Entrevista a Xic Serra

Santi ‘Xic’ Serra, ganador del primer Campeonato de España de Trial convocado para la categoría Júnior, repasa con nosotros como fue aquella primera edición.

 «Se ha perdido el aliciente que había del equilibrio y paso de obstáculos»

Hasta la localidad barcelonesa de Manlleu nos desplazamos para rememorar cómo fue el primer Campeonato de España de Trial en categoría Júnior de la historia hace ahora 30 años. ¿Por qué hasta allí? Pues porque en ella reside su primer vencedor: Santi ‘Xic’ Serra. Un piloto que aún hoy sigue regalándonos destellos de su extraordinaria calidad en uno de los certámenes sociales más concurridos y vivos de nuestro país: el COTA.

– Tres décadas hace ya desde que te convertiste en el primer Campeón de España en la categoría Júnior. ¿Qué primer recuerdo te viene a la memoria de aquella temporada?

– Muy buenos recuerdos, la verdad. Era una época en la que no había tantos problemas para entrenar, y fueron unos años en los que disfruté mucho. Nos jugamos el campeonato en la última zona. Y aunque parezca mentira cuando llegamos a la zona en cuestión ésta todavía estaba por marcar debido a las intensas lluvias caídas durante ese fin de semana. Mi rival y amigo por el título, Joan Cañellas, llegamos separados a ella por apenas un punto a mi favor. Y aunque ambos pasamos muchos nervios, al final me acabé proclamando yo campeón.

– Aquella campaña el Campeonato de España absoluto contó con 10 citas. ¿Vosotros también?

– Ahora mismo no recuerdo bien cuantas citas hicimos por aquellos entonces, pero fueron ¡¡muchas!! (Sonríe).

– ¿Cómo era vuestro fin de semana de carrera?

– Depende de si la prueba se disputaba lejos o cerca. Yo siempre iba con el tiempo justo y al llegar entrenábamos un poco para poner la moto a punto. Luego verificábamos y al día siguiente… ¡¡la carrera!! con los típicos nervios antes de empezar y las ganas e ilusión por hacerlo bien.

– ¿Las zonas, las descubríais el mismo día de la carrera o las podíais visitar el día antes?

– No recuerdo si ese año se podían mirar. En años posteriores, sí se podían ver. Bueno, más o menos. Me explico. Podíamos ver por dónde íbamos a pasar para que nos pudiéramos hacer una mínima idea. Pero se dejaban algunos pasos por marcar.

– Júniors y séniors compartías zonas, que no recorridos, o os marcaban secciones diferentes única y exclusivamente para vosotros?

– Compartíamos zonas. Y en mi caso, yo siempre miraba las puertas de los séniors y pensaba: ¿algún día llegaré a superar con éxito sus zonas?

– ¿Cuántas zonas tenías que superar y cuanto tiempo teníais para ello?

– No lo recuerdo muy bien. Ha llovido mucho desde entonces, pero creo que eran entre 14 y 18 zonas por vuelta y dábamos un total de dos vueltas. ¿Tiempo? Diría que teníamos unas 5 horas más 30 minutos extra durante los que sumábamos penalizaciones.

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– ¿Cómo os diferenciaban los pasos?

– Eso no ha cambiado. (Sonríe). Cada categoría tenía sus puertas identificadas por flechas de un color: negro, para Sénior, y rojo para nosotros, los júniors.

– Me imagino que la gran mayoría de los júniors todavía buscabais superar los obstáculos sin deteneros. ¿O ya empezabais a parar?

– No. En aquellos tiempos ya parábamos. (Sonríe).

– ¿Y contabais con ayudante en la zona?

– Algunas veces sí, pero no había tantos pasos bestiales como los que se ven ahora.

– ¿Con qué modelo te convertiste en el primer Campeón de España Júnior de la historia?

– Con una Beta TR33. ¡¡Una gran moto!! (Vuelve a sonreír).

– Tras ganar el título júnior, al año siguiente pasaste a la categoría absoluta. ¿Cómo fue compartir zonas con nombres como Lluís Gallach, Gabino Renales, Andreu Codina, Amós Bilbao o Jordi Tarrés?

–Al haber disputado un único año en Júnior, cambiar de categoría me vino un poco grande. Pero poco a poco, con el tiempo, y gracias al hecho de que fui entrenando me acabé adaptando al nuevo nivel. Respecto a los pilotos… Muy bien. Y sin duda con quien mejor relación mantuve, y mantengo, fue con Gallach. Por la proximidad que tenemos. Éramos prácticamente ¡¡vecinos de pueblo!! (Sonríe).

– ¿Qué piloto te sorprendió más?

– Todos tenían sus trucos, pero el que más me sorprendió fue… Amós Bilbao. Era una ‘bestia’, en el buen sentido de la palabra. Combinaba gas y control al mismo tiempo, y ello siempre me llamó mucho la atención.

– Puntuaste en tres pruebas. ¿Tan difícil era sumar puntos?

– ¡¡Uffff!! Ni te imaginas. (Sonríe). ¡Ya te digo!¡ Quedar entre los 15 primeros era una tarea muy difícil, puesto que la mayoría de los pilotos que tomaban parte en la categoría absoluta eran profesionales con mucho nivel.

– Sin embargo, en 1989 disputaste tu último Campeonato de EspañaT en categoría absoluta. ¿Por qué?

– Decidí continuar disputando el Campeonato de España, pero a un nivel inferior. Al ser sólo un aficionado no podía competir con pilotos profesionales.

– ¿Te hubiese gustado tomar parte en el Mundial?

– Me hubiera gustado poder hacer una temporada completa. El gusanillo de participar en una cita mundialista, por suerte, me lo pude quitar. Tomé parte en dos pruebas: en Sant Llorenç de Morunys, en casa, y en Monbrison, en Francia. Y ambas resultaron dos experiencias inolvidables. (Sonríe).

– Diez temporadas después de coronarte en Júnior hiciste lo propio en Sénior C. De hecho, lo lograste en 1996, 1998 y 1999. ¿Segunda juventud?

–De segunda juventud ¡¡nada!! (Risas). La verdad es que yo ya empecé de mayor, pero estaba ahí dando guerra en Sénior C. Disfruté muchísimo de ella, porque el nivel era fuerte, pero accesible y había muy buenos y sanos ‘piques’ con los rivales con los que coincidí por aquella época.

– Pero con el cambio de siglo decidiste colgar las botas y el casco a nivel nacional. Pero que no disputaras más el Nacional no significa que no continuaras compitiendo. En los años siguientes, te convertiste en uno de los pilotos de referencia en el Campeonato de Catalunya…

– (Risas). Bueno, el Nacional se me escapaba de las manos a nivel económico, también los desplazamientos exprés que hacíamos casi sin dormir… Entre tú y yo. Llegaba a casa completamente agotado. Y el lunes había que ir ¡¡a trabajar!! Por eso decidí dejar el Campeonato de España.

– … y en el COTA, el certamen social de la comarca barcelonesa de Osona, tu región natal. De hecho, en este último todavía das alguna que otra master class.

– Mira, al final también tuve que dejar de competir en el Campeonato de Catalunya. O mejor dicho. Cambié el CET y el Catalán por el COTA y los Tres Días de Santigosa. Estos últimos, para mí, son unos de los mejores triales de larga duración del mundo. Y los llevo corriendo desde 1987 de manera ininterrumpida.

– En el COTA has competido bajo distintos reglamentos. ¿Cuál te ha gustado más? ¿Y con cuál te quedas?

– Siempre me ha gustado el poder parar e ir marcha atrás, ya que se me da muy bien. Pero a medida que me voy haciendo mayor, creo que le voy pillando el gustillo a eso de no parar. ¿Con cuál me quedo? Con el que tenemos ahora. No es muy estricto, pero sí correcto. (Sonríe).

– ¿Cuán diferente es tu actual Gas Gas de la Beta que usaste para ganar el primer Nacional Júnior hace ahora 30 años?

– Las motos actuales son más ágiles. La diferencia está en el peso y, además, las suspensiones son mejores.

– A diferencia de otros pilotos coetáneos tuyos no te seducen las competiciones con moto de trial clásicas. ¿Por qué?

– Es cierto que en las clásicas existe un muy buen ambiente, pero de momento no me he planteado correr con una moto que no sea moderna. Me quedo con mi actual Gas Gas. Ya tendré tiempo para hacer el cambio, ¿no? (Risas).

– ¿Cuánto ha cambiado el trial como deporte desde que te iniciaste en él hasta la actualidad?

– Ha cambiado exageradamente. Creo que se ha perdido el aliciente que había del equilibrio y paso de obstáculos, la verdad. En general, antes todos los pilotos hacían todas las zonas mejor o peor, pero hoy en día… ¿quién se atreve? Con el nivel al que se ha llegado…

– Por cierto, de quién es la culpa que Santi Serra practicara trial?

– De mis hermanos, que lo practicaban. Y al vivir en zona rural, en un pueblo… La verdad, me era más fácil.

– ¿Quién te puso el sobrenombre de ‘Xic’ –NdP: que se traduce del catalán como «pequeño»–?

– El mote viene de mis hermanos, que me empezaron a llamar así por ser pequeño y por ser el benjamín de los hermanos.

– ¿Quién era tu ídolo de juventud? ¿Y ahora?

– Ídolo no he tenido nunca. Pero me fijaba mucho en Toni Gorgot y Albert Juvanteny. Ahora, por cercanía y al verlo desde pequeño, te diría que es… Adam Raga. Recuerdo con afecto como su padre, Josep, cuando le hablaba de mi me llamaba ‘El Maestro’. (Sonríe).

– ¿Tu mayor rival?

– Grandes rivales han sido todos, porque había un nivel muy alto. Pero en mis primeros años, sin duda, fue Xevi Escarrá. Siempre estábamos enzarzados en ver quién quedaba por delante de quién. Ahora, en estos últimos años, te diría que es ‘el crack del gas’: Joan Ricart. O mejor dicho: ‘Richi’, como le conocemos los amigos.

– Para acabar, ¿sigues la actualidad del mundo del trial?

– La sigo, pero muy por encima. No estoy muy al corriente de quién ficha por qué marca o que ha hecho uno u otro. Pero creo que hay que hacer algo para que más pilotos puedan optar a estar en la élite y con opciones serias de romper el actual status quo de TR1 o TrialGP.

– ¿Qué te parecen los cambios que nos traerá este 2017 el Campeonato del Mundo?

– ¿La verdad? No estoy al corriente de los cambios. Estoy algo ‘out’. (Sonríe).

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