sábado, abril 27, 2024

El absurdo de la persecución a la moto de campo y el derroche de recursos

 

La Plataforma Moto de Campo Sostenible de la Real Federación Española de Motociclismo se pregunta si es proporcional los recursos que se gastan para perseguir a los aficionados a la moto de campo. La respuesta la tenemos clara, es un absurdo que no tiene lógica alguna pero veámoslo en detalle.

Texto: Moto de Campo Sostenible adaptado por Todotrial. Fotos: RFME


Muchas veces vemos en diversos medios de comunicación sorprendentes noticias en las que aficionados a la moto de campo, principalmente practicantes de enduro, son perseguidos con medios que ya quisieran a veces las unidades de la Guardia Civil que luchan contra el tráfico de drogas, por poner un ejemplo… Helicópteros, vehículos variados, multitud de personal y, ahora también, drones. ¿Qué lógica tiene usar esta cantidad de recursos para perseguir a los aficionados a un deporte, que además apenas hacen ningún daño?

En un mundo que tiende cada vez más a lo absurdo y a restringir sin más el acceso a la naturaleza, prohibiendo sin regular, simplemente por ideología, la moto de campo se ha convertido con los años en un objetivo que pueden aprovechar las administraciones para derrochar recursos supuestamente en pro de un mundo más ecológico, pero cuya realidad es precisamente lo contrario. Con esta excusa emplean una ingente cantidad de dinero en perseguir los deportes de la moto de campo, tiempo y dinero que podría emplearse en resolver multitud de problemas de delincuencia en las ciudades, por ejemplo, algo mucho más útil y necesario para los ciudadanos y que además ha aumentado alarmantemente en los últimos años.

La moto de campo en el medio natural no produce impacto alguno, ya que a nivel sonoro y de emisiones son cifras controladas y aprobadas por el gobierno en las ITVs pagando sus impuestos correspondientes, y la erosión que algunos argumentan no es más que una falacia, un engaño. Cambiar la tierra de sitio no es algo que perjudique gravemente el medio ambiente, simplemente algo que puede causar ciertos inconvenientes, por cierto el agua de la lluvia provoca mucha mayor erosión en muchos casos. Y si hablamos de trial, ni si quiera hay apenas este efecto. 

Por otro lado cuando un deportista sobre su moto de campo pasa por una zona determinada apenas son unos segundos, por lo que su posible «impacto» es simplemente ridículo. Respecto a los residuos generados son simplemente nulos, más ahora con las motos de inyección que no evacúan líquidos en caso de caída.

Una moto de campo con un escape homologado que transita por sendas ya hechas, circulando con respeto y civismo, tiene un impacto muy reducido, similar al del resto de usuarios del medio natural, y más aún en el caso de una moto de trial, dados sus neumáticos ecológicos a baja presión, su reducidísimo peso y su escasa potencia.

Se podría decir que el colectivo de cazadores o escaladores también crean «impacto» cuando usan el medio natural dejando “marcas” y haciendo ruidos, moviéndose por caminos en coche hasta el sitio concreto donde realizan la actividad, pero tienen su deporte regulado, con zonas habilitadas y épocas en las que poder realizarlo, permitiendo así su actividad con el menor impacto posible.

Sin embargo la moto de campo está prohibida, el enduro, el trial, el trail, sin regulación de ningún tipo, quedando fuera de la ley, ya que las administraciones ni si siquiera escuchan y por lo tanto provocan indefensión al ciudadano de un modo muy poco democrático… La RFME lleva años tratando de avanzar hacia alguna regulación, los usuarios llevan décadas reclamándolo, pero ni una ni otros son escuchados, parece que sólo importamos a la hora de pagar impuestos o tener obligaciones, nuestros derechos no se tienen en cuenta.

Esta situación está provocada por la cada vez más evidente incongruncia y corrupción del sistema político en el que vivimos. Si nuestro colectivo no genera votos, pero sí lo hace todo aquello que se ponga de moda por ser «ecológico» aunque sea mentira, como es el caso de los coches eléctricos y su producción e implantación prácticamente por la fuerza, por no hablar de la eliminación de centrales nucleares, cuando aún no se genera energía suficiente de manera alternativa para suplirlas, así como otros muchos absurdos como el derribo de presas, o la prohibición de la caza en determinadas zonas para luego contratar empresas que “eliminen” la superpoblación de animales que esto provoca. Los ejemplos son muchos, y la moto de campo es una diana perfecta para este tipo de filosofía política e ilógica.

En los últimos tiempos esta diana se está ampliando a otros colectivos, como la bicicleta de montaña o las carreras de trail running, siendo cada vez más amplio el espectro de lo «no correcto» para el medio ambiente, aun siendo muchas las posibilidades de un uso sostenible y regulado. Esto está abriendo los ojos de mucha gente, que se está dando cuenta que el actual ecologismo que profesan los políticos y las autoridades no es más que un negocio, o bien para hacer dinero, o bien para conseguir votos.

Recursos desproporcionados y dañinos para el medio ambiente

Todo lo anterior lleva al absurdo de ver cómo algunos Gobiernos gastan una cantidad ingente de recursos desproporcionados respecto al impacto medioambiental real que provoca la práctica del off road. Recientemente han aparecido imágenes de varias persecuciones que reflejan este despropósito.

En un vídeo donde un helicóptero persigue a un grupo de endureros, el gasto de combustible del helicóptero, el ruido para la fauna, la erosión al posarse sobre el suelo… además del gasto de miles de euros que esto supone, solo ha hecho más que agravar el impacto negativo al medio natural, o incluso crearlo donde no existía, siendo sin lugar a dudas mucho más contaminante los medios usados que la propia actividad.

Y ni que decir tiene la cantidad de árboles que se podrían repoblar o la “basuraleza” que se podría recoger con los miles de euros gastados en una mañana de persecución en helicóptero. Además de poder estar persiguiendo delitos graves de verdad, claro.

En los medios de comunicación además es muy vistoso el perseguir a un colectivo al que se le coloca como punta de lanza del antiecologismo. ¿Por qué no vemos en la televisión un despliegue igual para las personas que arrojan escombros y basuras en vertederos ilegales? Porque no se hace y porque no interesa. Bastaría con quedarse esperando en uno de estos puntos contaminados y esperar a que vayan a tirar basura en la naturaleza, pero eso no vende. Pero estos programas lo que realmente están causando es que la mayoría de la población empiece a ser consciente de este gran absurdo.

Un colchón, un frigorífico, o muchos de los residuos que nos encontramos por el campo, permanecen allí años, deteriorándose y diluyéndose en la naturaleza, produciendo una contaminación exagerada en comparación con la moto de campo.

Las administraciones han colocado a los aficionados a la moto de campo en un nivel de delincuencia equiparable a delitos muy graves, tanto por los recursos destinados como por las penas establecidas. Robar por la calle, si se trata de un hurto son 400€, y las multas por montar en el campo pueden llegar a los 30.000€ según dicen en un reciente vídeo de la televisión catalana TV3. Otra cosa es la falta de imparcialidad y el papel adoctrinador que lamentablemente hoy existe en la mayoría de medios de comunicación, que además cobran subvenciones, es decir, la mayoría están comprados… En cualquier caso, los usuarios de la moto de campo no pueden estar a ese nivel.

Cuando Toni Bou o Josep García ganan títulos de Campeones del Mundo son muchos los políticos que se hacen eco o quieren estár ahí para la foto, felicitando los logros y haciendo alarde los pilotos de su tierra, pero luego no se mueven por regular nuestro deporte, esto tiene un nombre, hipocresía

Hay que regular la moto de campo

La clave es la regulación, ya que un uso sostenible, cívico y respetuoso del medio natural, en el que todos los usuarios compartan la naturaleza de manera ordenada, cuidando todos los detalles y estableciendo una normativa conjunta, tiene más beneficios que el impacto negativo que pueda generar. Porque, además, el turismo de la moto de campo tiene un potencial enorme, siendo un público de poder adquisitivo medio – alto que busca buena gastronomía sin excesos nocturnos, ideal para cualquier entorno rural de la España vaciada.

Vivimos en una sociedad que tiende hacia lo ideológicamente “correcto” sin prestar atención a la lógica. Regular la moto de campo traería beneficios reales para el medio natural y para todos sus usuarios, repoblando y recuperando zonas, evitando lugares protegidos, ayudando a senderistas y ciclistas si lo necesitan, recuperando sendas y caminos que puedan usar todos, tanto para ocio como para frenar incendios… además de proteger y recuperar espacios y generar puestos de trabajo.

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