Tras la polémica por la supuesta prohibición de las motos de combustión en Cataluña, la Generalitat ha rectificado y asegura que fue un malentendido. Sin embargo, la persecución a los motoristas de montaña continúa, con una prohibición total que margina a un sector con gran tradición e impacto industrial.
El comunicado de ANESDOR expone que todo ha sido un malentendido y que la Generalitat no busca prohibir la moto de combustión, sino fomentar la electrificación progresiva, especialmente en el ámbito urbano. «Nos alegra comprobar que todo ha sido un malentendido y que la Generalitat de Cataluña no pretende restringir la moto de combustión», ha declarado José María Riaño, secretario general de la asociación.
En este nuevo escenario, ANESDOR respalda el Plan de Impulso al Vehículo Eléctrico sin reservas y trabajará en coordinación con la Generalitat para fomentar la innovación y el desarrollo de soluciones tecnológicas sostenibles para las motocicletas interurbanas.
La rectificación supone un alivio para los motoristas catalanes, que veían en la propuesta inicial un agravio comparativo respecto a otros vehículos de combustión, como los coches o las furgonetas. Además, refuerza la idea de que la moto seguirá jugando un papel clave en la movilidad sostenible de Cataluña, en un contexto en el que la industria catalana del motor busca liderar la transición ecológica sin imponer prohibiciones drásticas.
Lo que no se comprende es que este plan ponga tanta atención en la electrificación, cuando existen otra muchas maneras, incluso más eficientes y menos problemáticas de realizar una transición ecológica, como sería el impulso a los combustibles alternativos, los cuales parecen haber sido olvidados.
Sin embargo, pese a esta rectificación por parte de la Generalitat de Cataluña, lo que es cierto es que la persecución a los usuarios de la moto de montaña continúa no solo en Cataluña sino en toda España. Actualmente, la prohibición de circulación es total, en lugar de contar con una regulación justa, lo que provoca una enorme e injusta discriminación a los deportistas de la moto de montaña. Este tipo de deportes, con un gran arraigo en Cataluña, siguen siendo marginados y tratados como proscritos.
Esta situación también impacta en un importante sector industrial y económico, ya que muchas marcas de motos, componentes y equipación son catalanas, formando parte de una industria con una trayectoria que se remonta a los años 60. La falta de regulación adecuada no solo afecta a los usuarios, sino que también pone en peligro a un sector clave en la economía catalana, por lo tanto resulta chocante que la Generalitat anuncie que quiere hacer una transición ecológica sin imponer prohibiciones drásticas, cuando lleva años existiendo precisamente una prohibición de este tipo, y es en Cataluña donde se persigue y multa más frecuentemente a los inocentes usuarios de la moto de campo que sólo quieren disfrutar de su afición.
