No es la primera vez que deportistas de la moto de campo salvan a una persona en peligro, esta vez ha sido gracias a dos jóvenes trialeros que un ciclista puede contarlo.
El pasado 7 de abril en un sendero de dificil acceso de la localidad asturiana de El Entrego, un ciclista de 45 años sufría una fuerte caída provocándole un fuerte traumatismo que le impedía moverse. La situación era complicada y al ver su tardanda su pareja le localizaba por teléfono percatándose de la situación. Tras avisar al Servicio de Emergencias, este se ponía en marcha con la búsqueda pero sin saber la localización exacta.
Había transcurrido una hora desde el accidente cuando dos trialeros se encontraban con la pareja del accidentado muy nerviosa, y esta les explicaba lo sucedido. El helicóptero de Emergencias no lograba localizar al herido y ya quedaba poca luz del día, pues eran casi las 9 de la noche. Los jóvenes trialeros, Sergio Fernández y Miguel Revilla, de 25 y 16 años respectivamente, no dudaron en salir en búsqueda del ciclista. Gritando su nombre trataban de localizarle pero no obtenían respuesta hasta que vieron una bicicleta y poco más alla descubrían al ciclista, que apenas podía ya gritar.
El lugar estaba tapado por las ramas de los árboles, con lo cual hubiese sido imposible que el helicóptero localizase al herido, y de realizarse la búsqueda en coche 4×4 o a pie, se hubiese tardado muchas horas en llegar, no librándose de la noche y el frío. El herido ya presentaba sintomas de hipotermia y no dudaron en taparle con sus chaquetas, para posteriormente llamar a Emergencias y facilitar la situación. Poco después los profesionales se deslizaban desde el helicóptero para evacuar al ciclista por el aire. Este era trasladado al hospital donde era operado de urgencia por un desplazamiento de una vértebra.
Todo un ejemplo el de estos trialeros que, sin temor a ser «tratados como delincuentes» por el simple hecho de praticar una disciplina deportiva que no agrada a algunos ecologistas radicales e intolerantes, no dudaron en acudir a socorrer a las personas necesitadas y con ello salvar probablemente su vida. Esto demuestra una vez más que nuestro deporte, además de ser plenamente sostenible y compatible con el cuidado del medio ambiente si se realiza con un minimo de respeto, puede ser mucho más beneficioso para la sociedad que perjudicial.
Además los trialeros suelen conocer y respetar más que nadie el entorno por el que se mueven, pudiendo ser colaboradores excepcionales en situaciones de emergencias, como la búsqueda de desaparecidos, rescate de accidentados, prevención y extinción de incendios, limpieza de maleza y rastrojos, mantenimiento de veredas, caminos y sendas que en muchos lugares se están perdiendo o incluso control de vertidos ilegales o cazadores furtivos.
Y es que la práctica del trial como deporte sostenible, debido especialmente a las peculiares características de nuestras motocicletas, de reducido peso, bajo nivel sonoro y de emisiones, así como su escaso impacto erosivo gracias a sus neumáticos ecológicos y de baja presión, debería ser reconocido por la legislación, permitiendo su uso regulado. Tras años de discriminación, se hace necesario ya un cambio normativo que facilite la práctica deportiva del trial y que evite también los abusos de los funcionarios de Medio Ambiente que arbitrariamente deniegan incluso mediante abuso de poder las competiciones motociclistas federadas, cuando todos sabemos que su impacto medioambiental es prácticamente nulo.
Desde la RFME y su plataforma Moto de Campo Sostenible, también se trabaja en lograr estos objetivos, siendo labor de todos la labor de concienciación y de difusión de la realidad de nuestro deporte.