sábado, octubre 12, 2024

El futuro NO es eléctrico. Anesdor, se une a la plataforma para la promoción de los Ecocombustibles

 

La Asociación de Fabricantes de Motocicletas se une a la Plataforma de Promoción de los Ecocombustibles, colectivo que apuesta por los combustibles renovables como una vía más para la descarbonización, alternativa mucho más viable, lógica y sostenible que la electrificación.


La Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (ANESDOR) se ha sumado a la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles. Con esta nueva incorporación, ya son 29 las organizaciones que forman parte de este colectivo, creado para defender el impulso de los combustibles líquidos neutros en carbono como una vía más de descarbonización de la movilidad y otros sectores energéticos.

La entrada de ANESDOR supone también que la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles represente ya a más de 348.500 empresas de todo tipo, desde grandes multinacionales a micropymes y autónomos, que sostienen más de 5,7 millones de puestos de trabajo entre empleo directo, indirecto e inducido y se reparten por toda la geografía española, actuando como ejes de creación de empleo y riqueza para el país.

El secretario general de ANESDOR, José María Riaño, explica que “el sector de las motocicletas y vehículos ligeros está comprometido con los objetivos generales de descarbonización. Para poder garantizar una transición que cubra el marco actual tan heterogéneo de vehículos y necesidades de los usuarios es necesario abogar por la neutralidad tecnológica, y en ese aspecto los combustibles renovables son una tecnología muy adecuada que podrá convivir con otras en desarrollo. Por ello, desde ANESDOR estamos comprometidos para sumar esfuerzos y soluciones a través de la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles”.

Desde la Plataforma, y desde el compromiso en la lucha contra el cambio climático, también señalan que para cumplir sus objetivos es necesaria la concurrencia de todas las alternativas energéticas, incluidos los ecocombustibles: combustibles líquidos renovables y neutros en emisiones de CO2 fabricados con materias primas alternativas al petróleo. Creen que la transición energética no debe dejar a nadie atrás y debe incluir a todos los colectivos dispuestos a tener un papel protagonista en esta transición.

De hecho, cada vez son más las marcas de automóviles, motocicletas y todo tipo de vehículos las que se muestran en contra de la electrificación, plantando cara a los dictámenes europeos, carentes de toda lógica. Lo cierto es que han tardado bastante en alzar la voz ante tan absurda situación, de la que a continuación os damos más detalles.

El absurdo de la electrificación obligada

En los últimos años hemos podido ver como la Unión Europea lanza constantemente piedras contra su propio tejado y contra la libertad de los ciudadanos implantando normas restrictivas absolutamente ilógicas, desproporcionadas e incluso perjudiciales para su propia industria y para los ciudadanos, encaminadas a una teórica mejora de la calidad de vida pero cuya realidad es precisamente todo lo contrario, un notable empeoramiento de esta así como un preocupante y creciente recorte a nuestras libertades.

En ese entorno uno de los temas que más polémica están levantando en la sociedad es el anuncio de la prohibición de la venta de vehículos propulsados con motores de combustión interna, pretendiendo su paulatina sustitución por vehículos eléctricos, algo tan absurdo como inasumible y perjudicial, tanto para la industria como para los ciudadanos. Y es que por muy loable que sea el objetivo de reducir las emisiones contaminantes, esta medida no se sostiene.

Primero porque la sustitución de todos los vehículos conllevaría una mayor contaminación al tener que fabricar millones de vehículos teniendo que desechar los existentes. No hay nada más ecológico que el vehículo que se usa durante décadas, ni nada más perjudicial que la obsolescencia programada

Segundo porque se ha ido demostrando que los vehículos eléctricos acaban siendo igual o incluso más contaminantes, si tenemos en cuenta todo el proceso de fabricación, uso y reciclaje. Además su durabilidad es mucho más reducida que la de un vehículo de combustión interna, y también hay importantes problemas con el reciclaje de las baterías, por no hablar del elevado coste de estos vehículos y los problemas que pueden surgir cuando una batería se golpea sufriendo un daño, lo cual obliga a su carísima sustitución.

Tercero porque esta absurda idea, supone lanzar piedras contra la industria del automóvil y la motocicleta europea, favoreciendo la creciente y potente industria china, que es líder en vehículos eléctricos, lo que supondría dejar morir paulatinamente una fuerte industria que es vital en la economía de Europa.

Cuarto porque es inviable a nivel de infraestructuras, requiere un coste inmenso para adaptar y adecuar todo lo necesario, gastando miles de millones de Euros en construir redes de recarga, que además plantearían graves problemas en muchos casos, en realidad la electrificación no debe ser una imposición sino una alternativa para quienes estén dispuestos a asumir sus numerosos inconvenientes.

Quinto, porque causa una ruptura social, un grave perjuicio a los ciudadanos con menos recursos económicos, dado el paulatino, desproporcionado y hasta descarado encarecimiento de los vehículos, el incremento del margen de beneficios de los fabricantes, y la creación de fórmulas perversas como el pago por uso o la eliminación de la propiedad, que en realidad lo que sirven es para proporcionar mayores beneficios a las empresas en perjuicio del ciudadano medio.

Quinto porque también perjudicaría al patrimonio histórico, ya que supondría la inutilización de los vehículos clásicos y toda su industria: restauradores, talleres, fabricantes de repuestos, clubes y asociaciones, ya que aunque se permitiese su uso, la «extinción» de la gasolina haría que esta se encareciese paulatinamente y que pudiese llegar el caso de hacer inviable su producción.

Sexto y especialmente importante, porque la población se ha ido informando y dándose cuenta de que imponer una única alternativa atenta contra sus intereses y libertades y afortunadamente cada vez son más los ciudadanos y empresas contrarias a la imposición de la electrificación. Además de ser una alternativa cara, inviable y llena de problemas, es una irresponsabilidad y una aberración, ya que no soluciona absolutamente nada. Es más perjudica notablemente a los ciudadanos, a la industria, al libre mercado, a la libertad. Ante estas políticas más propias de regímenes dictatoriales que de un continente libre, la ciudadanía va despertando, dándose cuenta poco a poco de que Europa ya no interesa a nadie, y que determinadas Agendas parecen más un maquiavélico plan para acabar con una era de libertad y bonanza económica, en beneficio de unas pocas élites, que otra cosa.

Séptimo, cuando científicos independientes hacen incapié en que las principales causas del calentamiento global no son antropogénicas (causadas por el hombre) sino naturales, como los ciclos solares, pues épocas de calentamiento ha habido siempre, se caen muchos mantras que nos han sido impuestos. Por supuesto es posible que la actividad humana influya en este calentamiento, pero lo hace en una cantidad ínfima y desde luego muy lejos de esas alarmantes noticias de «crisis» lanzadas por determinados colectivos, que son los verdaderos bulos. Sin embargo, el calentamiento es una excelente excusa para esos colectivos, incluidos los políticos, de hacer negocio, de vender, de imponer tasas, multas, restricciones. Incluso de probar cada vez más medidas intrusivas en nuestra libertad y comprobar como la ciudadanía se somete sin más, cual rebaño de mansos corderitos. Pero todo tiene un límite, y este límite se acerca.

Octavo, porque no pueden pagar justos por pecadores, no se entiende que se ponga la mira de la escopeta en los ciudadanos y sus vehículos privados, cuando somos conscientes de que, por ejemplo, el diésel de los coches tiene 15 portes por millón de azufre, mientras que el fuel de los barcos 3.000, por lo tanto un solo barco contamina lo mismo que ¡50 millones de coches! y en el mundo hay 60.000 barcos. Un barco de pesca de atún gasta unos 700.000 litros al mes. Por otra parte, de nada sirve establecer restricciones a los sufridos Europeos mientras Asia y otros mercados siguen contaminando cuanto quieren.

Todos estos argumentos y muchos más refuerzan la necesidad de que haya una alternativa a la electrificación como medida para disminuir la contaminación y reducir las emisiones de carbono, y en este sentido empresas tan importantes como Porsche o Repsol llevan años trabajando para desarrollar sus conbustibles sintéticos, que por cierto están logrando magníficos resultados.

¿Por qué no tenerlos en cuenta? Sería absurdo, pero en esta era mediatizada y politizada en la que la censura parece actuar masivamente contra todo planteamiento que se salga del guión establecido, atacando incluso a la libertad de prensa, la lucha iniciada por unos pocos como los mencionados debe vencer, la verdad sobre los intereses ocultos. En este sentido resulta curioso ver cómo toda información contraria al guión oficial, como el documental «El Gran Fraude del Calentamiento Global» que destapa algunas falsedades de la teoría del cambio climático es constantemente borrado de los medios de difusión.

En definitiva, la incorporación de ANESDOR a la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles es una magnífica noticia y por favor, que no os laven el cerebro, el futuro NO es eléctrico ni mucho menos, lo eléctrico es simplemente una alternativa, pero hay otras.

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