Las dos jornadas de competición se desarrollaron con toda normalidad, acompañados de un tiempo fantástico, para el disfrute de los participantes y del público asistente. Como en la edición del pasado año, la primera jornada de sábado, la prueba era puntuable para el Campeonato de Andalucía, siendo además la última cita del certamen, donde se decidirían los campeones andaluces de esta temporada en las diferentes categorías.
Sábado 1er Día
Esta primera jornada, empezaba con la pertinentes verificaciones de los pilotos llegados esa mañana y con un excelente desayuno ofrecido por la organización a los participantes, donde no faltaron café, zumos, pastas etc.. para coger fuerzas de cara a la jornada trialera.
Con las pilas bien cargadas, a las diez de la mañana entrábamos en faena con la salida de los primeros pilotos, en una jornada donde nos acompañó un día despejado y soleado, que hizo más agradable aún el «trabajo» de los participantes. El inicio de la prueba nos llevaba hasta las zona 1, situada cerca de la salida, en una pequeña ladera, con poca dificultad, a pesar de lo cual se produjeron los inevitables colas iniciales.
El recorrido tomaba dirección a la localidad vecina de Almodovar con un tramo divertido de intrazona hasta llegar a la zona 2, también muy factible situada en una pequeña meseta con numerosa roca de pequeño tamaño, para pasar a las zonas 3 y 4 ya en las inmediaciones del Castillo de Almodovar, al que un año más no pudimos acceder por impedimentos medioambientales.
Tras realizar estas zonas se volvía a Posadas, ahora por caminos y carriles, para realizar el bucle de «Los Molinillos» en que que se situaron 5 zonas, dos de las cuales eran «una» y al término de la cuales estaba situado el avituallamiento y repostaje, preparado por la organización y donde los pilotos pudieron reponer fuerzas de cara a la segunda mitad de la prueba.
Tras el repostaje, los participantes ponían rumbo a otro enclave ya clásico del trial maleno, que no es otro que «La Cantera», que albergaba el segundo de los bucles. Con otras cinco zonas marcadas en este singular enclave, donde se mezclaban las subidas y bajadas de tierras con las sus peculiares rocas. Un largo tramo de interzona, suave y con un bonito paisaje que bordeaba el Parque Periurbano de la Sierrezuela, para ir buscando la vuelta al padock y donde se insertaban dos zonas antes de llegar al Velódromo Municipal, donde se marcaron cuatro secciones en las instalaciones que el club tiene su zona de entreno y que ponían punto y final a la prueba.