A pesar de las condiciones meteorológicas adversas los organizadores consiguieron diseñar un trial a la altura que la entidad de la prueba requería. En el idílico escenario del Monte Naranco supieron escoger 12 zonas para el sábado y 10 para el domingo muy bonitas y con un marcaje perfecto. Todo un lujo poder transitar por la larga y bella interzona de 15 kilómetros, muy variada pero dura y complicada en algunos tramos por lo resbaladizo del terreno y el exceso de barro en algunos tramos. La segunda vuelta del domingo se hizo especialmente dura por la aparición de la lluvia, que fue aumentando a medida que avanzaba la jornada.
Es digna de mención la labor de Miguel Sánchez Monje, que desde el jueves estuvo trabajando sobre el terreno, supervisando las zonas y la interzona, además de estar pendiente de ayudar a los pilotos y de colaborar con los jueces y la con la organización durante todo el fin de semana.
Solamente hacer una crítica en forma de propuesta de mejora. La ausencia de parque cerrado para las motos y zona de aparcamiento para vehículos, remolques y autocaravanas.
La minúscula zona de paddock se mostró insuficiente y sin las condiciones necesarias, viéndonos obligados a improvisar un parking en un área recreativa a más de un kilómetro del control salida, oficina de carrera y cronometraje.
