domingo, octubre 6, 2024

Entrevista a Joan Rovira, Campeón de España Trial de Clásicas

 

Entrevistamos en esta ocasión a Joan Rovira, Campeón de España de Trial de Clásicas «Master» en 2003 y “Expertos” en 2013. El BiCampeón de España y preparador de motos clásicas aboga por las áreas de trial, pero por aquellas que “sean útiles, que den vida a los bosques, y estén trabajadas por gente profesional”.


“No todos, pero una parte de los ecologistas son como un ‘okupa’. Se apropian de lo que no es suyo”

Hasta la bonita comarca del Maresme y su capital, Mataró, nos desplazamos nuevamente para encontrarnos, en este caso, con uno de los primeros ganadores de la Copa de España de Trial Clásicas: con Joan Rovira, padre del actual mochilero del piloto de GasGas y TrialGP Miquel Gelabert, pero mucho más conocido por sus éxitos en triales de clásicas.

– ¿De dónde te viene tu afición por el trial como deporte?

– Mi afición por el trial como deporte viene a partir de los 12 años. Mi padre iba en moto, no de montaña, pero fue él quien nos enseñó a mi hermano y a mi. Vivíamos en una casa de campo y allí empezamos. Nuestras primeras motos eran estándar, de calle, pero las adaptamos a montaña. Nosotros. Y ese fue el origen.

– Cuentan por tus tierras que tus primeros pinitos por la montaña en moto los hiciste ‘tuneando’ Vespas. ¿Es verdad?

– Más bien eran Torrots de 3 marchas (Sonríe). También alguna Derbi transformada…

– ¿Cómo las modificabas? ¿Qué buscabas haciéndolo?

– Recortando o quitando directamente los guardabarros, tocándolas un poquito… Sacar luces… y los desarrollos. Piñón más pequeño, plato más grande… La idea era hacerlas más cortas de desarrollo. También montábamos manillares más altos. Piensa que era lo que podíamos hacer con 12 años. (Sonríe).

– ¿Es cierto que con tus primeros ahorros te compraste una Cota 74 rectificada a 123?

– Sí. Fue mi primera moto para hacer trial en serio. Nada de excursiones. Zonas directamente. La compré recogiendo piñas. Lo que gané trabajando en eso lo invertí en ella. Hemos sido payeses toda la vida, pero cuando no estábamos con nuestras cosechas y ganado (vacas, cerdos y caballos) pues nos sacábamos unas pesetas extras haciendo estas cosas.

– ¿Recuerdas tu primer trial?

– Con la 74 participé en una carrera cerca de Figueras, en Girona, y yo me inscribí en la categoría reservada a motos de 125cc. En aquella prueba terminé segundo. Fuimos tres amigos y cada uno iba por su lado. No había mochileros como ahora.

– En las décadas de los 60, 70, 80 y 90, el Maresme fue un hervidero de pilotos de trial. En tu caso, quien más te marcó para bien fue ‘Quico Payà’. ¿Cómo lo descubriste?

– Donde nosotros teníamos la finca, ellos (Quico Payá y su grupo, con Albert Juvanteny) venían a entrenar. Así nos hicimos amigos. Y años después cuando hicieron realidad el proyecto de las motos JP, pues me ayudó. Me dejaron motos, recambios…

– ¿Qué te gustaba de su forma de pilotar?

– Me atrajo su capacidad de concentración y seriedad durante las carreras. Muy fino y elegante.

– ¿Tu pilotaje se asemeja en algo al suyo?

– Parecerte… no te pareces nunca, pero siempre coges detalles de uno u otro. Al final es tu instinto el que prevalece, pero sí que me inspiró cosas. Él y otros pilotos de la época, como Toni Gorgot o Albert Juvanteny, por ejemplo. De Toni me gustaba cómo giraba y cómo pasaba por los pasos complicados con la Ossa TR 350, la amarilla, y de Albert, me gustaba su forma más agresiva de atacar las zonas. También estaba Manuel Soler, un monstruo y gran amigo, o Jaume Subirá, muy elegante. Manuel me aportó y aportaba a todos siempre muchas cosas yendo en moto. Jaume todavía sigue en activo; continúa al pie del cañón. Aún se deja ver como participante en algunas pruebas de clásicas, en el nivel Expertos. Mantengo con él una muy buena relación de amistad.

También Josep María Martorell, pero éste ya cuando me pasé a Merlin, porque él también llevaba una. De hecho, él, yo y muchos otros fuimos apoyados por Motos JAB cuando la tienda cogió la representación de Merlin en los 80.

De la zona también han brillado otros pilotos como Joan Pons, uno de los pocos en ganar los Scottish, o José Antonio Benítez, Campeón de Europa en 1994.

– Desde los inicios de la Copa de España de Trial de Clásicas y su posterior transformación en Campeonato a finales de 1999 y principios de 2000 has sido uno de sus participantes más destacados. En especial en el nivel más alto. ¿Qué recuerdas de aquellos primeros años?

– De la nada a convertirse en una cosa seria. Lo de hoy es fruto de ello. La mayoría de pilotos de cuando empecé se fueron separando poco a poco de lo que es el trial moderno hoy en día. Nosotros, con las clásicas, recuperamos el espíritu de aquellos inicios.

Un día con Ramon Codina, Presidente del Moto Club Bultaco Sport Clàssic, organizamos un encuentro de motos de la marca del pulgar alzado. Él preparó la logística y yo diseñé el recorrido y las zonas. Conseguimos reunirnos 20 participantes. Y en la quinta ya rondábamos las 140 motos Bultaco, y éstas ya estaban mejor cuidadas que las primeras que participaron en aquel primer encuentro. A partir de aquí, ya arrancaron carreras con más marcas, Ossa, Montesa… Menos en Escocia, fuimos pioneros reavivando el trial de antaño.

La idea de salir de Cataluña llegó en Santa Margarida de Montbui, en Barcelona, con el malogrado Ciriac Gradós. Allí se fraguó el disputar una carrera en Madrid. Luego ya el campeonato se fue expandiendo por el resto de nuestro país: Siete Aguas, en Valencia, Alcanadre, en La Rioja…

– ¿Es muy diferente el Nacional de Clásicas actual del que viste y ayudaste a nacer?

– En los inicios había cuatro colores: amarillo (Clásicos), verde (Trialeros), azul (Expertos) y rojo (Master). Pero de un tiempo a esta parte se quitó el rojo, por pocos inscritos. Antes solo distinguíamos por colores, pero posteriormente se añadieron subcategorías en función del año de la moto. Pero a groso modo el campeonato es el mismo.

Mi única propuesta para seguir mejorando el campeonato sería tener un color amarillo muy bajo, por edad y porque es el nivel de acceso y promoción. Todos los que marcamos una trial deberíamos de tener en cuenta la edad de los participantes.

– ¿Por qué te decantaste por el nivel de mayor dificultad para competir en el mismo?

– Porque en ese momento me sentí con muchas ganas de ir en moto y me salían las cosas como yo me las imaginaba y planteaba en mi cabeza. Necesitaba competir en ese nivel.

– Has ganado en dos ocasiones el título de la máxima categoría existente, “Master” en 2003 y desaparecido ese nivel “Expertos” en 2013. ¿Qué recuerdas de cada una de esas temporadas?

– En ambas me acompañaba ‘Pepe’ Buixó, piloto que también marcó a muchos. El ir los dos, entrenar y viajar juntos, nos motivaba. A día de hoy aún compartimos alguna que otra aventura. De hecho, con él he estado en la Isla de Man, en los Scottish… En 2003, yo gané en rojo y él terminó segundo en verdes, pero cuando repetí título él sí se coronó en verdes.

– Los has ganado con dos motos distintas. El primero al manillar de una Fantic y el segundo sobre una BSA. ¿Con cuál de ellas has disfrutado más compitiendo?

– Con la BSA. Es la moto que más me ha motivado, sin duda. Es una moto con la que has de trabajar mucho más que con la Fantic, por ejemplo, y tenía que sacar muchas cosas de mi para poder llevarla dónde quería y cómo quería. Y eso me motivaba mucho.

– De un tiempo a esta parte, los ‘jóvenes’ han irrumpido con fuerza en la clase máxima. ¿Su llegada es buena o mala para el campeonato?

– Soy partidario de que el clásico tiene un criterio que se tiene que respetar. Yo, en los triales que marco, estoy encantado de que vengan. Pero a mi hijo, por ejemplo, siempre se lo digo: ‘La moto moderna tiene un pilotaje y la moto clásica otro. Siempre se ha de respetar el pilotaje clásico’. Si lo hacen, perfecto. Eso es lo que hace del trial clásico un deporte tan bonito.

– ¿Crees que su estilo de pilotaje se adapta a la filosofía histórica y tradicional del campeonato o que, por el contrario, están modificando poco a poco la esencia del estilo de conducción clásico?

– Si quieren, se adaptan al estilo clásico. Son tan buenos que pueden pilotar de diversas maneras. Pero yo te diría que no. No están modificando poco a poco la esencia del estilo de conducción clásico. Eso sí, se han de conformar con el nivel que hay.

– ¿Te gusta el sistema actual de niveles o te gustaría otro distinto?

– Yo sería partidario de bajar un poco el nivel de todos los colores para que suban nuevos participantes a todas las categorías. Es decir, que del amarillo suban al verde y del verde al azul.

– Desde hace unos años, el Mundial TrialGP también se rige por reglamento Non Stop. ¿Qué diferencia dicho reglamento del que gobierna a día de hoy el Campeonato de España de Trial Clásicas?

– Al nonstop moderno creo que se le tiene que dar una vuelta. No se lo puede comparar con el clásico. Se le tiene que buscar una fórmula nueva que ponga de acuerdo a todos, que sea aceptada de forma unánime. Pero eso es muy complicado. Aplicarlo a día de hoy es… Creo que se tiene que poner el foco en los pilotos de detrás no en los que están delante. La solución no es fácil, pero hay que buscarla; tiene que existir.

Por otro lado los reglamentos son distintos, en la Copa de España de Clásicas no es realmente Non Stop, ya que sí se puede parar, lo que no se puede hacer es cambios laterales de la moto en parado.

– Además del Nacional, también has dejado tu impronta de campeón en citas de la Copa Catalana de Trial de Clàssiques, hasta en ocho ocasiones te has coronado, y en triales de larga duración icónicos como los 5 Días de Verdún o el mítico Scottish Pre ’65. ¿Qué tipo de competición te atrae más como participante?

– A día de hoy me gustan más de larga duración; de dos días. La pena es que por trabajo los tengo algo olvidados. Me gustan porque aprovechas dos jornadas enteras para ir en moto, para estar con los amigos, cenar con ellos… y también puedes disfrutar más de todo lo que rodea la carrera: el ambiente, los paisajes y recorrido… (Sonríe).

– Has ganado varias de las citas de clásicas más importantes de nuestro país. Si tuvieras que elegir una, ¿cuál sería tu carrera favorita?

– Los 2 Días de Trial Clásicas de Alcanadre es una de ellas. Seguramente porque la hice con la BSA y fue una de las que más trabajé para ganarla. En todas las carreras me divierto; me lo paso bien. Nunca he ido obligado a ninguna. Tengo la suerte o la desgracia de que ahora mi ‘hobbie’, mi afición, es también mi trabajo y quizás ya no puedo disfrutar la moto del mismo modo, pero aún así me encanta competir.

– ¿Y a nivel internacional?

– Me gustó mucho el Trial de la Isla de Man. Me llenó mucho. Sobre todo el segundo día. Disfruté mucho por su nivel de zonas. El primer día fueron facilitas, pero el segundo… Chungas no, lo siguiente. ¡¡Incluso me descalificaron!! No puntué ese día, pero lo gané.

– Por cierto, ¿qué tal tu experiencia en los Scottish?

– Carlos Casas y yo somos los dos pilotos extranjeros que los hemos terminado más arriba en los Pre65 Scottish. Él creo que acabó tercero una edición y yo quinto. Toda una experiencia y en un lugar y con una organización que tiene más de un siglo de sapiencia y ‘savoir-faire’.

– ¿Recomiendas tomar parte en ellos al menos una vez en la vida?

– !!Por supuesto!! Mínimo una vez en la vida. (Risas).

– ¿Scottish Pre 65, Scottish Six Days o ambos?

– Ambos, por supuesto. Pero se escoja la opción que se escoja… hay que vivirlo. ¡¡Grande el Pipe line!! (Más risas).

– Muchos de los pilotos que van a tierras escocesas o que compiten en el Nacional o Catalán de Clásicas te llevan sus motos para que las prepares. ¿Cuáles son las 4 cosas básicas a tener en cuenta en la preparación de una moto clásica para competir con ella?

– Para Escocia, ellos te ponen como debe ser la moto. Te lo dicen todo en el reglamento, aunque en algunos puntos discrepo. Por ejemplo, que motos hechas ahora, réplicas, puedan correr, pero que bujes o una tija de hace 20 ó 30 años, por su forma, no te los dejen poner ya que te descalifican directamente.

Yo soy partidario de que las motos han de mantener una línea muy cercana a lo clásico. Pero hay cosas, según que horquilla, por ejemplo, que yo no las montaría. Eso sí, lo que se equipe que sea para disfrutar. Son mejoras que contribuyen a que estemos en el buen momento actual. Pero también entiendo que no puedan ponerse en según qué contexto porque desvirtuarían la competición. Acepto que puedan ponerse recambios hechos con tecnología actual para que el piloto se sienta cómodo, pero sin pasarse.

– Este 2021, la FIM tenía previsto estrenar el Vintage Trophy, aunque ha sido aplazado a 2022. ¿Te podríamos ver tomar parte en él?

– No lo descarto, pero tendrá que ser pronto, ¡¡porque la edad aprieta!! (Risas).

– ¿Y en la nueva categoría Veterano B del CET?

– Soy partidario de que el trial moderno, para ayudar al fabricante, tiene que plantearse que el piloto veterano vaya con moto moderna. Pero el quid de la cuestión está en las zonas, en que sean asequibles. El trial moderno ha de potenciar a los pilotos veteranos. Por eso creo que esta categoría es una buena idea. De hecho, debería hacerse un campeonato para pilotos veteranos que van con moto moderna, pero con el nivel de zonas igual que en el Nacional o Catalán de Clásicas. Zonas más asequibles y fáciles. Quizás a mi me encontraréis en Veterano A, con mi buen amigo Carlos Casas. (Sonríe pícaramente).

– Esta temporada tu hijo Joan acompaña a Miquel Gelabert, piloto oficial GasGas, como mochilero en el CET y Mundial TrialGP. ¿Cómo le llegó dicha oportunidad?

– Estuvo en GasGas gracias a Albert Casanovas. Él y también José Luis Rodríguez, eran propietarios de KM2, histórica tienda. Allí forjamos una muy buena relación. De hecho, soy padrino de una de las hijas de ‘El Puma’. Pues bien, Albert ‘descubrió’ a mi hijo. De hecho, lo querían como piloto. Mi hijo era futbolista y se le daba bien, pero le gustaban más las motos. Cuando surgió la opción lo valoramos. Estar al 100% como piloto o no ir. En fábrica se acabó de formar como mecánico y de ahí pasó de manera natural al oficio de mochilero. Con Aniol Gelabert primero y ahora con su hermano Miquel.

– ¿Te ha pedido algún consejo?

– Sí. Me escucha mucho y yo le he dado muchos. Tiene una disciplina 100% de trial. Desde pequeño que está en este mundo. Sabe lo que se hace. Con los años, además, ha cogido mucha experiencia, pero tiene que seguir madurando.

– Estos días te hemos visto hacer cursillos en el Noassar Park. ¿Te gusta ejercer de profesor?

– Sí. Disfruto del trabajo, pero sobretodo de la evolución del alumno o piloto. Me gusta ver como crecen. Me pasa el tiempo volando. Hago cursillos y me quedo corto de tiempo. Me gusta ver cómo repiten experiencia y ellos salen igualmente contentos.

– ¿Crees que el futuro de nuestro deporte está en hacer más áreas de trial?

– Me gustaría que los fabricantes de motos de trial comprendieran que ellos son los primeros interesados en que se pueda compartir el espacio natural. Soy muy partidario de las áreas, pero hechas como Dios manda. Que estén bien arregladas, que sean útiles, que den vida a los bosques. Hay que trabajarlo con gente profesional, con gente que entienda el Medio Ambiente. Soy el primero en defender la montaña. Más que a mi propia casa, si me apuras. Pero hay que entender que la montaña, que la naturaleza, es tan valiente que por si misma ya se sabe recuperar. Con cabeza todo se puede hacer.

Hay bosques que necesitan que pasen cabras, personas, ciclistas y motos. ¿Por qué? Están tan repletos de maleza, tan ‘sucios’, que no se puede ni entrar en ellos. Son polvorines de futuros incendios. Hay que entender que todos los bosques pertenecen a alguien. En mi caso, tenemos, y es triste que en tu propia casa tengas que pedir permiso porque te viene un ecologista, que hay de todos los tipos, y se crea que la montaña es suya. No todos, pero una parte de los ecologistas son como un ‘okupa’, se apropian de lo que no es suyo. Hay de todo, pero con estos últimos, en concreto, no estoy de acuerdo.

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