El Presidente del Grup OSSA Acció, Eliseu Balada, nos acerca lo que significa la marca española de motocicletas fundada en 1948 por la familia Giró.
Entre ruedas, tijeras y con OSSA entre dos épocas
Bultaco, Montesa y OSSA. Esta última es la primera, segunda o tercera gran marca de la industria de la moto patria del siglo XX que los españoles que ya peinamos alguna cana seguimos recordado con cariño. Y lo hacemos porque aunque OSSA (Orpheo Sincronic Sociedad Anónima) cerró por primera vez sus puertas a mediados de los 80 para tener una segunda etapa entre 2009 y 2015 como OSSA Factory gente como Eliseu Balada y el Grup OSSA Acció han mantenido muy vivo y presente su recuerdo con todo tipo de actividades. Una labor, por cierto, no siempre reconocida y recompensada como se merece por propios y extraños.
Pues bien, hasta la localidad barcelonesa de Sant Just Desvern nos desplazamos para repasar con este expeluquero de profesión su incondicional amor por la marca del trébol y nuestro deporte.
– Lo primero es obligatorio: ¿En qué anda metido hoy en día el presidente del Grup OSSA Acció?
– Espero que al cumplir el Grup OSSA Acció 35 años podamos montar una exposicion itinerante sobre el mismo y su obra. En principio, en Esplugues del Llobregat y en Sant Just Desvern, ambas localidades cercanas a Barcelona. La idea es hacerlo con la participación de las personas que han estado y han contribuido con su trabajo y esfuerzo a la evolución de OSSA, así como al de la industria de los componentes. Es decir, con todas aquellas personas que ayudaron a su fabricación en el Baix Llobregat.
– ¿Y qué encontraríamos en ella?
– En ella veríamos algunos modelos que ahora son clásicas, motos del equipo OSSA Acció, carteles de las actividades desarrolladas a lo largo de todos estos años en solitario o junto a otros motoclubes, equipaciones, actualizadas cada año para lucir a los patrocinadores, trofeos… En definitiva, todo ese material que ha contribuido en mayor o menor medida a mantener el nombre de la marca viva hasta el día de hoy. También aprovechándola, expondremos las fotos de amigos que ya no están con nosotros, convocaremos mesas redondas, haremos pase de videos…
– Seguro que muchos cuando te ven siempre te lo preguntan. ¿Para cuándo el próximo Reviure OSSA Acció?
– Creo que será difícil otro Reviure OSSA Acció. Primero, porque ya no puedo contar con compañeros que en su momento me daban mucho apoyo a la hora de ‘hincar el codo’: Iñaki Forés, Marcel Canals, Albert Loren, Alfred Milà, Jordi Canillas, Esteban Bassols, Ricard Pinet, Toni De Mora, ingeniero en su día de Bultaco, o Marcelo García, que ya no está para estas actividades, fundador del taller Moto Yankee Star barcelonés. Y segundo porque también pienso que en estos últimos tiempos se han formado otros grupos de amantes de OSSA, de distintas especialidades, que mantienen vivo el legado de la marca del trébol, como TT, Yankkes o distintas páginas en Facebook de amigos de modelos específicos, de propietarios de la OSSA TR 303, de la TR280i…
– Pues sí. Recuerdo con cariño el Reviure celebrado en Mataró y en el que nos echaron una mano el MC BSC con Ramón Codina a la cabeza. Intentamos devolver el favor en uno de sus Triales Bultaco. Convoqué a los miembros de OSSA Acció para asistir y colaborar en él, pero recibí una llamada de una miembro del BSC prohibiéndonos la asistencia. Una de cal y otra de arena.
– Para los que no peinan canas, ¿qué es y cuando nace el Reviure OSSA Acció?
– En primer lugar, no me considero su presidente. Lo bautizamos con Ricard Pinet y el Grup Gent d’Ara: Encuentro de OSSAS de Trial. Fui promotor del mismo junto con otros aficionados y propietarios de OSSA. Y desde 1989 empezamos a organizar encuentros. Por aquellos entonces, ya colaboraba con tres emisoras de radio: Ràdio Desvern, Radio 80 de Sant Joan Despí y Radio Cadena Española. En la primera, creamos, Marcel Canals y yo, el programa ‘A cop de pistó’ y en la última en el espacio ‘Gran Premio’, con Andreu Roselló, donde, por ejemplo, entrevistamos a Albert Juvanteny durante dos horas sobre OSSA y la Sociedad Anónima Laboral, y la aparición y presentación de la TR80.
– ¿Ya presidías el Grup OSSA Acció, que a día de hoy es la sección de trial del Moto Club Esplugues?
– Si no recuerdo mal, en 1988, antes de moverme para organizar los encuentros de OSSA, hablé con Jaime Alguersuari, expiloto, periodista gráfico, editor de la revista Solo Moto y promotor, para contar con su apoyo y colaboración. Me dijo que estaba en el sofá en su torre de Finestrelles, un vecindario de Esplugues de Llobregat, y que su respuesta era que no quería vincularse en algo de poca trascendencia. Lo conocía de trabajar con su novia en Cebado peluquerías. Esa misma propuesta también se la hice a más motoclubes. Pero al final sólo el malogrado Ricard Pinet me dijo: ‘Eliseu, cuenta conmigo y el Motor Club 80’.
– Una duda que muchos nos preguntamos: ¿Por qué Reviure OSSA Acció y no OSSA Acció Day o OSSAda?
– A mí, siempre me ha gustado que los títulos de encabezamiento o rótulos digan o expongan claramente lo que ofrezco. Ya lo hice en mis primeras peluquerías: Saló Unisex ‘Gent DARA (Salón unisex gente de ahora), somos para la gente que piensa y vive el tiempo de ahora. Pues bien, en el caso de OSSA, tenía muy claro los objetivos: recordar la marca con la esperanza de su resurgir al tiempo que estimulábamos a que propietarios y talleres siguieran evolucionando las motos OSSA ya existentes para que compitieran en nuestras carreras. Y así fue como conseguimos que se volvieran a refabricar muchos componentes para OSSA y otras marcas clásicas.
– Recuerdo que Jesús Colmenero, de Jaén, me llamó y me dijo que estaría en Barcelona para la feria alimentaria y que si lo podía llevar a Rectificados Bellavista a comprar material. Y la verdad es que acabó comprando mucho. Posteriormente compraría todavía más y creo que incluso llegó a fabricar él también por su cuenta. También apareció OSSA Cels, una web especializada en recambio de Ossa en todas sus facetas… porque otros clubs clásicos únicamente se limitaban a sacar la moto el domingo para salir a desayunar. Fue a raíz de todo esto que la FCM, por ejemplo, despertó y creó la Copa Catalana de Trial de Clásicas, junto con los triales para niños de Pinet.
– Mencionabas al Moto Club BSC y al Motor Club 80, pero también os han echado una mano en su organización otros como el Moto Club Molins y el Moto Club Esplugues. ¿Nos hemos dejado alguno?
– En 1996 celebramos la octava edición del ‘Reviure’ en Corbera de Llobregat con el MC 80 y el Moto Club Corbera. Las citas de Molins de Rei y Valldoreich, en cambio, se pudieron hacer con una aportación de dinero. Y el resto de pruebas fueron federadas por los clubs que colaboraron. Quiero añadir que antes de formar parte como sección del Moto Club Esplugues ya organizamos algún ‘Reviure’ en Esplugues con la colaboracion del propio ayuntamiento, así como varias salidas de motos clásicas. Pues bien, en una de estas reuniones, un responsable municipal me comentó que por qué no nos uníamos al Moto Club Esplugues, que recibían subvención municipal y por aquellos entonces no tenían actividades propias. Nosotros teníamos actividades pero no ayudas económicas. Por lo que dimos el paso y nos unimos al club presidido por Xavier Ribó.
– ¿Qué diferenciaba al ‘Reviure’ de la Montesada o del Bultaco Day?
– Por aquellos entonces no existían, por lo que la comparación no es posible. Además, ellos optaron por otras fórmulas. Pero si quieres te puedo hacer una relacion de las visitas que, junto a alguna salida por asfalto, hicimos o hemos hecho. Ya estando en Radio Desvern, nos contactó Toni De Mora, fundador del Motoclub Clásicas Sant Just, para la primera expo. Fue en el Ateneu de Sant Just Desvern en donde expusimos una moto. Y en el aniversario de la radio se hizo otra exposición. En este caso, en Can Ginesta. Más adelante visitamos el museo de Jordi Tarrés en Rellinars, aprovechando para entregarle una placa. También visitamos en dos ocasiones el Museo Montesa de Esplugues de Llobregat, con entrega de placa a Jordi Permanyer. O la fábrica de J.Juan-Braktec en Gavà, antes de que fuesen compradas por Brembo. Asimismo, fuimos al Museu de la Moto de Barcelona y les propusimos que albergara una exposición de nuestras motos en algún aniversario de OSSA Acció, pero ya cerró. Eso sí, estuvimos en el Museo de Ciencia y Tecnología del siglo XX OSSA de Utebo, guiados por Carlos Rubio, abierto para grupos restringidos de aficionados y con visita al restaurante; además de visitar también otra colección particular de motos cerca de Rellinars. Todas nuestras actividades las recogíamos en un boletín trimestral que durante dos años tuvo a nuestro miembro y colaborador, Antonio Guirao, como responsable.
– … sí que habéis hecho cosas…
– Por cierto, celebramos los 25 años del Grup OSSA Acció en la edición 21 del ‘Reviure’, con comida incluida en la residencia Acomodare. Allí organizamos una exposición sobre la evolución de las motos OSSA desde el cierre de la fábrica, con el título de: ‘Entre dos épocas’, visitable durante dos semanas, y también aprovechamos para rendir homenaje a Pinet y a su inseparable esposa Vera Siebken, a quien le entregamos un trofeo de reconocimiento. Ella, a su vez, también nos hizo entrega de uno a nosotros, a OSSA Acció.
– Y de velocidad, ¿nada?
– También hubo un equipo de OSSA Acció que participó en las 24 Horas Circuit de Cataluña (XXXIII 24 Horas de Montjuic) de 1995 con una Ducati.
– ¡Os merecéis el Premio Sant Jordi!
– Pues mira. Quiero resaltar que en 2005, con el patrocinio de Factory Bike, Etirroll y otros decidimos celebrar una Copa con cuatro citas ‘Reviure’ en Valldoreix, en el Baix Llobregat, Andorra, el Pla de Sant Tirs (Lleida) y Mataró (Barcelona). La presentación la hicimos en el restaurante La Masia de Esplugues, con las motos y equipos participantes. Y, al terminar la copa, volvimos al mismo restaurante y allí hicimos también la entrega de trofeos y regalos para todos los participantes. Creo que tenemos algún vídeo. Pues bien, fue muy importante para nosotros que la Generalitat reconociera nuestra labor con la marca OSSA, y en favor de la industria catalana, por boca del por aquellos entonces Secretari General de l’Esport Josep Lluís Vilaseca.
– La edición 23 del Reviure OSSA Acció, junto con el Día de la Moto Activa d’Esplugues y la Copa Catalana de Trial per a Nens, se disputó en 2016. Si la memoria no nos falla ha sido su última edición. ¿Por qué?
– Durante varios años unimos y mezclamos el reviure con otros eventos. No recuerdo la edición, pero por mediación de Iñaki (Forés), ingeniero de IDIADA, invitamos a un equipo de quads para una exibición, con agua y mucho barro. ¡Fue fantástica! También se celebró junto con las clásicas, los niños, las TT, las motos de cross y tramos cronometrados. Y los de ruta visitaron el Museo Montesa. En el centro mismo de la ciudad barcelonesa y con el nombre de Moto Activa. También hubo minimotos. Nuestro eslógan: ‘si los trialeros no podemos ir a la montaña, ¡hagamos que la montaña venga a la ciudad!’. ¡Y lo logramos!
– En 2024 el Reviure OSSA Acció alcanzará los 30 años de vida según la Wikipedia. Aún queda lejos, pero conociéndote… ¿Ya habéis empezado a planificar tan importante fiesta de aniversario? Si es así, ¿nos puedes avanzar alguna cosa?
– En realidad, serán 35. Pero antes ya intercalamos varias Challenge de cuatro carreras del OSSA Acció de Trial. En Molins de Rey (Barcelona). Nos era más fácil marcar triales que organizar cronos o rutas. Todo en función de con quién pudiesemos contar.
– Naciste en 1953 y tres años más tarde ya te subiste a tu primer vehículo con ruedas. ¿Qué recuerdas de aquel primer triciclo que te regaló tu hermano mayor?
– Sí. Mi único hermano, 20 años mayor que yo, se marchó a Estados Unidos con 23 años, con una beca de composición, y me la compró. Supongo que para consolarme. Yo tenía 3 años, por lo que tampoco recuerdo demasiado.
– Por desgracia, aquel sería tu único vehículo con ruedas hasta que te pudiste permitir uno. Más que nada porque creo que en tu casa no gustaban de las ruedas. Ni bicis, ni motos, ni coches. ¿No es así?
– Cierto. Me decían que los vehículos, con más o menos ruedas, eran peligrosos. (Sonríe).
– Sin embargo ello no fue impedimento para que te acabaras enamorando de las bicicletas, así como de las motos posteriormente, a través del Moto Club Esplugues. ¿Cómo entraste en contacto con ellos y decidiste unirte a ellos?
– En los trayectos en autobús a Barcelona, ciudad en la que mi padre tenía una modistería y sastrería –en la calle Pelayo–, al pasar por el puente de Esplugues, vi a unos chicos entrenando con sus motos en el circuito del Salt del Pi. Me maravilló aquella imagen y en cuanto pudo contacté con Miguel Ribó, presidente del Moto Club Esplugues. Después supe que entre aquellos chicos estaba un tal Pere Pi, entrenando con una Derbi.
– ¿Cuáles eran tus ocupaciones dentro del MC Esplugues?
– En realidad, nunca fui miembro del club. No recuerdo ahora cómo empezó la relación. Pero sí recuerdo que una de mis primeras ocupaciones fue ejercer de control –o comisario– en su motocross. Poco después, también en triales. Por aquel entonces yo estudiaba y cantaba en el Orfeón Enric Morera de Sant Just Desvern. Recuerdo que cuando mi padre me apuntó al coro me pusieron a cantar como soprano, y estudié en La Escola Massana, el centro municipal de Arte y Diseño de la ciudad de Barcelona. También me dediqué aquellos años sin bicicleta a pintar cuadros; plasmando mis ideas sobre mi realidad. Como por ejemplo, la caída del muro de Berlín, el espacio visto desde una nave, la aparición del hombre y la mujer en la tierra, los toros y mi accidente…
– Antes de ahondar en esto último, déjanos preguntarte por cuando siendo ya adolescente llegó a tu vida una Derbi Rabasa. De hecho te la compraste. ¿Por qué esa bici y no otra?
– Mi obsesión eran las bicicletas. Tenía unos vecinos cuyo nieto tenía mi edad. Marcel Caselles, músico de mucho prestigio en el actual panorama de la música de raíz tradicional catalana. Pues bien, su tío, mecánico tornero fresador, le hizo una bici. Era muy chula. Y yo esperaba a que llegara a Sant Just Desvern por vacaciones para que me enseñara a ir montar con su bici. Te diré que incluso soñaba que me subía a ella y me iba a comprar el pan.
– No solo te la compraste sino que te la personalizaste con modificaciones ‘made in Eliseu’ para poder hacer trial. ¿Cómo la ‘tuneaste’?
– Cuando pude ahorrar el dinero que costaba, fui a Cicles Galtés, en Esplugues. Había poca variedad de modelos en aquella época: velocidad o paseo, con portabultos trasero… pero a mí la que me gustó fue como dices la Derbi Rabasa. Y bueno, al poco tiempo, empecé a tener claro que me gustaba ir con ella por los caminos repletos de piedras de mi pueblo. De hecho, cuando llovía mi calle se tornaba en riachuelo en un santiamén. Era increíble.
– ¿Qué le cambiaste para hacerla más trialera?
– Intenté copiar la estética de las motos de trial del momento. Así que le cambié, por ejemplo, el manillar que llevaba de serie por el de una Derbi Pirineos regalado por el encargado Sr. Pi pero con la oreja rota. También recuerdo ir a Derbi Moto Esport, en La Gran Vía de Barcelona, y comprar un piñón grande; el más grande que encontré. También le levanté los guardabarros o le soldé pletinas de hierro al cuadro a modo de estribos. Los frenos, de varilla, los pasé a cables. ¿Los neumáticos? Con el máximo de tacos posible. En cuanto al color, la pinté como si fuera una Bultaco Kit Sherpa. La usé durante mucho tiempo. Incluso después de que me atropellaran. La reparé y me seguí subiendo a ella hasta que un día el cuadro se partió. Ahí ya me vi obligado a desprenderme de ella. La llevé al chatarrero. Ahora, de pasarme, la conservaría.
– Pero pronto la arrinconarías para centrarte en otro proyecto: convertir una Ciclos Catalunya en un modelo de cross. ¿También te gustaba el bicicross?
– Yo hacía trial con mi bici, pero me faltaba una de cross, y aquella fue la ocasión perfecta. Un amigo me regaló su Ciclos Catalunya y decidí convertirla en una bicicross réplica de las Montesa naranja que corrían por aquellos entonces. De hecho, todavía la conservo, aunque desmontada.
– En aquella época junto con Albert Ribó incluso llegasteis a organizar triales en bici e incluso bicicrosses. ¿No es así?
– ¡Cuanto sabes! (Risas). Con los amigos, empezamos a marcarnos zonas en la riera de la Font de la Bona Aigua, que estaba situada en Sant Just Desvern. Allí la gente iba a merendar. Bueno pues junto con Albert Ribó, además de triales también comenzamos a preparar las bicis para el cross en ‘Esplugas City’, donde estaban los platós exteriores de los Estudios Balcázar de cine.
– Pero el 6 de marzo de 1969 sucedió algo que supuso, sin lugar a dudas, un antes y un después en tu vida: te atropelló un camión. ¿Qué recuerdas de aquella tarde?
– Un camión Pegaso se saltó un semáforo en rojo y me atropelló cuando yo, con mi bici, me disponía a coger la carretera a Esplugues desde Sant Just. Creo que iba al taller que tenía Ribó porque estábamos haciendo unos trofeos con estaño para estas carreras de bicicross. Yo ya miraba hacia la derecha cuando choqué con el lateral de su caja. Por suerte, andaba cerca un policía municipal que urgió para que un coche me llevara a la clinica Guadalupe en Esplugues.
– Estuviste dos semanas en coma y un mes más ingresado. Y creo que la estancia se te hizo más amena gracias a las distintas revistas que te hicieron llegar amigos y familiares. ¿Es así?
– ¿El parte? Conmoción cerebral, clavícula rota, dientes frontales superiores rotos y magulladuras varias, además de las gafas rotas. La verdad es que cuando empecé a recuperarme sólo pedía revistas de motos. La primera, Motociclismo. En la portada, la foto de la Cota 247, con faro pequeño y tambor bien grande. Y en el siguiente ejemplar del ‘Motoci’, las dos, con foto de la Ducati TT. Pero también pedí tebeos. La verdad es que me ayudaron a hacer más llevadera la estancia. Los médicos dijeron que volví a nacer, por lo que ahora tengo 17 años menos. (Sonríe). Recuerdo que una de aquellas semanas, Semana Santa, para más señas, se la pasó lloviendo. Como te puedes imaginar, económicamente, mi accidente fue un desastre para mi familia. Y no solo por las lesiones, sino también porque ya entramos en juicios. Pues desde ese momento seguí comprando revistas y tengo todos los números desde 1969 hasta 2012. Y no solo de Motociclismo. También de otras cabeceras como La Moto, Moto Verde, Motos de Ayer, Motocycles News, Solo Moto, Trial Magazine… y más. ¡Qué pena que la gente ya no compre revistas!
– Afortunadamente te recuperaste y empezaste a trabajar como aprendiz de peluquero para poco después entrar en Cebado peluquerías. ¿Te especializaste en algún corte de pelo en concreto?
– Cuando entrabas a trabajar a un salón de prestigio en aquella época lo hacías como ‘champunier’. No importaba que llevaras ya tiempo aprendiendo. Y luego te convertías en ayudante para más adelante ascender a peluquero estilista. Los ayudantes hacíamos cursillos para conocer y practicar los estilos y cortes de Alberto Cebado. Eso sí, siempre fuera de nuestras horas de trabajo. En mi caso, por las noches.
– Y una de tus clientas era… la madre de Víctor Palomo, quien llegaría a ser Campeón del Mundo de esquí acuático en la modalidad de eslalom en 1970 y Campeón de Europa de motociclismo de 750cc en 1976. ¿A él nunca le cortaste el pelo?
– La verdad es que durante mi etapa en Cebado, en los dos salones en los que estuve, tuve bastante éxito como ‘champunier’. Las clientas esperaban por mí. Todavía no era oficial, no cortaba el cabello, pero en casa sí. También te diré que allí no se cortaba el cabello a hombres. La madre de Víctor me contó que ‘Pit Stop’, en Barcelona, era de su hijo, de un tal Mick Andrews y de dos personas más de OSSA. El encargado era Esteban Oliveras, que acompañó a Santiago Herrero en sus carreras más míticas.
– Pero sí que le compraste tu primera moto, una OSSA MAR de 1971. ¿Por qué ese modelo y no una Montesa Cota o una Bultaco Sherpa de la época?
– Miré todas las marcas de motos habidas en todas las tiendas de motos que conocía. Las Montesa, Bultaco… en Motos Impala, en Zona 3… pero al final me enamoró la OSSA MAR 250. La tenía un amigo, Antonio Parra, que la guardaba en su habitación. Me pareció preciosa. Bueno pues yo la compré como bien dices en ‘Pit Stop’, que estaba en Vía Augusta. Yo trabajaba en Plaza Molina, justo al lado. Bueno pues después de ir a verla 20 veces, me la compré en fiestas y pensando en tenerla ya en casa para Reyes. El señor Puig del MC Esplugues y yo la recogimos con su furgometa, y la llevamos hasta casa de mis padres. En silencio. Además, recuerdo que el asiento parecía suficiente para dos personas, por lo que… era un ‘plus’ añadido.
– Pagaste casi 45.000 pesetas de la época. ¿Tu mejor inversión?
– Para mí, la ilusión es lo principal. La ilusión te empuja a marcarte y conseguir objetivos, y las ruedas lo eran. ¿Buena? ¿Mala? Según para quien de la familia. Por cierto, fueron 43.800 pesetas las que pagué –aún conservo la factura–.
– … y para terminar de pagarla tuviste que pedir ayuda en casa. ¿Cómo se lo tomaron?
– Creo que me faltaba una letra de 15.000 pesetas, Les expliqué que era mi máxima ilusión, y como mis padres me querían mucho… me ayudaron, obviamente. Además, en ese momento fue cuando arrancó propiamente mi carrera profesional como peluquero.
– Nos han contado que lo primero que aprendiste con ella fue a caer. ¿Por qué?
– ¡Nadie me había enseñado a llevar una OSSA! Es más corta, con más nervio, y la posición del cuerpo es diferente a como vas con otras marcas y modelos.
– Aunque en honor a la verdad hay que señalar que tú ya sabías lo que era subirte a una moto. En concreto, a una Cota y aprovechando un trial en Esplugues de Llobregat. ¿Qué recuerdas de ese momento tan mágico e inolvidable?
– ¡Es verdad! Yo estaba de control en una zona y un compañero me la dejó probar. Pero fue nada y menos. ¡Apenas 10 minutos! (Risas).
– Sin embargo, con aquella Ossa MAR no llegaste a disputar ni una sola carrera. ¿Por qué?
– Sólo la tuve un año y durante ese tiempo poco a poco fui aprendiendo. Pero aún no tenía vehículo ni sabía lo suficiente como para ir a competir.
– Por el contrario, te volviste un asiduo a ‘La Cantera’ de la Avenida Pearson de Barcelona, lugar en donde se reunían pilotos como por ejemplo Xavier Cucurella. ¿Cómo eran esos encuentros?
– Iba con los amigos de Esplugues. Era el lugar donde podías ver y aprender mucho trial. Yo lo conocía porque de más pequeño había estado allí con mi bici, y ahora podía hacer lo mismo pero en moto. La verdad es que todos aquellos pilotos iban un poco a ‘su rollo’. Y ciertamente, muchos eran oficiales de las fábricas. Recuerdo ver cantidades de coches subiendo desde el corazón de Barcelona para ver las zonas de la cantera de arena: la subida de las Sherpas, la zona de las rocas negras en Collserola o la subida de los postes, por citar algunas. Lugares en donde los que sabían eran capaces de tocar prácticamente con el bigote la rueda delantera con sus motos de trial. Era un lugar de encuentro increíble. Allí, por ejemplo, conocí a Linati, que formaría la Escuderia Barraca o a Juan Cusó, responsable en su momento de la mítica tienda de Bultaco ‘Zona 3’.
– ¿Recuerdas alguna anécdota?
– En uno de estos ‘viajes’ a la cantera, un sábado por la tarde, y ya de regreso a casa recuerdo que me paró una patrulla de la guardia urbana. Imagínate. Yo, sin luz, ni carnet, ni seguro… ¡ni matricula! Les expliqué que la moto me la habían traído los Reyes Magos y que todavía no había podido poner al día los papeles. Pues ¡no coló! Y me sancionaron con 10.000 pesetas de multa. En otra ocasión, estando allí, en la cantera, se me rompió el muelle del pedal de aranque, y llevé la moto a un taller que tenían cerca unos chicos que también entrenaban. Me la repararon, pero al arrancarla… se fue ¡para atrás! ¡Ya te puedes imaginar el show que monté! (Risas).
– Aquella MAR de 1971, no obstante, la cambiaste poco después por otra MAR, pero de 1974. Y con ella ya te desplazabas a trabajar desde Sant Just Desvern, tu casa, hasta el trabajo, hasta la Ciudad Condal. ¿No es así?
– Sí, aquella MAR, con matrícula, la usaba para todo. Ya no estaba en Cebado, que seguía colapsada de oficiales hasta que un buen día decidieron repartirlos por nuevas peluquerias. Bueno pues con la MAR del 74 me desplazaba hasta la peluqueria Ego, que estaba enfrente de los Encants nuevos, en la calle Valencia. Lo hice hasta que una tarde de vuelta a casa, justo en donde estaba OSSA Vidal, se me cruzó un coche y me tiró; arastrando la moto diez metros por el asfalto hasta que se soltó del parachoques. El conductor, por cierto, pasó olímpicamente de mi. Fue una caída leve. Pero como ya me caducaba el seguro, decidí no renovarlo y no volver a bajar a Barcelona en moto. La moto, por cierto, comprada en Pit Stop. Allí acompañé a mi amigo Alfred Milà a comprar también la suya, su MAR de 1974. (Sonríe).
– Y entre 1976 y 1977 te asociaste para tener tu propia peluquería en Esplugues de Llobregat. Entre tu clientela, gente de Barcelona, antiguos clientes tuyos, y mucha gente también del MC Esplugues, club con el que seguías colaborando. ¿Cierto?
– Así es. Pero un poco antes de ir allí, a Esplugues, un cliente decorador de Henry Colomer, empresa dedicada a los productos de belleza y mobiliario de peluqueria, apostó ya por mi y mi socia y compañera, Maribel. Quería que abriéramos y dirigiéramos varios salones en Barcelona. En Gran Vía, en Diagonal, en Travessera de les Corts… y así fue. Y luego preferimos abrir nuestro propio salón.
– Además te compraste un Citroen Mehari para poder cargar en él tu MAR de 1974. Mejor, imposible, ¿no?
– Totalmente. Las cosas funcionaban bastante bien. Ya vivíamos en Sant Just Desvern, en la torre de mis padres. En el ático de mi hermano, tenía el Mehari, mi segunda ilusión con ruedas, el salón ‘Gent d’Ara Unisex’… Teníamos mucho éxito, y ciertamente nos visitaban clientes y clientas que nos seguían de Barcelona. Lógicamente, la gente del club también pasaba por allí. Pero también nuevos conocidos. Asimismo, empezamos a participar en pases de peluquería. En el ‘Pati Blau’ de Cornellà de Llobregat, mi ilusión, con más profesionales del sector y del mundo de la moda.
– Por cierto, con aquel coche llevaste a un tal Ángel Nieto a que reconociera las curvas y protecciones del circuito urbano que había en la Zona Industrial de Esplugues. ¿Le sirvió para que ganara la prueba?
– (Risas). Pues si te soy sincero… ¡no lo recuerdo! Pero lo hice dos años a petición de la gente del club. (Sonríe).
– ¿Es verdad que te usaban de cronometrador en las bajadas de coches de cojinetes de tu calle?
– Sí. Creo que fue por 1975. Mi calle es larga y hace una ligera pendiente, además de tener apenas dos curvas muy amplias. Pues bien, empezaron a organizarse bajadas por ella con vehículos hechos de madera y cuatro cojinetes. El acto lo patrocinaba el ayuntamiento. Recuerdo que me colgaron un crono en el cuello y me dijeron, sal delante con la moto y cuenta cuánto tarda cada participante. Yo salía delante, sin el silencioso, para apartar al público y tomar el tiempo de los que bajaban una vez llegado a meta. Por suerte la primera vez que lo hice apenas fueron 15 inscritos.
– Si no nos han engañado, uno de tus clientes VIP por aquellos entonces era un tal Pere Pi. ¿Cómo eran vuestras charlas mientras le cortabas el pelo?
– ¡Muy animadas! ¡Ya sabes cómo es Pere! (Risas). Él nos visitaba cuando ¡Gent d’Ara’ lo abrimos en la calle Ignasi Iglesias, junto a la Telefónica de Esplugues y tocando a la N-II. A él le pillaba cerca, ya que salía de Montesa para irse a fabricar las bicis Monty en una nave de plásticos cercana.
– En su día nos contó que cuidaba su imagen mucho para sobresalir en las carreras y no solo a nivel de resultados. ¿Le asesorabas tú?
– Sí. Durante el tiempo que estuvimos allí, fuimos responsables de su ‘look’, cabello y barba. Pero solo pudimos colaborar dos años, ya que nosotros nos trasladamos más al centro de Esplugues y Monty se marchó a donde está ahora, a Sant Feliu de Llobregat.
– ¿Fue él quien te animó a que te sacaras la licencia y participaras por primera vez en una carrera oficial, el Trial del Bruc?
– Habría molado, ¿verdad? Pero no. No fue él. En realidad, cuando nos veíamos conversábamos sobre mis bicicletas modificadas para hacer trial. Y él, lógicamente, de las suyas. Y no había color, pero sí mucha pasión por mi parte. (Sonríe).
– ¿Qué recuerdas de tu debut oficial en competición?
– Exactamente no se si la incripción o la licencia era gratuïta, y lo montaba el MC Esplugues. Al comprarnos Alfred y yo la MAR de 1974 creímos que, como equipo, era el momento de debutar. Han pasado muchos años, pero siempre recordaré que él se retiró en la primera vuelta mientras que yo sí pude completar las dos. Eso sí, fuera de tiempo. Pero nuestras OSSA MAR de 1974 no nos dieron ni un solo problema. El problema… ¡fuimos nosotros! (Risas).
– En el Trial del Bruc también participaste pero como control. ¿Eras muy estricto o más bien permisivo?
– ¡¡Buff!! Estuve bastantes años ejerciendo de control. Con nieve, hielo, mojado hasta los calzoncillos… también comiendo macarrones cerca del hogar del restaurante OK… Te decía todo lo anterior porque una edición no llovió, no: diluvió. Recuerdo que coincidió con la llegada del Papa de Roma a Montserrat. Imagínate: Trial en el Bruc y el Papa en Montserrat. ¿Cómo era de control? Siempre he tenido muy claro el valor de los puntos y las penalizaciones, y siempre he aplicado el reglamento para todos los pilotos del mismo modo; sin hacer distinciones ni excepciones de ningún tipo.
– Como decías, con tu socia cambiasteis de local y os mudasteis más hacia el centro. Y allí inauguraste los pases de peluquería con motos. ¿Cómo se te ocurrió mezclar pasarela de peinados y motos de trial?
– La verdad es que todo sucedió en una época en la que el trial, la moto de montaña, no era para nada bien vista. ¿Os suena de algo? No fue hasta que un tal Jordi Tarrés empezó a ganar Mundiales a casco porro que se popularizó un poco. También ayudaron a ello los triales indoor surgidos a raíz del de Barcelona. Los pases de peluquería con motos fue mi manera de defender el trial y la marca OSSA. La idea era mostrar y demostrar que la mala imagen que le atribuían no era justa. No era para nada ‘agresivo’. Y más si hacíamos los pases en discotecas, repletas de gente. Hicimos varios con motos OSSA y uno con motos Montesa Cota y la JJ Cobas de Toni Gorgot. Esta última pilotada por el malogrado Manuel Soler. Fue en la Disco Tuset 3 de Barcelona. ¿El primero? En ‘Chic’ de Molins, con el propietario y su novia desfilando como modelos y con Alfonso Arús ejerciendo de maestro de ceremonias. Quiero destacar la exhibición con una OSSA 303 de fábrica en la disco ‘Xoch’ de Sant Boi de Llobregat, con Pere Mas de Zona Cero, de Sant Climent de Llobregat, y la OSSA Dominó de sillón.
– ¿Llegó a desfilar para ti algún piloto de la época?
– Como modelos, propiamente hablando, no. Cierto es que algunos eran clientes y que nos echaban una mano paseando a las modelos con sus motos, siempre y cuando el local lo permitiese. Por ejemplo, en la discoteca ‘Sunset’ de Sant Just Desvern, con Impalas, el endurero y dakariano Carlos Mas, el campeón de bici trial y luego de trial en moto Andreu Codina y, como no, mi amigo Albert Ribó dejaron su impronta. Codina, por cierto, deleitandonos con una pequeña exhibición en unas zonas de trialsín montadas por Cicles Galtés y Montesa.
– Y al mismo tiempo empezaste a colaborar con el Grup OSSA Acció. ¿Cómo y cuando empezó todo?
– Cierto. Empezamos a tener reuniones. Por aquellos entonces, con otra socia, Rosa, montamos otra peluquería en la plaza del Ayuntamiento de Esplugues. Yo me repartía entre los dos salones y dada la cercana y buena localización de ambos lo tenía más fácil para asistir a las reuniones del Grup OSSA Acció, y los miembros del grupo también. En esa época ya hicimos cosas con Ricard Pinet. Recuerdo que la primera convocatoria fue solo para motos de trial OSSA.
– … y también empezaste tu colección particular de modelos OSSA. ¿No es así?
– Comencé a comprar todas las OSSA que podía. Y lo hacía para evitar que fueran directas al chatarrero. Las compraba y poníamos en condiciones. De trial, todo terreno, cross, carretera… cualquier modelo de la marca del trébol. Algún taller me ayudó un poco. Me dieron algún modelo a cambio de publicidad. Y a partir de ahí, también comenzamos a prestar motos OSSA a amigos expilotos para que participaran en nuestros eventos. Y así es como nacieron varios equipos del Grup OSSA Acció en modalidades como el trial o el todo terreno. ¿Sus componentes? El equipo de trial lo formamos Iñaki Forés, Toni Parra, Josep María Calaf, Félix Arnáez, Carlos Maldonado, Albert Parcerisas, Jordi Pros, Carlos Jordà, Sebastià Miralles y su hijo… y alguno más que no recuerdo. Muchos. Y también en Todo Terreno y Cross. Por ejemplo, Juan Swans y sus amigos. Lógicamente, no todos corrieron las mismas carreras y en la misma época.
– … y Andreu Rosselló.
– ¿Colaboraste en alguno de sus programas?
– Arús ya había colaborado con el peluquero y estilista Josep Pons, presentando sus desfiles. No recuerdo quién le propuso que hiciera lo mismo con nosotros, con nuestros pases de peluquería con motos. Y fue él quien me presentó a Rosselló, presentador y locutor de TV y radio y gran aficionado a las motos. De inmediato, ambos se convirtieron en clientes míos. Y con ellos estuve colaborando en sus programas. Arús incluso estuvo en casa varias veces. Recuerdo montar algunos shows juntos con mi equipo de audio. Él no tenía carnet de conducir, por lo que más de una vez se venía conmigo en el Mehari.
– Nos han dicho que fuiste enviado especial a las primeras ediciones del Trial Indoor de Barcelona en sus inicios en la calle Lleida. ¿Es así?
– También. Al colaborar con distintas radios y programas de motor me acreditaron para ello, y tuve la gran suerte de estar a pie de zonas y de entrevistar in situ a los pilotos participantes, principalmente de OSSA, durante varios años. Y también en distintos Salones de la Moto de Barcelona, donde conocí a Jacinto Moriana.
– Durante los 80 transformaste tu OSSA MAR 1974 a 350 verde para posteriormente cambiarla por la TR80 amarilla, moto con la que te veríamos en el extinto Open Zona Cero de Trial. ¿Qué hacía tan especial aquel campeonato social?
– Ciertamente con la MAR de 1974 competí mucho, participando mayormente en triales no oficiales. La aguanté muchísimo. Y cada semana llamaba a Zona Cero para preguntar por su campeonato. Por saber si aquel domingo organizaban alguna cita cerca de Barcelona. Me compré un remolque para mi Mehari y mi ilusión no era otra que tomar parte en el máximo de carreras posibles con mis compañeros y clientes. Yo creo que su éxito como campeonato responde al hecho de que los triales piratas ya estaban muy perseguidos. Además, la FCM lanzó una licencia para aficionados más o menos barata y con coberturas. Muchos nos la sacamos muchos años para competir, por ejemplo en ese campeonato. Una competición que inicialmente aglutinó a cuatro tiendas, que se pusieron de acuerdo porque comercialmente les interesaba. Personalmente, en Zona Cero de Gavà, a José Manuel Alcaraz padre, el ‘Nene’, le compré la mencionada OSSA TR80. Pero también una TR80 de 250cc y dos TR303 para el equipo OSSA Acció.
– Por cierto, también fuiste mecenas deportivo de tu buen amigo Albert Ribó cuando tras toda una vida en Montesa fichó por SWM, firma que importaban en nuestro país Narcís Casas y Josep María Pibernat, futuros fundadores de GasGas. ¿Cómo se convirtió tu peluquería ‘Gent d’Ara’ en su patrocinador personal?
– Muy sencillo. Como buen cliente y amigo que era hablamos de sus proyectos. Yo tenía unas tarjetas adhesivas con el nombre de nuestra peluquería, Saló Unisex Gent d’Ara Competició, y aprovechamos para pegarlas en su SWM. Lo hicimos en la carrera de cross que montamos en Espluges. También aprovechamos la cita para poner una pancarta.
– Y en 1984 cerró oficialmente OSSA. ¿Cómo te afectó su cierre?
– Negándome a aceptarlo. Lo hice hasta el punto de empezar a evolucionar mi TR303 mis amigos mecánicos y yo. Muchos otros trialeros cambiaron de marca para seguir corriendo los Open de Zona Cero, por ejemplo. Yo no. Me puse muy triste cuando me dijeron que estaban tirando las paredes de la fábrica y que todavía había material dentro. Los obreros, con la pala mecánica en mano, me dijeron que lo que quedara iría derechito al container de los escombros. Fui dos veces y ‘salvé’ fibras, depósitos de trial… y algún que otro plano original. Y lo mismo pasó con Betor. Fui con Juan Swans. Allí vendían barato, pero las barras… al container como chatarra. Por otro lado, me recorrí y llamé a muchos concesionarios para conocer de primera mano cómo quedaba el tema. Una vez visto como se solucionó todo, más tarde, y ya con el ‘Reviure’ en mente, les pedí colaboración para trofeos, material… Bueno pues tuvimos una lista inacabable de patrocinadores. Recuerdo que en un trial de nens organizado por el MC Esplugues y conmigo como relaciones públicas recaudamos 800.000 pesetas de la época.
– ¿Crees que se hizo todo lo posible por salvarla?
– La crisis de OSSA y la falta de acuerdo con sus sindicatos, llevó a la salida de la familia fundadora de la empresa. Así, en 1979, Eduardo Giró dejó OSSA y se hizo cargo de la dirección una Sociedad Anónima Laboral, con Mario Borrás junto con Leonardo Martínez a la cabeza. A Mario, por cierto, lo conocí en el canódromo de Diagonal, en su short track de los que organizaba Solo Moto. Recuerdo comentarle que mi TR80 nueva sonaba raro y él me animó a llevarla a fábrica a que me la revisaran. Bueno pues no se si se hizo todo o no. Quiero pensar que sí, aunque se dice que más de uno sacó tajada de la situación.
– A Montesa la salvó Honda. ¿Te imaginas a Kawasaki salvando a OSSA con el mismo acuerdo?
– En aquella época se buscaron muchas fórmulas imaginativas para salvar la industria de la moto española. Con inversión extranjera, fusionando varias marcas para para fabricar un motor común de 4T… Unas funcionaron, otras no. Hubiese sido bonito. ¡Las dos son verdes! (Sonríe).
– Tu 303 ‘proto’ (o evolucionada) fue la OSSA más moderna hasta que en 2008 la marca fue refundada entre otros por Joan Gurt y Jordi Cuxart y lanzaron la OSSA TR 280i, creada con la colaboración del excampeón del mundo de trial Marc Colomer y presentada en 2009. ¿Hablaron contigo en algún momento?
– Estando en la peluquería trabajando, me llamó una señora. Imagino que era socia de Gurt y Cuxart, interesándose por unas OSSA que tenía en venta. Las querían para exponerlas en la nueva fábrica de OSSA Factory. ‘¿Cómo?’, le pregunté. ‘Si Carlos Rubio tenía varios modelos en su despacho –una ‘palillos’ (125 A), una Phantom y una MAR 350 del 75–’. ‘No, la marca ya no le pertenece. Es nuestra. De momento, vamos a importar motos de carretera de nuestro gusto para obtener capital y después reiniciar OSSA como fabricante’, me espetó. Y Joan Gurt buscó un ingeniero: Josep Serra ‘Xiu’, que fue quien diseñó la nueva OSSA de trial, la TR 280i de inyección. También fue quien se encargó de gestionar las subvenciones gubernamentales para poner en pie OSSA Factory. Lo que sí te puedo decir es que, en su momento, Gurt quiso incorporar a Jordi Tarrés a su proyecto para aprovechar su experiencia para evolucionar y afinar la nueva moto.
– ¿Cómo y en qué colaboraron la nueva OSSA Factory con el Grup OSSA Acció?
– Básicamente, con material publicitario de marca, como cintas para marcar carreras. Y también nos apoyó a que siguieramos usando y publicitando con nuestros eventos la firma. De hecho, Gurt estuvo presente cuando inauguramos una exposición para festejar los 50 años del MC Esplugues, que permaneció abierta y visitable durante siete meses.
– Si no recuerdo mal, en una de las ediciones del Reviure, OSSA Factory estuvo presente con la TR 280i y el camión de fábrica. Los organizadores de la Montesada… ¡¡quizás os copiaron la idea!!
– Fue un verdadero éxito que una semana después del EICMA de Milán en donde la mostraron estuvieran con nosotros; presentándola y acompañándola también con el camión de carreras. El mismo día, la que era responsable de la agencia de publicidad de OSSA Factory, me confesó que les habíamos ‘fastidiado’ la presentacion de la moto en España. Recuerdo que desde OSSA Factory, y otros aficionados de la marca, nos felicitaron in situ encarecidamente por resistir y mantener viva la memoria de OSSA entre la gente. Asistieron al ‘Reviure’ tres años. También presentaron en el mismo evento la nueva Explorer.
– Por cierto, ¿crees que la OSSA TR 280i fue un modelo demasiado avanzado a su tiempo? ¿Un modelo incomprendido?
– Sabes el dicho que reza: ‘quien da primero, da dos veces’. Pues bueno, aquí no se cumplió. Pienso que Gurt hizo demasiado caso a las administraciones y no se tomó el tiempo suficiente como para evolucianar el modelo sin prisa ni pausa. Fíjate que la combustión con carburador ha durado hasta ahora. Podrían haber seguido una evolución más lenta y así quizás ahora todavía veríamos nuevos modelos de OSSA Factory en competición. También sé que Manel Jané, de Vertigo Motors, quiso comprar OSSA Factory antes de crear su propia marca y hacer su moto.
– Te lo preguntamos porque en nuestra reciente entrevista con Francesc Llort, actual Jefe de Mecánicos de GasGas, nos confesó que la primeras Combat de Vértigo se basaron en la Ossa TR 280i.
– Seguramente. Pero creo que quizás se corrió demasiado.
– Ahora que ya ha pasado el tiempo, ¿por qué crees que no salió bien el proyecto empresarial de OSSA Factory?
– Como simple aficionado y sin saber nada de sus números, creo que se gastó demasiado dinero en vender humo: marketing, merchandising… Y cuando hizo falta de verdad no se tuvo. Y pienso básicamente en las últimas series, casi eran perfectas y con muy poquitas cosas por pulir. Pienso que algunos ingenieros pueden ser muy brillantes sobre el papel, pero no conocen nuestro deporte a fondo y cometen fallos. En su momento, Albert Juvanteny, cuando hablamos de la TR80, ya dijo que hacia 5 años del diseño. Pero los ingenieros no sabían por dónde se usaban las motos. Errores que hace 40 años ya estaban más que superados. También sé que no se testaron los modelos el suficiente tiempo como para poder detectar y corregir problemas de juventud, por otro lado habituales. ¿Un ejemplo? Según Juan Roma, el piloto número uno de fábrica en aquellos momentos de OSSA Factory, en una de las carreras, se reventó una culata porque la preparación de la moto no se hizo en fábrica buscando más potencia.
– Al frente del Grup OSSA Acció has sido testigo del cierre de OSSA, de su posterior custodia, por parte de la empresa Rato, y de la venta de la marca al grupo FactoryBike, y de su corta pero intensa segunda etapa como OSSA Factory. ¿Como está tu salud cardiaca?
– Cuesta más explicar todo lo acontecido con OSSA que sufrirlo en tus carnes. Y yo creo que como yo, hay muchos, mira. En una mesa redonda, en una cena homenaje al Sr. Aranda en donde participó Eduardo Giró, ya retirado de los follones de OSSA, le hablé de lo que hacíamos en el Grup OSSA Acció. Su respuesta fue la siguiente: ‘no quiero saber nada de OSSA’. Eso sí, me dijo que si necesitaba alguna cosa de él, que lo llamara. También te diré que en una de las últimas carreras del Mundial de Trial en Sant Llorenç, caminando hacia una zona, coincidí con Joan Cañellas, directivo de Montesa, junto con los hermanos Permanyer. Yo, ni corto ni perezoso, le pregunté si realmente tenían la marca OSSA guardada. ¿sabes que me contestó? ‘Está en el fondo de un cajón, al igual que Bultaco’. ‘Y no creo que salgan’, apostilló. Con el tiempo, Carlos Rubio, de Factory Motor, me preguntó si yo sabía quién era quien tenía la marca OSSA para España y Andorra, que el ya atesoraba sus derechos y patentes en otros países. Descolgué el teléfono y pregunté a Permanyer, Giró… Ninguno quiso saber nada de OSSA.
– Y si tantas emociones no fuesen suficientes… eres el primero en arremangarse para organizar exposiciones, concentraciones… triales, motocrosses, enduros… ¿Le falta algo por organizar al Grup OSSA Acció?
– ¡Claro que sí! (Sonríe). Todavía tenemos que sentarnos en una sala y visionar con aficionados e incodicionales de la marca muchísimos de los vídeos que grabamos en su momento, por ejemplo. (Risas). Al formar parte del MC Esplugues y al margen de los pases de peluquería con motos, ciertamente colaboramos y participamos en infinidad de eventos. Como por ejemplo, el concierto para los 50 años del MC Esplugues, de instrumentos y motos con solista, en colaboración con el contrabajista, compositor y pedagogo de la música tradicional Marcel Casellas, bautizados como ‘Sinfonieta del motor’. También distintas exposiciones de motos de trial en varias ediciones del Trial Indoor de Barcelona, del AutoRetro, así como en RetroMotor Barcelona en La Farga de l’Hospitalet de Llobregat. Diversos monográficos de OSSA y de la industria de la moto en nuestro país… Muchos.
– El más curioso quizás sea cuando durante tres años y por primavera organizamos varios sorteos y actividades para que alumnos de la Escola Canigó de Sant Just, donde cursaba mi hija pequeña, pudieran irse de viaje de fin de curso. Recuerdo proponer a la dirección montar en una zona boscosa del colegio varias zonas de trial para bicicletas para que los alumnos pudieran participar en pequeños clínics de manos de mi amigo Iñaki (Forés). Hicimos varios. Y Monty nos dejó varias bicicletas de diferentes medidas; además de cedernos cada año una para sortearla. Es más, creo que el último año expusimos también una TR280i que trajo Salva García, trialero de toda la vida y comercial responsable de Ossa Factory para España y Portugal. La expusimos en nuestra carpa con otras OSSA clásicas.
– A todo esto, ¿cuántas motos OSSA tienes en tu garaje? ¿Y cuántas has tenido?
– A día de hoy, 12 modelos OSSA y una Mecatechno, que fue de Iñaki. Pero he tenido muchos más, motos que hemos restaurado, probado y vendido, principalmente, cuando decidimos centrarnos en el trial. En una ocasión, se juntaron 25, prácticamente perfectas. Muchas restauradas para amigos de OSSA, que nos conocieron a través de nuestras actividades en el Grup OSSA Acció. Piensa que en nuestro equipo oficial estaban Carlos y Félix, exmecanicos de la marca. Aunque si te soy sincero, sólo 3 de ellas quiero quedármelas. El resto, están en venta. Ahora que lo pienso, he llegado a tener un total de 7 modelos TR303, alguna vendida, otra intercambiada por una TR280i… A la Campeona de España Elisabet Solera, que estuvo más de una vez en el Trial de Esplugues a modo de exhibición, le compré una TR300i, su segunda OSSA de carreras.
– Tengo una OSSA TR 80 de 280 cc con admisión por láminas que está en venta, por cierto, que es de las primeras que montamos con Josep María Calaf. En carreras la usó Toni Parra, del equipo OSSA Acció. Recuerdo que la llevamos a Motos Portús, en Vic, y allí la ensamblaron y fueron perfilando poco a poco: encendido, carburador, frenos, todo el motor… y el resto lo acabamos en OSSA Acció. Toni la disfrutó muchísimo.
– ¿Hay algún modelo de trial que te gustaría tener y que, hoy en día, todavía persigues?
– No, francamente. Ya no tengo la necesidad.
– Tu piloto preferido… ¿Mick Andrews?
– No. En el mundo del trial, hasta ahora, siempre ha sido fácil conectar con la mayoría de pilotos, y ello hace que los quieras a todos y todas. Y más cuando tienes la oportunidad de entrevistarlos y estar cerca de ellos. Otra cosa para mi fantástica ha sido el poder entregar dos camisetas del Grup OSSA Acció a Emma Bristow, expiloto OSSA, y Lluís Gallach, gran piloto y todavía mejor persona.
– ¿Le conoces personalmente?
– Claro. Participó en tres ediciones del ‘Reviure’. Mick es mágico.
– ¿Apostamos por ‘The Magical’ como piloto estrella para el próximo Reviure OSSA Acció?
– Pues te seré sincero. No me lo he planteado y nadie me lo ha propuesto.
– ¿O la gran sorpresa del siguiente ‘Reviure’ será volverte a verte al manillar de una OSSA?
– Esto último ya te digo que no. Tuve desprendimiento de retina parcial y, por desgracia, tras varias operaciones no he recuperado mi mejor visión. Por eso en su día dejé mi trabajo y las competiones de trial. Y más si ya no tengo a mi capitán de equipo, Iñaki.
– Por cierto, OSSA ha estado en el último EICMA con una especie de MVP gigante. ¿Significa ello que la marca regresa por tercera vez? ¿sabes algo al respecto?
– Volverá. Pero Juan Roma me dijo que OSSA Factory simplemente cedió la patente para ese proyecto y que estudiarán el mercado, como ya pasó en 2017 cuando se adentraron en el sector del ciclismo de la mano de Cool Bikes. ¿Recuerdas la Spinta E, el primer modelo de una bicicleta eléctrica de la marca del trébol?