sábado, abril 20, 2024

Entrevista a José Manuel Alcaraz

 

José Manuel Alcaraz se convirtió hace ahora más de dos décadas en el séptimo piloto español en conquistar el Campeonato de Europa absoluto.


José Manuel Alcaraz: “El título continental fue el fruto a una temporada fantástica de la que guardo muy buenos recuerdos”

Hasta Yamaha Zona Cero, el punto de encuentro de los amantes del off road de las comarcas barcelonesas del Garraf, Penedès y Baix Llobregat, nos desplazamos para conversar con su gestor y propietario: José Manuel Alcaraz, el último Campeón de Europa del siglo XX y uno de los más queridos por la afición española.

Muchos aficionados en la actualidad solo te conocen por tu actual faceta de responsable de Yamaha Zona Cero. Pero lo cierto es que en los 90 y hasta 2005 fuiste uno de los pilotos más prometedores de nuestro país al manillar de una moto de trial. ¿Todavía sigues firmando autógrafos como Campeón de Europa de trial?

– (Risas). ¡¡Uuy!! La verdad es que hace ya bastante tiempo de eso. (Sonríe). Sinceramente, NO. (Más risas), Pero sí que es verdad que los hijos de clientes de aquella época, de vez en cuando, sí que me hacen preguntas al respecto de cuando competía y demás. Lo cierto es que cuando lo hacen, siento nostalgia de aquella época.

El año pasado se cumplieron 20 años de tu título continental absoluto. Ahora que han pasado más de dos décadas, ¿qué valor le das a esa medalla de oro y diploma?

– La verdad es que es algo que jamás se me olvidará y guardo muy buenos recuerdos. Para mí fue una lección enriquecedora y de vida que me aportó muchos valores que me han servido, y me sirven, muy mucho a día de hoy. ¿Cuáles? La disciplina, el esfuerzo, la constancia… Todos ellos fueron, y son, imprescindibles para obtener buenos resultados y más cuando te enfrentabas a rivales que tenían más técnica que tú y tenías que esforzarte y trabajar mucho más que ellos para como mínimo igualarles.

No te bajaste del podio en ninguna de las seis citas programadas aquella temporada. ¿Cómo la preparaste?

– Fue una temporada que preparamos con muchísima ilusión. Sabía que tenía opciones de llevarme el campeonato. Ese año, además, estuve muy fuerte mentalmente, la verdad.

Te impusiste en las tres últimas carreras. ¿Tus tres mejores carreras internacionales como piloto de trial?

– A nivel de resultados tal vez sí, pero recuerdo algún otro Gran Premio de ese mismo año puntuable para el Campeonato del Mundo, creo que fue en Suiza –NdR: en Biasca–, en donde quedé sexto y a nivel personal creo que fue una de mis mejores carreras también como piloto.

Acabaste doblegando a un tal Adam Raga por apenas 3 puntos. ¿Te sorprendió que fuese él tu gran rival y no el alemán Fred Crosset, el británico Sam Connor o el italiano Dario Re Delle Gandine?

– No me sorprendió, ya que Adam (Raga) estaba pilotando muy bien y estaba teniendo una progresión muy buena. Los otros pilotos también eran muy buenos, pero sabía que el más fuerte sería él. Sobre todo, de cara al final del campeonato.

¿Qué destacarías de cada uno de estos rivales?

– La verdad es que todos eran pilotos experimentados en citas europeas y con un buen nivel. Cada uno con sus puntos fuertes y sus menos fuertes. Crosset era muy bueno técnicamente, pero tal vez le faltaba un poco mentalmente. Re Delle Gandine, en cambio, era muy regular y fino, y en cuanto a Connor… como buen británico andaba muy bien en terreno mojado.

Si la memoria no nos falla, por aquella época era Lluís Gallach quien te aconsejaba en las zonas. ¿Cómo se convirtió en tu entrenador/mochilero?

– Lluís (Gallach) para mi lo fue todo en este deporte. Me ayudó muchísimo en toda mi profesionalización como piloto. Me atrevería a decir que es una de las personas que más ama el trial. Fue mi entrenador, mochilero y, por encima de todo, amigo. De hecho, nos une muy buena amistad y regularmente nos llamamos y mantenemos el contacto. ¡¡Es un crack!!

Lluís (Gallach) nos confesó que siempre dice a los pilotos que “tienen que escuchar siempre atentamente y luego tomar sus propias decisiones”. ¿Así lo hacías tú?

– Eso es cierto. Siempre te daba sus consejos, pero luego tú valorabas qué decisión o trazada tomar según cómo te sintieras.

¿Recuerdas cuál fue su primer consejo?

– ¡¡Ostras!! (Sonríe). Me dio tantos que no sabría decirte cuál fue el primero. (Risas). Nos conocimos en unos cursillos que hicimos en Gavà, en Barcelona, en el área que se conoce como ‘Can Calamot’. Y a partir de ahí empezamos una buena relación, con él como entrenador de varios pilotos de Zona Cero, el concesionario-tienda-taller de mi padre.

¿Qué aspecto de tu pilotaje trabajaste más con él?

– Trabajábamos aspectos técnicos y modificábamos también partes de la moto en función de lo que buscábamos. Por ejemplo, retrasamos la posición de los estribos, montamos diferentes manillares…

Tú llevabas una Montesa 315R. ¿Es el modelo que mejor se adaptaba a tus características?

– Iba muy bien ese modelo y mis mejores recuerdos son con esa montura. Y sí, me adapté muy bien a sus características. Me iba como un guante.

Tu debut internacional, sin embargo, se remonta a 1996: Navacerrada. ¿Qué recuerdas de ese día?

– ¡¡Uuufff!! Recuerdo que había mucho nivel por aquellos entonces. Sumar puntos costaba lo suyo. Fue muy emocionante, la verdad, pero a la vez también muy duro, pero gratificante. (Sonríe).

Allí también debutó Sergio León, un buen amigo tuyo y rival de la época. ¿Entrenabais de vez en cuando juntos?

– (Sonríe). Pues sí, solíamos entrenar bastante juntos; coincidimos mucho en la época en la que estuve con Lluís (Gallach).

Seguro que compartisteis muchos viajes. ¿Había rivalidad entre vosotros? ¿Y cuando se incorporó su hermano Xavi a la competición?

– La verdad es que había muy buen rollo. Incluso íbamos al mismo cole. Con Xavi (León) no coincidimos en ninguna categoría apenas, pero también había buena sintonía.

Compaginaste el Europeo con el Campeonato del Mundo, desde 1997 hasta 1999 siendo el año de tu coronación continental tu última participación en el primero. ¿Cómo era correr el Europeo el sábado y el domingo el Mundial?

–  Me imagino que como lo están viviendo este extraño 2020 los pilotos del Mundial y Campeonato de España. Solo que en nuestro caso, el sábado puntuaba para el Europeo y el domingo para el Mundial.

El Mundial lo disputaste hasta 2003, aunque tu mejor resultado en el mismo fue un séptimo en Baltar, Portugal, en 1999. ¿Fue tu mejor temporada?

Sin lugar a dudas, 1999 fue mi mejor temporada. En ella conseguí el título continental y fue seguramente cuando obtuve mis mejores resultados. Como ya he comentado antes, estaba muy adaptado a la moto y creo que la presión con la que conviví durante el Europeo me ayudó a estar todavía más fuerte psicológicamente para las citas del Mundial.

Ni más ni menos que 153 carreras internacionales y sumando puntos en Mundial y Europeo. ¿Satisfecho?

– ¿Tantas? (Risas). La verdad es que sí. Estoy muy satisfecho con mi trayectoria deportiva en el trial. Guardo recuerdos muy buenos y, como dije en anteriores preguntas, competir en dicho deporte me formó mucho como persona y deportista.

¿Crees que puntuar antes en ambos campeonatos era más complicado que ahora?

– Mi opinión es que sí. Era muy complicado antes puntuar, ya que había muchos más pilotos. Ahora, en la categoría máxima, TrialGP, hay unos 14. Vamos, que si voy yo ahora mismo a competir y me da por ‘picarme’ todas las zonas quedo ¡¡el 15 del mundo!! (Risas).

¿Tu mejor recuerdo en el Mundial se lo lleva Nepomuk, cuando debutaste, o se lo damos a Baltar, dos años más tarde y en donde lograste tu mejor posición?

– Nepomuk –NdR: pueblo situado en la región de Pilsen, Bohemia, en la República Checa– es uno de mis mejores recuerdos. Me encantaba ese trial. Además, lo conocía muy bien de mirarlo en video. Me encantaba estar haciendo zonas en rincones de esa población que ya había visto muchas veces antes en los videos VHS que compraba en el quiosco.

Casi una década recorriendo Europa y gran parte del mundo como piloto de trial. ¿Tu mejor recuerdo? ¿Y el peor?

– La verdad es que fue una experiencia enriquecedora. Me encanta viajar, así que poder visitar tantos sitios ¡¡ha sido brutal!! Mi mejor recuerdo es haber coincidido, y conocido, gente maravillosa. Tal vez el peor momento que recuerde fue en una carrera celebrada en Bélgica. Recuerdo que me caí el sábado y me lesioné y por desgracia ya no pude salir a competir nuevamente el domingo. Pasar allí ese día habiendo carrera hizo que se me hiciera muy largo aquel día.

Antes de llegar al Campeonato de Europa y al Mundial ya habías demostrado tu clase en el Campeonato de España. De las tres competiciones, ¿en cuál te gustaba más participar?

– Para mí, el Europeo era especial. No sé. Me sentía muy cómodo. Y encima viajábamos con el Equipo Nacional de la RFME ; todos juntos, y había un ambiente fenomenal. El nivel de las zonas también estaba muy bien.

Te proclamaste Campeón de España Júnior en 1995. ¡¡Menuda carta de presentación!! ¿Qué recuerdas de ese tu primer gran éxito deportivo?

– Tengo muy buenos recuerdos de ese título. Iba con GasGas y recuerdo perfectamente muchas de las carreras. Fue mi primer éxito destacado y guardo también muy gratos recuerdos.

y un lustro más tarde acabas tercero en el CET absoluto, solo superado por Marc Colomer y Marc Freixa, y por delante de gente como David Cobos, Albert Cabestany, Marcel Justribó, Jordi Pascuet, Amós Bilbao o Adam Raga. ¿Te lo esperabas cuando arrancaste aquella temporada?

– Realmente, esa etapa de mi carrera deportiva fue de las mejores, ya que venía de 1999, de ganar el Europeo, y allí maduré mucho como piloto, sobretodo a nivel mental. Fue una de las temporadas en las que más en forma estuve. Estaba muy adaptado a la moto y llegaba con el subidón de haber logrado un título internacional y estaba súper motivado.

En las siguientes temporadas, sin embargo, no te acompañaron los resultados. ¿Por qué?

– Yo estaba muy adaptado a la Montesa y la Scorpa era una moto muy joven. El inglés Graham Jarvis la había llevado, pero ambos teníamos estilos distintos. Además, yo estaba muy bien acostumbrado a la Cota. Estuvimos intentando desarrollarla y potenciarla, hablando muy mucho con fábrica y también por nuestra cuenta. Pero mira, por poner un ejemplo, la parte ciclo y suspensiones no eran iguales a la Montesa. Si cambias de marca y la firma a la que llegas no es tan competitiva como la de donde vienes… al final todo influye, y quieras o no eso se nota en los resultados, que no nos engañemos: no fueron buenos.

Hay quien cree que fue porque la Scorpa estaba muy lejos de la Montesa que llevabas en campañas anteriores. ¿Es cierto? ¿Por qué cambiaste de marca?

– Bueno… En cuanto a la segunda pregunta, el Montesa Team se reestructuró ese año. Se redujeron los pilotos oficiales y a mi me tocó buscarme la vida.

y en 2004, por desgracia para los aficionados, fue cuando te vimos por última vez competir en el CEE. ¿Por qué?

– Los resultados no me acompañaban del todo y yo en el fondo sabía que a lo que me iba a dedicar en el futuro en cuerpo y alma era al negocio familiar. Por eso, seguir gastando energías en un deporte en donde solo los 3 ó 4 mejores del mundo se ganan bien la vida, no era de recibo, y tomé la decisión de aparcar la moto para centrarme en el negocio familiar. Eso sí, me empecé a involucrar poco a poco en el día a día de Zona Cero, porque hasta ese momento, con los entrenamientos y las carreras, no había podido formarme laboralmente y quería acabar de hacerlo bien.

Aun así, en 2005 mantuviste el gusanillo de la competición ganando el Campeonato de Cataluña absoluto. ¿Fue la forma que deseabas para despedirte de la competición de élite?

– En realidad no fue un adiós. Como el trial siempre me ha gustado mucho, creo que era una forma de no romper el vínculo con dicho deporte de la noche a la mañana. Quería seguir por hobby o diversión; quería seguir respirando ese ambiente tan bonito y de paso continuar en contacto con los muchos amigos que tengo en él.

El ‘culpable’ de que te gusten las motos y de que también practicaras trial fue tu padre. ¿Recuerdas cuándo te regaló tu primera moto? ¿Y tu primera carrera?

– Ambas cosas las recuerdo perfectamente. Me la regaló cuando tenía 4 años. Era una Mecatecno. Y mi primera carrera fue un Trial en Gavà; en casa. ¿Dónde? En ‘Can Calamot’, un lugar en donde ahora, por cierto, ya no se pueden organizar carreras, pero sí que se puede ir a entrenar.

¿Como ex piloto, tu padre sufría: nada, poco o mucho cuando te veía en las zonas?

– Como la mayoría de los padres, el sufría bastante. Sobre todo, en el Europeo. Imagínate lo que sufrió el año en el que acabé ganando el título. Sufrió bastante. Ahora quien sufro soy yo… ¡¡con mis hijos!! (Risas). Si me permites me gustaría tener un momento para con mi padre, José Manuel Alcaraz, más conocido por todos como ‘El Nene’, que nos dejó hace ya más de un lustro debido a un cáncer de colon. Para mí, como para cualquier hijo que pierda a un padre, fue un golpe muy duro. Durísimo. Era una persona muy carismática y me dejó el listón muy alto. Él era el corazón y el alma de Zona Cero. Sé que hubo gente que en su momento dijo que sin él tendríamos que cerrar el concesionario dada mi inexperiencia y juventud. Pues bien, gracias a Dios, a día de hoy seguimos ahí; al pie del cañón. Y estoy satisfecho de cómo estamos yendo, ya que hemos crecido en los últimos años como empresa y en facturación de manera pausada, pero progresiva y segura.

Como nos acabas de contar, cuando te retiraste oficialmente te centraste en tu carrera como gerente de Yamaha Zona Cero en Gavà, localidad costera cercana a Barcelona. ¿Desde cuándo a tu padre le rondaba por la cabeza la idea de cederte el testigo como responsable?

– Nada más colgar las botas, me reuní con mi padre y tomamos la decisión de que acabara mi formación. La idea era poco a poco darme responsabilidades, y así fue como lo hicimos. De hecho, en los últimos años de vida de mi padre ya había delegado en mi prácticamente todas las funciones como gerente de Zona Cero.

Zona Cero es desde sus comienzos el punto de encuentro de los amantes del off road de las comarcas del Garraf, Penedès y Baix Llobregat. ¿Orgullo o presión?

– ¡¡Orgullo!!, sin duda. Fue una época maravillosa: los Open Zona Cero, las carreras organizadas por el Moto Club Gavà… pero los negocios evolucionan, y las disciplinas como el trial también lo hacen, y a veces has de reorientar tu negocio y preferencias. Por eso Zona Cero no está en los últimos tiempos tan ligada al trial como antaño. Nuestro modelo de negocio ya no está en el off road, sino en la moto de carretera.

Desde vuestra tienda, desde Zona Cero, tu padre siempre apoyó a multitud de pilotos jóvenes y en todo tipo de campeonatos, y estamos seguros de que no siempre le saldría rentable, económicamente hablando, hacerlo. ¿Por qué crees que lo hacía?

– Era una especie de inversión. Le gustaba ayudar a los jóvenes y luego ello tenía un retorno. Mira. Si ayudas a un piloto, al padre lo tienes como cliente y por ende también a sus amigos. La lógica es sencilla: necesitas pilotos para mantener tu negocio, para mantener tu moto club… y encima amaba el trial como pocos.

¿Sigue Zona Cero manteniendo dicha filosofía de apoyo en la actualidad? ¿A quién?

– En off road, ahora nada. Pero hasta hace poco apoyábamos a David Adrià, que estuvo a punto de ir al Dakar hace unos años. En carretera sí que hemos ayudado a algún piloto más, dado que ha cambiado en los últimos tiempos nuestra operativa de negocio. Quim Llac, por ejemplo, en lo que ahora es el ESBK Supersport, contó con nosotros, con Zona Cero, como patrocinadores.

Tu padre fue el impulsor y creador de uno de los mejores campeonatos de finales de los 80 y principio de los 90: el prestigioso Open Zona Cero. ¿Qué recuerdas del mismo?

– El Open Zona Cero fue una etapa muy bonita. Tengo infinidad de recuerdos del mismo. Fue muy importante, porque lo que buscábamos era fomentar la práctica del trial a nivel de aficionado. Y sinceramente creo que tuvo un impacto muy bueno en el sector. La gente se compraba motos, las iba renovando… Más allá de eso, estaba la parte emocional. Nos gustaba preparar y organizar las carreras. Involucramos, además, a la plantilla de Zona Cero, quienes después de su jornada laboral también nos echaban una mano como controles o marcando zonas. Nos gustaba lo que hacíamos y lo vivíamos con ilusión y pasión. Todo lo hacíamos movidos por la ilusión. Y estábamos muy bien estructurados. Mi padre se encargaba de la parte burocrática y yo de la técnica: mirar zonas, prepararlas, marcaje de zonas y recorrido… Queríamos que la gente se lo pasara bien ese domingo y que regresaran a sus casas con la sensación de haber participado en una carrera bonita.

Muchos aficionados de la época se preguntan si algún día regresará el Open Zona Cero. ¿Crees que lo hará?

– Es complicado, no nos vamos a engañar. Nunca puedes decir que de este agua no beberé. Pero tal y como está orientado nuestro negocio a día de hoy… es complicado volver a organizar un campeonato con 6 u 8 citas. Pero nunca se sabe. (Sonríe).

¿Por qué crees que llegó a su fin?

– Básicamente, nos desgastaron mucho los problemas burocráticos; de ‘papeleo’. El conseguir permisos para hacer las carreras era una odisea. Además, coincidió su adiós como campeonato con que el trial, como deporte, pasó a estar un poco mal visto y a ser perseguidos sus practicantes. Hace unos años no había áreas. También en Yamaha nos ofrecieron la opción de ser exclusivos. En fin, que todo esto junto nos llevó a tomar la decisión de ponerle fin.

A pesar de no volver a convocarse el campeonato, sí que continuasteis organizando carreras a través del Moto Club Gavà. ¿Para cuándo una nueva edición del Trial dels Trialers?

– Tampoco te puedo decir. (Sonríe). Las últimas cuatro veces que intentamos organizar una carrera en Gavà nos negaron los permisos de Medio Ambiente porque se ve que hay unos yacimientos arqueológicos, unas minas, justo en la zona en donde lo queríamos marcar. Y desde entonces ya no lo hemos intentado más. No nos dejan, pero sin embargo, nos da rabia que haya un plan urbanístico aprobado por el Ayuntamiento para los próximos años en ‘Can Calamot’.

¿Se te pasó por la cabeza en algún momento probar en otra especialidad como sí hicieron, por ejemplo, los hermanos León?

– Sí, de hecho, una vez retirado empecé a correr enduro. Incluso quedé SubCampeón de Catalunya Sénior B. Es más, creo que empecé yo antes que ellos. (Risas).

Dani Gibert, Alfredo Gómez, Pol Tarrés, Graham Jarvis, Billy Bolt, Tadeusz Blazusiak, los León… ¿Por qué crees que en su día cambiaron la moto de trial por la de enduro?

– Yo creo que fue un poco una moda. Algunos lo habían hecho y les había ido bien, y muchos vieron una especie de ‘prórroga’ de sus carreras.

Al principio muchos aficionados veían en la Zona de Calificación del Mundial de TrialGP o el Campeonato de España una mini crono de enduro. ¿Estás de acuerdo con ellos?

– Técnicamente, está claro que no es la filosofía propiamente dicha del trial. Pero a nivel de show me parece bien para hacer nuestro deporte más visible. Es algo diferente; más vistoso. Concentras a todos los pilotos y público.

¿Te hubiera gustado disputarla en tu época como piloto?

– Por supuesto. Y seguro que no se me habría dado mal. (Risas).

Muchos pensamos que tienes madera de buen profesor. ¿Por qué Zona Cero no cuenta con una escuela de formación y perfeccionamiento de niños, de 4 a 14 años, en trial?

– Pues por lo mismo que te he comentado antes. Como la empresa no está orientada hacia el off road, todas nuestras acciones van en otra dirección. Pero sí montamos eventos para nuestros clientes de carretera: salidas, concentraciones… Pero como todo cambia tan deprisa… quizás con la irrupción del mundo eléctrico… No descartamos nada.

¿Recomiendas iniciarse con la moto de trial o directamente con la moto de la especialidad en la que quieres competir?

– Recomiendo 100% empezar con el trial. Te da unas habilidades, como el equilibrio o la técnica, que son la mejor base para ir bien en moto. Sea del tipo que sea. Sin ir más lejos, a mi hijo ya le he comprado una moto de trial, eléctrica, para que empiece a formarse como piloto.

¿Cambiarías tu título europeo por haber ganado una carrera del Mundial de TrialGP?

– Sinceramente, creo que no. Porque el título continental fue el fruto a una temporada fantástica de la que guardo muy buenos recuerdos. A nivel de resultados, un triunfo en el Mundial quizás sí vende más, pero yo valoro esa temporada al completo. A nivel sentimental, no lo cambio por nada. Fueron muchos entrenos, preparaciones, aprendizajes, lecciones… Guardo en casa de mis padres una foto de mi último podio de aquel año y cada vez que la veo que enorgullezco de todo el trabajo que hicimos.

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