jueves, noviembre 21, 2024

Descubrimos a fondo la Montesa 4Ride

 

Montesa Honda nos ha brindado la oportunidad de conocer un poco más las cualidades de su nueva moto de aventura, la 4Ride, una moto de concepto trial-excursión que recupera la esencia de las antiguas Evasión o Trail modernizándolo hasta el punto de hacerla mucho más capaz y polivalente de lo que podríamos imaginar. Descubrimos sus capacidades del mejor modo posible, en su salsa, subiendo con ellas a las cumbres en una bonita excursión.

 Subida a las cumbres con la Montesa 4Ride, descubriendo su potencial

Trabajar en una revista del motor tiene sus ventajas, y si encima la revista es de trial y este es tu deporte favorito… puede que tengas la suerte de que te toque pasar de vez en cuando un día diferente fuera de la oficina… Desde luego esto es algo que no pasa todos los días, así que cuando se presenta la ocasión no dudamos en aceptar la propuesta. Vale.. ya sé que no es tu caso, pero sí el mío así que… ¡te lo cuento!

Esta vez Montesa Honda nos invitó a una jornada especial en la que comprobar de primera mano las peculiaridades de las nuevas Montesa 4Ride y ¡qué mejor excusa para salir a «trabajar» fuera de la oficina!

Faltan pocos minutos para las 9 de la mañana, por la ventana de la habitación se ve un paisaje idílico, montañas y más montañas repletas de bosques… El verano está comenzando y el sol ilumina haciendo brillar las copas de los árboles. No puedo esperar más, me pongo la equipación de trial Jitsie y bajo a desayunar.

Allí me esperan otros compañeros de la prensa especializada, somos pocos medios, cuatro, los más específicos, también algunos componentes de Montesa Honda por lo que la pasión por las motos acaba apareciendo a cada momento, en cada conversación, una magnífica manera de comenzar el día.

Llega un gran trialero de pro, Pep Sala (del cual podéis ver una entrevista en exclusiva aquí), él será nuestro guía. Y para completar el elenco de grandes profesionales trialeros, Pep Segalés, con lo cual tenemos asegurado que las fotos de la experiencia serán espectaculares.

Tras un buen desayuno, cojo los guantes y el casco, un chaleco ligero para abrigarme un poco del fresco de primera hora de la mañana y una botellita de agua metálica. Había pensado en llevarme una mochila o riñonera ya que la jornada será larga, pero caigo en la cuenta de que no es necesario, ya que la 4Ride cuenta con un pequeño «maletero» en el que cabe la botella más otros elementos en caso necesario. También hay sitio para introducir la ropa de abrigo que más adelante sobrará. El hueco no es demasiado grande pero sí lo suficiente para esas cosas que solemos llevar en una mochila.

 

 

Estamos listos, las 4Ride nos esperan. Me acerco y tiro de la anilla que hay junto al asiento, este se levanta para darme acceso al hueco que os comentaba. Dejo los elementos necesarios y vuelvo a colocar el asiento en su sitio presionando hasta que oigo el «clic» que indica que ya está correctamente cerrado.

Me siento sobre la moto y lo primero que me llama la atención es la cómoda posición de conducción. El asiento es alto como en cualquier moto de campo que no sea de trial, pero bastante más bajo que en las endureras y por supuesto que en las enormes trail, lo que me permite llegar cómodamente con los dos pies al suelo y las piernas flexionadas. Para mi altura (1,84) es ideal, pero lo es también para un amplio rango de estaturas.

Toca el momento de arrancar. No es necesario dar a ninguna llave de contacto puesto que no tiene, ni abrir el grifo de gasolina, ni dar al starter. En este sentido sigue siendo como su hermana trialera la 4RT.

Coloco el pie sobre la larga palanca de arranque (como la de la 300RR y los modelos 2017 de la Cota) y damos un golpe enérgico y continuado, no rápido, sin tocar para nada el mando de gas. La moto se pone en marcha a la primera patada y comienza a oírse el leve petardeo de su motor 4 tiempos. La sonoridad es muy baja, menor que en las Cota a pesar de que el motor es el mismo, gracias a los cambios en el escape y el catalizador que incorpora. Lo cierto es que esta baja sonoridad resulta realmente agradable, invita a pasear por la montaña de una manera más cómoda, más compatible, más amable con el resto de usuarios, lo que es de agradecer.

Ante mi tengo un manillar de trial en una posición un poco más retrasada, unas manetas y mando de gas como en las Cota, y un cuadro de instrumentos que me indica la velocidad, cuentakilómetros total y parcial, testigos de intermitencias y luces… Lo estrictamente necesario. Aunque algunos echarán de menos un indicador de nivel de combustible, los que somos trialeros estamos acostumbrados a orientarnos abriendo el tapón y echando un vistazo.

 

 

La posición está preparada para excursión, si queremos ajustarla un poco más hacia el trial podemos echar el manillar un poco más hacia delante y las estriberas S3 también permiten colocarse un poco más atrás.

 En marcha

Bien, es la hora, comenzamos la ruta saliendo directamente desde el hotel por carretera. Nuestra moto es absolutamente legal, con sus pequeños intermitentes, placa de matrícula, espejos retráctiles y todo lo necesario para poder circular legalmente. Empezamos a rodar por carretera de montaña, con curvas amplias y algunas rectas. Voy subiendo marchas y desde el primer momento se nota que la relación de cambio no tiene nada que ver con las trialeras, siendo mucho más larga, aunque manteniendo una primera y segunda bastante cortas. La moto estira bien e invita a dar gas. En bajos y medios responde perfectamente mientras en altos se nota un poco más perezosa, por lo que el régimen de giro en el que parece sentirse más cómoda es hasta 3/4 de gas.

Seguimos enlazando curvas asfaltadas a ritmo alegre pero no racing… evidentemente no estamos ante una moto de asfalto ni trail, pero su ligereza y manejabilidad invita a aprovechar las revoluciones en las que se siente cómoda al máximo. Si forzamos un poco más podemos alcanzar los 100 km/h y superarlos, aunque sobrepasar esta velocidad no es demasiado recomendable para nuestros neumáticos de trial.

El cambio de marchas es cómodo para ir sentado, aunque la palanca está más alejada de la estribera, como corresponde a una trialera. El asiento también es cómodo y nos permite acercarnos mucho a la parte delantera o bien ir en una posición más centrada o retrasada, esto ya lo iremos probando en las pistas de tierra.

Llegamos al primer camino, comenzamos por pequeños y empinados senderos entre pinares, en los que tenemos que esquivar piedras, surcos, árboles. Un camino muy, muy trialero, de esos en los que una moto de enduro no podría permitirte parar y en caso de hacerlo al volver a arrancar la rueda trasera no cogería tracción y dejaría el terreno bastante marcado. Con la 4RT no sucede eso, aunque no es recomendable parar debido a la inclinación del terreno, si lo hacemos y tenemos un buen tacto de gas trialero, no hay problema en volver a arrancar suavemente, sin que apenas nos patinen los neumáticos.

 

 

Sigo subiendo entre árboles, sorteando algunos pequeños torrentes, subiendo pequeñas piedras o aprovechando las raíces de los árboles para dar un pequeño salto. Las suspensiones tienen un comportamiento muy trialero, pero son más blandas y con un recorrido superior a la moto de trial, lo que hace que su tacto sea diferente. La extensión y compresión son más lentas, pero invitan a aprovechar las irregularidades del terreno una y otra vez para volar un poquito… ¡Me divierto cada vez más!

Los senderos desembocan en la carretera, así que el guía divide al grupo conforme a su nivel de pilotaje y los que somos trialeros nos metemos en tramos más difíciles y empinados, mientras el resto toma la carretera. Ahora tenemos que subir piedras, pasar tramos de piedra suelta, saltar algún cortado o remontar parte de un torrente con agua y barro. Conducción puramente trialera en la que obligatoriamente debemos ir de pie. La diversión aumenta aún más para mi, pero detecto que los neumáticos Dunlop van quizás demasiado duros, así que decido quitar algo de presión en la siguiente parada, ya que a partir de ahora pisaremos poco el asfalto.

El cambio de presiones se nota, ahora el tacto al subir piedras, sobre todo al tener que afrontar subidas largas de piedra suelta, mejora bastante, y la rueda delantera ya no rebota tanto como antes, pudiendo hacer a cero casi todos los tramos.

La sensación que tengo sobre la 4Ride es realmente única, distinta a la que transmitiría cualquier otra moto. Estamos haciendo una auténtica excursión con una comodidad nunca vista hasta ahora en una moto de trial, pudiendo sentarnos en el asiento también en muchos tramos de senderos y subidas, sin perder la tracción ni el control. Cuando llegamos a los tramos difíciles las sensaciones trialeras son casi idénticas a las que tendría en una 4RT, aunque con un asiento alto y grande, más peso, suspensiones más largas y una relación de cambio también bastante más larga.

Seguimos ascendiendo y llegamos a la zona de alta montaña, donde poco a poco deja de haber árboles y empezamos a ver los picos de las cumbres y grandes pistas que se pierden en el horizonte.

 

 

 Llegando a las cumbres

Con una moto de trial, al ver esos caminos lo que pensaríamos es… «¿hasta donde nos llega con la gasolina que tenemos?, ¿tendremos que dar la vuelta pronto?» Pero con la 4Ride las preocupaciones de este tipo quedan claramente reducidas, así que seguimos montaña arriba, ahora por amplias pistas de tierra.

Nos unimos con el grupo de los pilotos que fueron por la ruta más fácil y seguimos ascendiendo a buen ritmo, disfrutando del entorno, con una conducción suave pero rápida, desde luego mucho menos y muy diferente a como iríamos en una moto de enduro, pero con el placer que proporciona saborear la naturaleza, las vistas, la conducción y además con un sonido agradable y nada estridente.

El lugar es realmente grandioso, hermoso, así que cuando llegamos a la primera cumbre las exclamaciones no dejan de salir de nuestras bocas. Woooow, brutal, que pasada, increíble, alucinante, menudo día, esto sí que es disfrutar, ¡¡¡como me lo estoy pasando!!! Así estábamos todos, entusiasmados no sólo por el entorno sino también por la experiencia y por el disfrute que nos estaba proporcionando la Montesa 4Ride.

Estamos muy alto pero a lo lejos vemos más cumbres, algunos neveros (zonas en las que la nieve se mantiene sin derretirse) y hasta unos coches todo terreno más abajo. Para llegar a la siguiente cumbre hay que bajar hasta donde están los 4×4 y después continuar por la pista, cada vez más rota y estrecha. Así lo hacemos, no dudamos en seguir adelante, ascendiendo cada vez más.

Llegamos a una zona en la que ya no hay pista ni puede acceder ningún vehículo terrestre, pero nuestras divertidas 4Ride se encuentran como pez en el agua. Hay tramos de grandes rocas sueltas y flotamos sobre ellos de manera sorprendentemente fácil. Parece mentira la capacidad de tracción y control que proporciona esta moto, y en algunos momentos que parece que me voy a quedar, doy gas y la moto sigue subiendo como si nada. La suspensión se come las piedras, los escalones, los saltos, con gran facilidad, es ahora cuando estoy descubriendo las dotes más trialeras de la 4Ride. Una moto de trail o enduro jamás hubiese podido subir por aquí, o al menos haberlo hecho en manos de un piloto normal, y mucho menos haberlo hecho sin dejar huella, sin escarbar el terreno como lo hace la 4Ride.

 

 

Hace tiempo que hemos superado los 2500 metros de altitud y la moto sigue respondiendo perfectamente gracias a su sistema de inyección. Claramente si estuviésemos en una moto de carburación hubiese empezado a flojear hace ya tiempo, pidiendo a gritos una mayor compresión en la culata y un cambio de chiclés en la carburación. Todos estos problemas no existen en la 4Ride, cuya ECU analiza perfectamente la presión atmosférica y humedad, entre otros parámetros, para seguir haciendo que el motor rinda de manera impecable.

En la siguiente parada estamos ya a unos 2770 metros, en el punto más alto de los alrededores, junto a un gran nevero, a donde no todos han podido llegar. La sensación de disfrute, unión con la naturaleza, libertad, es máxima. Sin duda es uno de los días más divertidos y espectaculares que hemos podido pasar en la montaña con una moto, sólo similar a algunos triales de larga duración o días de esquí.

Llegar hasta aquí con la 4Ride ha sido increíble, casi hasta fácil, y ahora estoy seguro de que en ninguna otra moto lo hubiésemos conseguido de esta manera. Una gran trail no hubiese podido ascender por el enorme peso y por la dificultad del terreno, una trail media lo mismo, una endurera también se hubiera quedado a no ser que la pilotase un crack del enduro extremo, una trialera normal tampoco hubiese llegado por falta de autonomía, y si hubiésemos venido con una mochila cargada de gasolina, además de las molestias que conlleva, no podría ser de carburación porque se hubiese quedado sin fuerza. También hay que mencionar que llevamos varias horas, y disponer de asiento hace que la ruta sea mucho más cómoda, aunque muchas partes del recorrido las hayamos hecho de pie.

Divisando el horizonte a nuestro alrededor, las cumbre de las montañas, tenemos una sensación de paz, libertad y disfrute inigualables. Nos sentimos como montañeros no sólo por el entorno y el esfuerzo de la ruta, sino también porque hemos llegado respetando al máximo el medio ambiente, sin marcar apenas el terreno, sin hacer apenas ruido. Este tipo de rutas turísticas está permitido en muchos países, y en España también si vamos por caminos de más de 4 metros de ancho. Ya sabemos que la Ley de Montes que padecemos está mal hecha e impide un desarrollo económico y turístico que podría ser altamente beneficioso para muchas regiones sin incidir negativamente en el cuidado del entorno, pero… al menos hay muchos lugares a los que podemos seguir accediendo legalmente si diseñamos correctamente nuestras rutas.

 

 

 Ahora toca el descenso

Tras un rato de descanso, acompañados sólo por algunos buitres que planean a lo lejos, decidimos iniciar el descenso. En él compruebo la eficacia de los frenos a ritmo rápido por pista, motivo por el que los discos son de mayor tamaño que en una trialera, evitando el sobrecalentamiento. También tenemos que volver a subir algunos tramos repletos de surcos y terreno roto, entre hierba que nos impide ver las piedras. Las suspensiones vuelven a sorprender por su eficacia y por la seguridad que aportan.

En una de las paradas encontramos cerca una fuerte y larga subida de casi 100 metros que se vuelve aún más empinada al final. Los más trialeros nos lanzamos… No logro superarla en el primer intento, me he quedado corto de velocidad, así que tengo que dar media vuelta y bajar. Me dicen que pruebe en tercera para bajar a segunda al final, donde el terreno suelto patina mucho. Engrano la tercera, y voy cogiendo velocidad antes del inicio de la empinada subida. Esta vez doy gas con más ganas y… sube, sube, sube, cuando el neumático trasero empieza a patinar e ir de un lado a otro mantengo el gas, tratando de colocar el cuerpo en la posición de mayor tracción, y finalmente consigo llegar a la cima sin haber siquiera tenido que reducir a segunda… ¡¡¡Espectacular, las cualidades de la 4Ride sorprenden con cada nuevo reto que nos planteamos!!!

Tengo ganas de seguir sin parar, pero llevamos ya casi cinco horas de excursión y tenemos que volver. El descenso por el bosque, en los senderos estrechos es casi igual de entretenido que la subida. En este tiempo ya me he adaptado muy bien, siento como si fuese mi moto de siempre, atreviéndome a subir algún escalón o superando algún tronco caído que se eleva sobre el suelo, y que supero exactamente igual que si fuese con la moto de trial…

Estamos de vuelta en el Hotel, es hora de comer… El depósito nos ha dado para toda la mañana y aún queda… Estamos algo cansados, pero mucho menos que si esta misma ruta la hubiésemos hecho en una moto de trial, enduro o trail. La experiencia ha sido fantástica, lo hemos pasado en grande y hemos podido descubrir el verdadero sentido y capacidades de la 4Ride, que son muy diferentes a adaptar un asiento a una 4RT aunque tenga sus similitudes. La 4Ride es una auténtica trial – excursión y es precisamente para eso para lo que está pensada y diseñada, por lo que no encajará para los que buscan una trialera, o una trail, o una enduro o una enduro – excursión.

 

 

¿En qué se podría mejorar la 4Ride? Principalmente en facilitar el acceso al filtro de aire, ya que es un poco laborioso, y quizás muchos también echen en falta el arranque eléctrico.

Si tienes la duda, si no sabes realmente si esta es la moto que estás buscando, la recomendación que te hago es bien sencilla, pruébala… pero pruébala bien, en su ambiente, en excursión, sólo entonces te darás cuenta de sus ventajas, de sus cualidades, de su sentido, y probablemente, si es lo que buscas y te haces con una, seguro que no te arrepentirás nunca, es más, te convertirás en uno de los fieles defensores de la 4Ride…

Mientras tanto, ¿que más se puede pedir? Pues yo lo tengo muy claro… ¡¡¡Otra excursión por la tarde antes de que anochezca!!! ¡¡¡Y eso mismo hicimos!!! ¡¡¡Yuhuuu!!!

  Galería de fotos Excursión Montesa 4Ride:

Excursión Montesa 4Ride

 Prueba Montesa 4Ride

 Presentación Montesa 4Ride

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