Entre las víctimas de la tragedia del puente que se derrumbó en la ciudad italiana de Génova se encontraba uno de los nuestros, el trialero italiano de 57 años natural de Savona y residente en Andora, Giorgio Donaggio.
Como un mazazo ha caído entre la comunidad trialera italiana la triste noticia de la pérdida de uno de sus compañeros más queridos, el trialero italiano Giorgio Donaggio, en la triste tragedia del puente Morandi que se derrumbó en la autopista A10 de Génova, en la que han perdido la vida 39 personas.
Giorgio circulaba por la A10 en dirección a Santa Margherita Ligure, cuando ocurrió la tragedia. Tras horas de angustia finalmente se confirmaba el triste desenlace cuando en la mañana del 15 de agosto su cuerpo fue localizado en el interior de su coche, un Volvo XC60 blanco, lo que provocó la consternación de todos los que le conocían, tal y como se ha reflejado en diversos artículos de la prensa italiana en los que se destacaba su figura, así como en numerosos comentarios y condolencias en las redes sociales.
Comenzó su andadura trialera en los primeros años 80, siendo una joven promesa, para pasar posteriormente a ser padre que compartía esta afición con sus hijos, buenos trialeros, y en los últimos años campeón regional como uno de los pilotos punteros entre los Veteranos mayores de 50 años, de hecho el pasado 18 de abril subía al podio de la categoría TR4 en la manga del Campeonato de Italia celebrada en Lazzate y hace pocas semanas estuvo presente en el Campeonato de Europa en Santo Stefano d’Aveto.
El trial fue siempre su pasión, y además de ser un buen piloto, también era un gran experto en el marcaje de zonas y un gran maestro trialero, enseñando este bonito deporte a muchos jóvenes.
También era muy conocido y querido en el puerto de Andora, donde regía su empresa náutica Donaggio Boat Service, ya que era de los pocos artesanos que quedaban capaces de fabricar con maestría un bote de madera desde cero con hacha, habilidad aprendida de su padre. Sus habilidades en la fabricación y restauración de botes de madera eran muy reconocidas y apreciadas, lo que le llevó a realizar trabajos en prestigiosas embarcaciones por toda Italia e incluso en el extranjero, en puertos como el de Monte Carlo.
Nuestras condolencias a su mujer Enrica, a sus hijos Cristian, Matteo y Luca, así como a todos sus familiares y amigos.