jueves, mayo 2, 2024

En recuerdo de Horacio San Martín «senior»

 

En esta ocasion recordamos a alguien que no fue trialero, pero que sí tenía una vinculación importante con Todotrial, ya que de no ser por él, simplemente esta revista online nunca hubiese existido. Os hablo de mi padre, Horacio San Martín «senior», de nombre completo Horacio San Martín Lamigueiro y de profesión Marino Mercante, ya que fue gracias a él que mi hermano Mario y yo pudimos introducirnos en esta bonita afición por el trial.


A mediados de los años 80, yo llevaba ya años haciendo el cabra con las bicis, era mi juguete favorito y con ellas saltábamos, derrapábamos y nos subíamos por las piedras simulando todo tipo de deportes motociclistas. Con 14 años empezé a montar en la Puch Minicross heredada de mi hermano mayor César y salía por el monte a descubrir nuevos horizontes acompañado de mi amigo Iván y su Montesa Cota 74, sabiendo rápidamente que lo que yo quería era una moto de trial.

Tras mucho insistir logré que mis padres entendiesen que el trial, aunque de motos, era un deporte poco peligroso y bastante sano. «Sí, vale, ya sé que las motos son peligrosas, pero no las de trial, ¡de verdad, no corren nada!»

Tal era mi insistencia que al final logré que me comprasen una GasGas Halley de segunda o tercera mano, pasando la Puch a manos de mi hermano pequeño. Mi obsesión con el trial era enorme, sólo pensaba en que llegase el fin de semana para huir de la ciudad al campo y montar en moto. La sensación era de auténtica libertad, de disfrute absoluto, descubriendo cada día lugares nuevos en entornos naturales maravillosos y superando todo tipo de obstáculos.

En aquel entonces también convencí a mis padres para que nos llevasen a ver un trial del Campeonato de España en Piedralaves y el primer Trial Indoor que se celebraba en el Palacio de los Deportes de Madrid, además de un trial regional en Soto del Real. La mecha estaba prendida.

Un año más tarde mi hermano también cambió la Puch por una GasGas usada y pronto empezamos a competir en pruebas regionales por Madrid, Ávila o Segovia. Mi padre nos llevaba de trial en trial mientras mi madre se tenía que quedar en casa cuidando de mi abuelo. La primera vez incluso llevamos la Halley en el maletero del Chrysler 180 con la mitad de la moto asomando por fuera…

Mi padre no sabía nada de motos, ni tan siquiera montar en moto, pero sabía que era un deporte sano, poco peligroso, en entornos naturales maravillosos y estaba encantado de vernos disfrutar. Además así nos alejábamos de malos vicios y llevábamos una vida sana. Disfrutaba llevándonos cada fin de semana de trial en trial y, aunque a veces se hacía desesperante tener que ir casi cada lunes a llevar alguna moto a reparar al taller de Difrenos y volver el viernes a recogerla pagando antes la consiguiente factura, el fin de semana volvíamos a estar destrozando motos pero siendo enormemente felices.

Tras dejarnos mi abuelo, mi madre se unió a los viajes de trial en trial, llegando a recorrer diversos lugares del país para competir en el Campeonato de España, pasando por supuesto por la tierra de mi padre en la que disfrutamos tantos veranos, La Coruña. Eran tiempos maravillosos en los que disfrutábamos en familia del deporte más bonito del mundo. A mi padre le acabó encantando el trial y disfrutaba siguéndonos por las zonas.

Siempre me ayudó en lo que necesité, y aunque seguramente hubiese preferido que trabajase ejerciendo mi carrera de Derecho, lógicamente más provechosa que el trial, se daba cuenta de que lo que realmente me hacía feliz era dedicarme a algo relacionado con mi pasión, el trial.

Hasta hace pocos meses él era el encargado de gestionar los pedidos de la tienda de Todotrial, de publicar nuevos productos, buscar proveedores, calcular precios, hacer paquetes, enviarlos, contestar mails a través de ttshop@todotrial.com… Pese a sus 85 años su estado de forma era magnífico, seguía conduciendo, podando arizónicas, partiendo troncos o lo que hiciese falta.

En mayo de 2020 me dieron una terrible noticia, mi padre tenía leucemia. El mundo se me vino encima, fue uno de los peores días de mi vida. Pese a todo teníamos la esperanza de luchar y aguantar. Así lo hicimos, tratando de superar los peores momentos, acudiendo puntualmente a cada sesión de tratamiento, a cada consulta, corriendo a urgencias en cada noche de fiebre, acompañándole día y noche en cada ingreso…

Pero lamentablemente el cáncer no perdona, y después de tres últimos meses realmente difíciles y llenos de complicaciones, mi padre se fue en la madrugada del pasado sábado 23 de enero, seguro que directo al cielo, estando acompañado de mi madre, sus tres hijos y mi cuñada.

Papá, gracias, gracias por todo, por estar siempre ahí, porque gracias a ti soy un gran apasionado y practicante del deporte más bonito del mundo, el trial, y también porque gracias a ti he tenido una educación que hoy parece en extinción, con valores como la honradez, la sencillez, la responsabilidad, la humildad, el respeto, el esfuerzo y mucho más. Sé que seguirás con nosotros desde ahí arriba, cuidándonos, acompañándonos en cada trial o donde haga falta, te queremos.

Gracias a todos los que me habéis mostrado palabras de apoyo a traves de las redes sociales, y disculpas a todos aquellos a los que no os hemos podido servir puntualmente los pedidos comprados en la tienda de Todotrial. Como siempre, y aunque ya sin él, seguiremos luchando por mantener viva la pasión por el trial en la red a través de Todotrial.

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