estar en las carreras te genera clientes y te devuelve todo el cariño que pones. Y yo eso lo hecho en falta. 

– Triales, motocrosses… y ¡¡las 24 Horas de Montjuic!! ¿No le teníais miedo a ninguna modalidad?

– ¡Y Resistencias de Ciclomotores! (Risas) Yo he corrido varios años las 24 Horas de Ciclomotores de la Vall del Tenes (Barcelona). ¡Nos lo pasábamos increíble! (Sonríe). El haber estado en tantos sitios me ha dado una experiencia y conocimientos que hace que ahora pueda atender mejor a todos mis clientes. Creo que así me equivoco menos a la hora de asesorar. (Risas).

Jose Antonio Benitez – Muchos aficionados fantaseamos con ver nuevamente el logo de Motos JAB en la indumentaria de un piloto o en su moto de trial. ¿Crees que ello será posible en un futuro no muy lejano?

– A mi me hace ilusión. Tener mi ‘equipito’, con mis pilotos, mi furgoneta y vivir las carreras nuevamente. Tengo dos que prometen, pero todavía creo que tengo que acompañar a Nil. Cuando ya no tenga que hacerlo, será el momento. (Sonríe). Y ten presente que si le veo algo a algún niño, lo sacaremos y jugaremos.

– En 2019 nació el proyecto ‘Jac Adventure’, un club motero a través del que organizáis salidas moteras. ¿Qué nos puedes explicar del mismo? 

– Llevaba 15 años sin salir en moto, porque estaba dedicado a Nil y a Motos JAB por completo, y llegó un momento en el que me dije que tenía que disfrutar en una moto también. Y así surgió este grupo de gente al que le gusta la moto y viajar sin limites. Y cada X tiempo montamos eventos. 

Jose Antonio Benitez – ¿Tenéis alguna actividad próxima en mente?

– Este 2021, por ejemplo, en julio, del 9 al 19, queremos subir a Cabo Norte y bajar. El año pasado, en cambio, hicimos la Transpirenaica. Siempre buscamos organizar un gran evento por año. Es un club muy familiar, con muy buena gente, y hacemos unos viajes muy distintos a los que se hacían en 1997, por ejemplo. Llevamos intercomunicadores y vas hablando durante todo el camino. En muchas ocasiones, ni se conocen entre sí y en las paradas se buscan para saludarse físicamente. Antes era todo más individual y menos interpersonal. Se generan unas amistades muy profundas y bonitas. Además, me pasa una cosa muy curiosa: no hay horarios. Me explico. Cuando sales a hacer una ruta tienes que volver a una hora y atender a tus cosas. Cuando estamos en estos eventos… no hay horario. Y eso me libera de toda mi agenda. ¡Es muy bestia! (Risas).

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