Entrevista a David Millán, campeón CET TR3

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– Este 2018 habéis sido tres pilotos del club, tú, Raúl Guimerà y Sergio Puyo, los estandartes de la región en el CET. ¿Habéis logrado con vuestro ejemplo animar a más aficionados de la zona a participar en años venideros también en el Nacional?

– No sabemos que pasará en el futuro, pero al menos en Valderrobres tuvimos un representante más de nuestro club, y probablemente el año que viene corra alguna carrera más. (Sonríe).

– Por cierto, felicidades por tu nuevo título nacional. ¿Esperabas coronarte este año en TR3?

– No era el objetivo a principios de año, la verdad. Mi intención era disfrutar del Nacional tras cinco años de paro. En 2018 me embarco en un nuevo proyecto personal: empiezo un Máster universitario que, probablemente, me va a mantener un par de temporadas apartado de la competición, por lo que me dije: ¡ahora o nunca! Y fue tras ver el resultado de la primera carrera cuando empecé a creer que era posible ganar el título.

– ¿Cuántos entorchados nacionales atesoras ya?

– Con éste sumo mi cuarto entorchado nacional en moto, que si los sumo a los cinco que conseguí en Biketrial hacen un total de nueve títulos de Campeón de España.

– Has dominado con mano férrea la categoría. ¿Qué te ha parecido la misma?

– En cuanto al nivel de las zonas se refiere, me parece muy adecuado para pilotos que se encuentran en mi misma situación: con poco tiempo para entrenar, pero con ganas de disfrutar del trial sin exponerse a demasiados riesgos que puedan causar lesiones. En cuanto a los rivales, creo que todos han demostrado ser capaces de estar delante. Pero lo mejor es que a esta categoría se viene a disfrutar, y yo, encima, he hecho grandes amistades con mis rivales. Y eso es fantástico.

(Vuelve a sonreír).

– ¿Cómo y cuándo decidiste volver a competir en el Campeonato de España?

– Bueno… ésta sí que es una buena historia para contar. Lo decidí la semana justo antes de la carrera de La Nucía. De hecho, hasta el viernes de la víspera a la carrera no tenía ni siquiera moto. Si no se hubiera aplazado Siete Aguas, el campeonato ya habría comenzado y yo, la verdad, de haberlo hecho no tenía ninguna intención de correrlo. El verdadero culpable de mi vuelta fue mi buen amigo Luis Záforas, que recientemente ha abierto su propio taller de motos en Alcañiz, Teruel. Se llama Pati Racing y le habían dado la concesión de TRRS para Aragón. Me llamó y me dijo: ‘venga que yo te pongo la asistencia y tú solo te preocupas de ¡pilotar bien!’. (Risas). Ello, unido a los planes de futuro que tengo para 2018 y 2019, fueron los que me acabaron convenciendo. Me dije: ‘vamos allá’, así que pedimos una moto. Nos llegó el viernes justo antes de la carrera. Terminamos de montarla a las 2 de la mañana y a las 6 ya estábamos camino de La Nucía.

– He leído en la prensa que Jordi Tarrés también te alentó a volver al Nacional. ¿Es así? ¿Cómo te animó?

– Eso no es del todo así. Jordi no me alentó a volver al Nacional, pero sí es muy cierto que una vez dentro del campeonato su apoyo ha sido constante. Y eso me ha mantenido muy motivado y con ganas de seguir trabajando duro para ganar el título. En cierta medida, ganar el campeonato es mi forma de agradecérselo, tanto a él personalmente como a todo el equipo de TRRS, con quienes me he sentido muy arropado y donde siempre me han facilitado mucho las cosas. Si no me equivoco, la mía es la primera TRRS… ¡¡Campeona de España!! Lo que sí que es cierto que de cara a este año 2018 no tenía intención de competir por el tema del Máster, pero a día de hoy pienso hacer todo lo posible para estar en el CET 2018 visto el gran apoyo recibido tanto por parte de Jordi como por parte de TRRS Motorcycles. Tengo muy buena relación con Jordi Tarrés desde que coincidimos en Jotagas. Para alguien como yo, que cuando era pequeño solo comía si le ponían videos de trial y él era uno de mis ídolos, su incondicional apoyo no tiene precio.

– No te habíamos visto en el Nacional desde 2012, pero ello no ha impedido que te hayas multicoronado en el certamen aragonés. ¿Era tu manera de matar el gusanillo?

– La verdad es que el trial se ha convertido en mi vía de escape. Nunca quise dejar de competir porque sabía que tarde o temprano volvería al Nacional, y compitiendo es la única forma de mantenerte motivado para entrenar.

– ¿Cómo fue compaginar durante estos cinco años de pausa tus estudios de odontología, y ahora tu propia clínica dental, con los entrenamientos y/o carreras en el Campeonato de Aragón?

– Pues al principio fue duro, muy duro. Sobre todo, psicológicamente. Toda tu vida sueñas en ser como Jordi Tarrés o Marc Colomer y vivir del trial, pero de repente todos tus sueños se ven frustrados. Empiezas a pasarte 10 horas al día sentado en una silla estudiando y empiezas a ver cómo rivales a los que sacabas 20 puntos por trial de pronto empiezan a ganarte porque ellos se pasan el día sobre la moto. Es duro, muy duro. A veces lo pienso y aún se me escapa alguna lágrima. Lo pasé muy mal. Aunque para ser sincero, a día de hoy, hecho la mirada atrás y no me arrepiento de nada. Tengo un buen trabajo. Tengo mi propia clínica dental y soy feliz haciendo trial, aunque a otro nivel. Si volviera atrás, haría otra vez lo mismo. Seguro. En este punto debo dar las gracias a mi familia, Clemente, Águeda, Alejandro y Virginia por saber aguantarme y animarme en esos momentos de bajón. A lo largo de toda su vida, mis padres, han hecho un gran esfuerzo y sacrificio para que yo pueda estar donde estoy hoy en día. Supieron guiarme en esos momentos en que mandarías todo al traste. Sin una familia así, estoy seguro de que a día de hoy yo no sería ni la mitad de feliz de lo que soy.

– A todo esto, ¿has notado el CET muy distinto de cuando estuviste hace ahora un lustro por última vez?

– La verdad es que sí. Veo un CET mejor organizado, con un mejor ambiente entre pilotos y mucho más cercano al público gracias en gran parte a las redes sociales y medios online como Todotrial.

– Tras ganar TR3, ¿te planteaste regresar a TR2 en 2018?

– Me lo había planteado incluso para Valderrobres o Siete Aguas, porque estoy en un punto en el que me siento bien físicamente y muy integrado con mi moto. Por desgracia, los lunes tengo a mis pacientes esperándome en la clínica y ellos no entienden de lesiones, pero sí de ese dolor que tienen, así que no vuelvo a TR2.

– ¿De quién es la culpa de que David Millán practique trial en moto?

– Básicamente, mía. (Sonríe). En mi casa nadie había oído hablar de trial antes de que yo lo hiciera. Mis padres dicen que si el trial no hubiera existido, lo habría inventado yo, (Risas) ¡¡Qué van a decir ellos!! (Vuelve a sonreír). El primer día que me regalaron una bicicleta, con 2 años, ya la usé sin ruedecillas y ¡¡sin caerme!! Era algo innato. Mi principal obsesión era quitar los cojines del sofá y subir por encima con la bici. Fíjate si era así que en una de éstas, me caí. Me di con los labios en el canto de madera del sofá y esa noche dije: ‘el pete no’. Un año después, fui con mis abuelos a ver a unos tíos y casualmente hacían una prueba de Biketrial en su pueblo. Llegué a casa y le dije a mi padre que quería una Monty. Cuando me preguntó qué era eso le dije: una bici con la que los niños suben por los coches, se caen y lloran. (Risas) A partir de ahí, mi padre se fue informando y ya me regalaron mi deseada Monty.

– ¿Recuerdas cuándo te subiste por primera vez a una moto de trial? ¿Y tu primera carrera?

– La primera vez que me subí a una moto de trial fue con 3 añitos. Era una Aprilia Climber 50cc a la que mi padre tuvo que hacerle un amortiguador más corto para que pudiera llegar al suelo. Mi primera carrera… fue en bicicleta a los 5 años; en Sant Fruitós del Bages, Barcelona, donde quedé segundo en categoría Promesa.

– Tu padre fue durante muchos años tu acompañante y mochilero a las carreras. ¿Por qué este 2017 no lo ha seguido haciendo?

– Básicamente, por motivos laborales. Mi padre es ahora el Director Médico de Motorland Aragón, lo cual implica que muchos fines de semana tenga que estar trabajando y no me pueda acompañar. Pero… ¡¡es y será el mejor mochilero para mí!! Nadie me conoce como él. Espero que pueda acompañarme ¡en 2018! Por suerte me ha podido acompañar Joan Moreno, que es como un hermano para mí y que ha hecho un gran esfuerzo por estar conmigo en las carreras. Hemos pasado una temporada ¡¡increíble!! En las últimas carreras he contado también con la ayuda de Mario Micolau, ya que Joan se lesionó la rodilla. Desde aquí aprovecho para desearle una pronta recuperación.

– Antes de ‘campeonar’ en moto, lo hiciste en bicicleta. ¿Qué recuerdas de tu etapa en el Biketrial?

– Fue una época muy bonita. Cogíamos las caravanas y todos juntos nos pasábamos tres semanas por Europa. Convivíamos como hermanos e hicimos grandes amistades. Era un ambiente diferente. De ahí surgieron amistades como la que tengo a día de hoy con Toni Bou o Jeroni Fajardo, con quienes por aquellos entonces compartíamos entrenamientos y alguna que otra… ¡¡gamberradilla!! (Risas).

– Estuviste 7 años ganando títulos en Aragón, Cataluña, España y en el Campeonato del Mundo de 1999. ¿Por qué cambiaste la bici por la moto?

– Desde pequeño mi ilusión era correr en moto y mis ídolos eran pilotos de moto. Pero en aquella época, las motos infantiles que teníamos… digamos que no eran todo lo prácticas que debían ser. Y la bici aportaba una gran base para dar el salto posteriormente a la moto. A los 12 años fue cuando decidí cambiar, ya que en la bici, prácticamente has desarrollado toda tu técnica y a partir de ahí aumentas tu nivel porque aumenta tu fuerza. En la bici lo tenía todo de cara, pero en ningún momento pensé en quedarme para ganar más títulos. Yo quería ser como Tarrés o Colomer. (Sonríe).

– Para un piloto de trial, ¿cuál crees que es la mejor manera de iniciarse: en bici o en moto?

– Creo que la bici aporta una gran base. De hecho, podemos ver cómo muchos de los grandes pilotos, Bou, Fajardo, Albert Cabestany…, vienen de la bicicleta. Sin embargo, hoy en día, con las motos que existen, ya no lo tengo tan claro. Aunque yo seguiría apostando por la bici.

– ¿Todavía compites en bici?

– Pues mira, no. Lo cierto es que no la suelo usar mucho. Tengo bici, pero no tengo tiempo para usarla. De vez en cuando me da la fiebre y me paso unos días entrenando con ella, pero nada de competir.

– En 2002 ingresas en la Sherco Academy e inicias otra de las épocas más exitosas de tu carrera deportiva. Títulos aragoneses, nacionales y debut en competiciones internacionales… ¿Sueño cumplido?

– Por supuesto. Sin duda, la mejor época de mi vida a nivel deportivo. Llegaron los primeros títulos y las primeras grandes amistades del trial, que nunca olvidaré. Sherco es como una familia para mí. Me dieron todo lo que estuvo en sus manos cuando yo más lo necesitaba y esas cosas nunca se olvidan. A día de hoy, conservo una gran amistad con la familia Colomer, con Arnau Vilardell y con Josep Rovira, ‘Paxau’, con el que pasé muchas horas en su taller preparando mi 125 durante mi estancia en Torelló, Barcelona. Son personas a las que nunca olvidaré y a las que siempre les estaré muy agradecido.

– En 2007 estuviste en el podio final del Europeo y lo rozaste en el Mundial Juvenil 125 y además llevabas el casco de Todotrial. ¿Tu mejor temporada de siempre?

– Sí, la verdad es que sí. Gracias a la RFME tuve la oportunidad de competir dos años en el Mundial y el Europeo. Y sí, en 2007 fue cuando alcancé los mejores logros. Fue un año un poco lastrado por mis estudios de bachillerato cuando mis rivales ya se dedicaban exclusivamente a la moto, pero ello le da más mérito si cabe. En cambio, 2008 fue la otra cara de la moneda. Pasé por dos lesiones y el hecho de gastar mucho más dinero del que ganaba fue lo que me hizo tomar la decisión de empezar una carrera universitaria, y decidir que mi carrera deportiva como piloto profesional de trial había llegado a su fin. Sin duda, la decisión más dura de mi vida.

– Estuviste en el CAR de Sant Cugat. ¿Qué tal la experiencia?

– Sinceramente, mala. Por aquel entonces, Alfredo Gómez y yo compartíamos habitación en el CAR y se acabó convirtiendo en un hotel muy caro para nosotros. Nadie allí se preocupaba por nosotros. Ni entrenamientos, ni dietas, ni nada de nada. Nos fuimos en cuanto pudimos. De allí me fui a vivir a casa de Marc Freixa, a quien le estoy muy agradecido. Él y su familia me acogieron en su casa como a uno más y la verdad es que fue una experiencia inolvidable.

– A todo esto, ¿qué te parece el nuevo Mundial gestionado por Sport7?

– No sé como lo viven los pilotos desde dentro, pero desde fuera me parece muy interesante. El trial necesita ser acercado a la gente y parece que lo están consiguiendo. Ha mejorado mucho, sobre todo a nivel mediático. Gracias a las aplicaciones móviles y a los vídeos en vivo en las redes sociales, los seguidores del Mundial estamos informados en todo momento.

– ¿Te gusta la zona de calificación del sábado?

– Me gusta como espectador. Al final, necesitamos que la gente siga este deporte y a la gente le gusta la acción rápida… y las caídas, para que vamos a engañarnos. (Sonríe). Seguramente a los pilotos no les guste tanto, y estoy seguro de que asumen riesgos innecesarios que les podrían costar una lesión. Pero a día de hoy, forma parte de este ‘circo’. Hay que modernizarse y adaptarse a lo que demandan los espectadores.

– ¿Non stop, como en el Mundial, o stop, como en el CET?

– Yo prefiero el stop. Creo que con poner tiempo en zona ya agilizas la acción. Cuando estábamos formando a los controles para el CET de Valderrobres, la mayoría de ellos sin experiencia y todos de forma voluntaria, ya les era difícil entender ciertas cosas del reglamento. Imagínate como para cederles la responsabilidad de decidir qué parada es fiasco y cuál no.

– Ya para finalizar, en tu consulta, ¿tienes colgados en la pared junto a tus títulos universitarios los diplomas de tus títulos en bici y trial?

– (Risas) Por no tener, no tengo colgados ¡¡ni los títulos universitarios!! No hay que romper ¡la estética! (Más risas) Es broma. No los tengo colgados, pero te aseguro que mis pacientes saben de sobras a qué dedico mi tiempo libre. Unos me felicitan y otros sufren por si me lesiono y les dejo… ¡¡con la dentadura a medias!! (Risas, nuevamente).

– ¿Y los de Mejor Deportista de Teruel y Aragón?

– No, éstos tampoco. Pero los tengo a buen recaudo. (Sonríe maliciosamente). Tengo una habitación con todos los trofeos y reconocimientos que he recibido a lo largo de mi carrera deportiva. Supongo que algún día aburriré a mis nietos contándoles ¡¡batallitas!!

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