Scottishtrial dijo:
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- Este debate tiene 59 respuestas, 1 mensaje y ha sido actualizado por última vez el 1 enero, 2022 at 4:00 pm por Juanjo-SrB.
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13 enero, 2006 a las 8:46 pm #49286
Aprovechando la ocasión de la creación de la aventura/trial PANÁFRICA, nos gustaría rendir un homenaje a otra aventura trialera única en la historia, y que por motivos de protección medio-ambiental NUNCA volverá a repetirse.
Nos referimos a una aventura diametralmente opuesta a la que ahora se presenta. La “expedición en moto al Himalaya” de 1973.
No fue como ahora una competición, se trataba de una autentica aventura.
No transcurría por paisajes sofocantes y arenosos, sino por parajes rocosos y helados.
Tampoco lo hacía a niveles próximos al mar, sino a grandes alturas donde el aire es poco y el esfuerzo es mucho.Sin duda, una de las mayores gestas realizadas por simples aficionados que poseían una voluntad fuera de lo común y un amor al motorismo de montaña sin igual.
(Condensado del libro HIMALAYA NAMASTÉ de Dimas Veiga, y algunos datos propios)
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13 enero, 2006 a las 8:49 pm #49287
Octubre de 1972.
Se reúnen un grupo de amigos, practicantes todos ellos del motorismo de montaña y muy aficionados a hacer largas travesías por caminos en moto.
La “Dos Mares” y la “Barcelona-Madrid” ya se habían superado, y… se quedaban un poco “cortas” para ese peculiar grupo.
Dicho grupo estaba formado principalmente por Rafa Puig Bultó, Dimas Veiga, Jaume Samsó Puig, Ramón García-Nieto y Lluís Solé Guillaume; al cual se les unió un buen amigo de Rafa, Gerardo Pascual.Para imaginarse la voluntad de estas personas, cabe destacar sus respectivas edades en aquel momento: 43, 43, 35, 42, 54!! y 40 años respectivamente. Evidentemente eso era un riesgo añadido.
Sus profesiones: Ingeniero textil (y dueño de la tienda de motos Zona-3), Relaciones públicas, Perito eléctrico (y buen mecánico), Abogado y economista, Fotógrafo, y Médico, Cirujano y traumatólogo.
Ahora nos situamos en la época. Pensemos en aquellos tiempos de TV en blanco y negro (y sólo 2 canales: el “normal” y el UHF), paredes con empapelados floreados, sillones de skay, muebles de formica imitando madera, gafas de grandes monturas, pantalones acampanados (¡y a cuadros!).
Martin Lampkin debió esperar casi 3 años para proclamarse como el primer Campeón del Mundo de trial de la historia y Mik Andrews era el flamante Campeón de Europa (por segunda vez consecutiva) gracias a su revolucionaria Ossa.Las motos pesaban en seco casi 95 kg. y no había medios tecnológicos para que ello cambiase. (95-100 kg. a 5000 m. de altura = un suplicio)
La fábrica Bultaco apoyó desde un principio la expedición (Puig Bultó seguro que influyó ;) y puso a disposición 5 Sherpas y a su departamento técnico para incorporar pequeñas pero efectivas modificaciones.Aunque no hay mucha información disponible, parece ser que se trataban de sendos modelos 125, con alguna cosa del modelo 92 y algunas “modernidades” en fase de pruebas. Se les adaptó el kit de depósito y asiento procedente de las Alpina (decorado como una Sherpa, en rojo), silencioso tipo boomerang (en fase de prototipo), corona de mayor diámetro perforada, y culatas comprimidas.
A cada integrante del equipo se le signó una tarea, y así Puig Bultó pasó a de la confección de la ruta e itinerarios, Dimas Veiga las relaciones con la prensa y promoción, Jaume Samsó el tema de la mecánica y logística del material y aparatos, a Ramón García-Nieto se le otorgó la dirección del grupo, Lluís Solé fue el fotógrafo (utilizó una Fujica P-1) y Gerardo Pascual fue el médico y preparador físico de la expedición.
Para aclimatarse lo mejor que podían, cada fin de semana se marcaban unas excursiones por el Pirineo Catalán (entonces se podía) y se impusieron subir el Puigmal, Canigó, Puig Pedrós, etc.
Para empezar no estaba mal, aunque en el mejor de los casos llegarían a alturas menores a las que se encontrarían en el punto de partida en el Himalaya.
Eso si, las realizaron en pleno invierno, consiguiendo una experiencia valiosa en acampada bajo climatologías rigurosas y el necesario contacto con la nieve y el hielo.Continuará…
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14 enero, 2006 a las 3:02 am #49288
Pero estaban locos o que?!?!?! Parece que todo les iba en contra… el peso de las motos… el frio…. la altura…. es interesante que no se haya hablado nunca de esto antes…. QUE PASÓ?
Un saludo :) -
14 enero, 2006 a las 3:15 am #49289
Eran modelos 125, continuación a las 92, aunque la tapa lateral derecha del motor seguía siendo la de la 92. Depósito de Alpina y escape modificado, corona más grande, etc. De cilindrada, por supuesto eran 350cc.
En febrero del año pasado tuve la ocasión de poder ver a una de estas motos en directo, en el Museo de la Moto de Basella, en la exposición Bultaco Tot un Mite. Fui hasta allí con mi pequeño Mateo.
Esta es la moto:
Esta es una camiseta que se hizo para conmemorar el viaje:
Y estas dos fotos estaban expuestas también:
Aquí tenéis la galería completa de fotos que tomé. Como veis Mateo es el protagonista en muchas de ellas. El que le gusten las Bultacos lo va a flipar.
http://www.trialmadrid.com/images/museo basella/index.htm
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15 enero, 2006 a las 7:53 pm #49290
Yo tuve ocasión de conocer a Dimás Veiga, era una persona muy interesante y aun conservo las revistas motociclismo (en blanco y negro de la época) que relatan la expedición al Himalaya…recuerdo algunos miembros de la expedición subiendo a las sherpas de paquete a monjes tibetanos que no habian visto una moto por aquellos parajes en su vida…alucinante…
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16 enero, 2006 a las 3:39 am #49291
Estoy ansioso de que sigais contando como transurrio esa aventura!!!!!!!!!!!!
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18 enero, 2006 a las 1:27 pm #49292
Continuación (PARTE II)
Desde la reunión en la que se planteó la aventura hasta la salida de la expedición, transcurrió un año largo.
Los que saben del tema organizativo, de triales de campeonato por ejemplo, saben muy bien que 12 meses parecen muchos, pero realmente es poco tiempo para preparar eventos donde hay que encajar muchas piezas.
En ese espacio de tiempo, los integrantes debieron reunir mucha información sobre lugares que no conocían… y en los que poca gente había estado; reunir mapas cartográficos precisos, marcar el itinerario, técnicas de vadeo de ríos sin puente(con aparejos de poleas), acopio de materiales, equipo, víveres y medicamentos, etc. todo ello dentro de 10 cajas, sin contar las más grandes que contenían las motos desmontadas.Noviembre de 1973 (La partida).
Que la empresa no iba a ser fácil ya se percataron al principio de todo. El interminable viaje Barcelona-Frankfurt-Roma-Nueva Delhi-Kathmandú debió ser agotador, incluyendo los trámites aduaneros y las largas hora de espera en varios aeropuertos.Una vez Kathmandú, se impone visitar la agencia encargada de transportar las cajas, y algo tan importante como proveerse de bidones y de la gasolina necesaria. Una vez comprobado la pobre calidad de la gasolina nepalí, se las arreglan para conseguir gasolina aeronáutica para mezclarla y así mejorar el octanaje (imprescindible para la altura y las culatas comprimidas).
Tras pasar un par de días en la capital y habiendo sido precedidos por las cajas de material, se embarcan en una avioneta Pilatus Porter, que posee muy buena fama pero su frágil aspecto es algo preocupante y que los llevará a Lukla, tierra de los Sherpas, a 2.800 metros.
Un preludio de lo que les espera les muestra la “pista de aterrizaje” que parte de un barranco vertical de 500 metros de precipicio, y que forma una empinada cuesta del 20% en 400 metros de largo. Para que los pasajeros no olviden el peligro, una avión estrellado al principio y otro al final de la pista delimitan la misma. Antes de detenerse la avioneta debe realizar un giro de 90 grados evitar que ésta se deslice hacia atrás a pesar de los frenos.Los Sherpas que les habían asignado ya les estaban esperando en la pista. Se trataba de Mohan Lai Rai, que sería el guía y jefe de los otros tres Sherpas (1 por cada 2 expedicionarios) y del cocinero (La caravana se completaba con 55 porteadores, que cargaban cada uno con unos 35 kg.).
Tras la primera comida la cual encontraron sabrosa y que erróneamente les hizo creer que eso sería siempre así, se pusieron manos a la obra a desembalar y montar las motos.
Montando una de las motosFinalmente, a las 17 horas del histórico día 7 de Noviembre de 1973, por primera vez, una motocicleta se ponía en marcha en el umbral del Himalaya, y se trataba de una moto de trial.
En el “campo base” hacían vida en una tienda donde cabían los seis, y dormían en tiendas para dos. Por la noche la temperatura exterior era de unos -12ºC, y en el interior de la tienda estaban a –7ºC.
Tras la “refrescante” primera noche y tras la elemental higiene con agua helada manante de un tronco, se toma un desayuno abundante y se preparan para partir.
Los miembros antes de partirPor fin, a la 10,30 de la mañana, de inicia una marcha que se había estado preparando durante un año.
El nudo en la garganta es fácil de imaginar, aunque éste no fuera precisamente y tan sólo debido a la emoción…Continuará…
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18 enero, 2006 a las 10:43 pm #49293
Que gozada ver a las Sherpas en la tierra que les dió su nombre.Las Sherpas con los Sherpas,como tiene que ser.Un saludo
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18 enero, 2006 a las 10:50 pm #49294
BUENISSIMO…….
Quien pudiera volver a aquellos gloriosos años del trial ;)
Yo tambien recuerdo con nostalgia las excursiones por el Pirineo Catalan.
Gracias por el reportaje y continuad….. ;) -
18 enero, 2006 a las 11:57 pm #49295
¿Y no les daban problemas de carburación con la altura? jajajaja
Me parece increible, y más cuando ves los equipos y las motos que llevaban al lado de las actuales.
¡¡¡Una pasada!!!Saludos
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20 enero, 2006 a las 4:23 pm #49296
la verdad es k lanzarse a esa aventura tenia k estar entre el miedo y la excitación :woohoo: :woohoo: :woohoo: :woohoo:. yo kiero k llegue ya el siguiente capitulo.
un saludoP.D: gracias por contarnos esta historia de aventuras totalmente basada en hechos reales.gracias scottishtrial
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21 enero, 2006 a las 6:41 pm #49297
me encantan los post sobre estas aventuras…
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23 enero, 2006 a las 12:32 pm #49298
Yo siempre habia leido que esta habia sido la ascension mas alta realizada en moto, pero en el album de Bimbo que publica Toño hay un cromo junto al que cita
esta «excursion» al Himalaya que habla de el «record de altitud maxima
conseguido por un grupo de igualdinos, cumbre del Klimanjaro 6.010 mts. «.¿Tiene alguien informacion de este hecho?, me gustaria averiguar algo mas.
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23 enero, 2006 a las 4:00 pm #49299
Pere-sherpa, según nuestros datos el Kilimanjaro tiene una altura máxima de 5.895 metros y está considerado unpico muy fácil de escalar, de hecho casi todo el mundo que lo intenta llega a la cima. Incluso en las últimas décadas ha perdido la mayoría de nieve en sus glaciares.
Existe un rumor de que en 1977 alguien lo subió en moto, pero no hemos encontrado la certeza de que se llegara al punto máximo de altura. Lo más probable es que alguien lo intentara pero se quedara bastante por debajo de esa cota.
Creemos recordar una publicación (en varias partes) en alguna revista de motos sobre una expedición que bien podría ser ésta, pero con pocos medios y en la que no consiguieron coronar la cima.
Si alguien tiene más datos serán bien recibidos.
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24 enero, 2006 a las 3:06 am #49300
no se donde vi una expedicion con motos de enduro en no se donde ( anda que menuda inofrmacion ) creo que en sudamerica ( en bolivia podria ser ) en la que batieron el record subiendo a 5mil y pico o 6mil metros…
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9 febrero, 2006 a las 2:14 am #49301
En el album Bimbo que he publicado en nuestra página web (www.trialmadrid.com) aparece este cromo que es al que se refiere Pere Sherpa:
La moto del cromo parece una alpina
Y si queréis ver la página entera es esta:
http://www.trialmadrid.com/images/album%20bimbo/hoja18.jpg
Al lado aparece la expedición al Himalaya. El album estaba patrocinado por Bultaco.
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9 febrero, 2006 a las 2:47 pm #49302
Parece ser que los igualadinos han escalado varias montañas, aunque no encontramos documentación.
Afirman haber coronado el Kilimanjaro -que no tiene 6100 metros sino 5895- y dicen haber llegado a la cima del Aconcagua de 6959 metros.Es improbable -salvo prueba fideligna- que se llegue a la cima de un pico en moto, puesto que hay que salvar paredes demasiado verticales en algún punto del último ascenso, por lo que es muy posible que dichos ascensos hubieran finalizado bastantes metros por debajo del punto de altura máxima.
Seguiremos buscando por si hay que rectificar este comentario.
Cualquier prueba o documentación será bien recibida.
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10 febrero, 2006 a las 3:32 am #49303
Por cierto, buenísimo el reportaje. Estoy deseando que continue…
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10 febrero, 2006 a las 11:08 am #49304
¡Eso, eso, que continúe!
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10 febrero, 2006 a las 4:12 pm #49305
Calma amigos. Estamos preparando la siguiente entrega y dentro de poco ya estará puesta.
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15 febrero, 2006 a las 6:44 pm #49306
Las primeras jornadas.
El sendero que parte de Lukla es sencillo, aunque dura bien poco, enseguida se complica con fuertes rampas y descensos con elevados escalones de roca. Aquello era un poco distinto a lo que los miembros de la expedición se esperaban. Invierten en hacer menos de 3 kms. una hora y veinte minutos y bastantes de sus fuerzas, pero la expedición continúa hasta la hora de la comida.
Tras descansar un poco y reemprenden la marcha por un complicado sendero lleno de piedras que asciende hasta quedar colgado por encima de un río.
En ese trayecto, Dimas Veiga sufre un importante percance, al desequilibrarse tras golpear la rueda delantera con una piedra y no encontrar suelo al poner un pie, lo que hace que se precipite él y moto de costado por un terraplén. Cuando consigue detenerse se da cuenta que se ha quedado tan solo a medio metro de un despeñadero vertical de 40 metros de altura.
El susto de Dimas es enorme, pero el de sus compañeros que vieron como sucedía todo y lo que se le avecinaba, era mayúsculo.Una vez recuperados de la impresión, y recuperados máquina y piloto, prosiguen por los tortuosos senderos hasta llegar a la explanada en la que la avanzadilla a montado el campamento.
Lo primero que hacen unánimemente es librarse de las botas (unas Sidi, curiosamente con puntera metálica)
Ya algo recuperados y dentro de la tienda-salón, para celebrar el primer día de marcha se regalan un par de latas de almejas y un whisky (realmente iban bastante preparados para las adversidades), siendo acompañados por Rai, el guia.La segunda jornada comienza con la visita de un montañero belga, con el que conversan y que les anima y desea éxito.
Antes de partir, hablan con Rai sobre las dificultades que deberán sortear. El guía, perplejo de que se pudiera avanzar en moto por aquel tipo de caminos, se siente incapaz de establecer que obstáculos podrían superar, a lo que sólo puede decirles “Será muy difícil, lo pasarán mal, muchas dificultades”. Al grupo les dio la impresión de que Rai se quedaba más tranquilo al haberles advertido, y que debía pensar “bueno… yo ya les advertí…”El camino trepaba por la ladera montañosa, colgando del río, que en el ascenso se iba alejando su rumor. El avance era lento y penoso, sobre todo porque tras sufrir la cuesta, se debía otra vez descender para avanzar unos pocos metros de plano. Los descensos se convertían en espeluznantes, no ya por la pendiente en sí, sino también porque acababan en un despeñadero directo al río. Para más seguridad optaron por bajar de la moto y descender por parejas a fin de evitar que la moto se lanzase cuesta abajo.
Dimas Veiga en un peligroso descensoA continuación, había que volver a ascender serpenteando por un macizo rocoso, con fuertes escalones. La impresión general era aquella “¡Dios mío, donde nos hemos metido! y ¿Quién es el guapo que subirá eso?”
Algunos de aquellos escalones precisaban de ayuda para ser superados en moto. Estaban a 2815 metros de altitud y a algunos se les salía el corazón por la boca entre jadeo y jadeo.
A las 16.30 llegaron al campamento de Jorsale, que estaba como el día anterior junto al río y perfectamente montado y dispuesto.La Sherpa nº 0006 de Ramón García Nieto, o «como escalaban las motos del 73»
Esta vez, además de sacarse urgentemente las “malditas” botas, se lanzaron a darse un “baldeo” en el río, aunque estaban a esa hora tan solo a 3 ó 4 grados por encima de cero. Los nativos fliparon lo suyo, pues ellos rara vez se lavan al completo y debieron pensar que estaban más locos de lo que creían al principio; primero ir en moto y luego bañarse desnudos en agua helada.
Cabe decir que tras la helada experiencia, eso sólo se repitió en cuatro ocasiones más, y el resto de tiempo se optó por lavarse la cara y listo.Antes de cenar y frente a una licor ofrecido por Rai llamado “Roksi”, le preguntan por la jornada siguiente. El responde “Muy malo, mucho peor que hoy, mañana sufrirán mucho”.
Silencio sepulcral. Ramón reacciona diciendo “bueno hombre, no será tanto…” La inexpresiva cara oriental de Rai no ayudó a despejar las dudas.
Era de noche y la temperatura era de –12º.Continuará….
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15 febrero, 2006 a las 8:40 pm #49307
Pues ya estoy ansiosos de la siguiente parte, lo que me ha sorprendido es que sea tan dificil en los comienzos de la ascension.
Me habia hecho la idea que seria mas factible. -
16 febrero, 2006 a las 3:26 am #49308
Si llegan a llevar Montesas no pasan ni de Navacerrada.
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26 febrero, 2006 a las 12:27 am #49309
Jua Jua ja ja, Togno. Esas se rompen al meterlas en las cajas…
Imagínate en una subidita de esas de las fotos, y pinck!!! ROOOOOOOOMMMM Punto muerto y patrás!!!! Juas juas
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6 marzo, 2006 a las 1:51 pm #49310
Tercera jornada
A las 8 de la mañana el Sol ya había penetrado en la explanada del campamento, cosa que en verdad se agradecía.
Rafa, siempre meticuloso él, se había quedado un poco intranquilo la noche anterior y quería saber más de la nueva jornada. A su pregunta, el “optimista” guía Rai contesto tal cual “Hoy lo van a pasar muy mal. El camino es terrible y la subida a Namche Bazar, impracticable, ¡no creo que puedan…!
“¡Oye tú! ¡qué dice ese!” inquirió Luis, el más cercano, anticipando su expresión los malos augurios.
Ramón, con su habitual calma le contestó: “No le hagas caso… Yo creo que exagera…”Con el ánimo y otras cosas encogidas, se pusieron en marcha que ya desde la partida resultaba antipática.
Unos escalones de piedra húmedos y helados les dieron la bienvenida, la cual cosa les llevó hasta el momento de tomarse un desayuno.
Reiniciaron la marcha, esta vez por un camino suave y sin complicaciones, que discurría paralelo al río, cruzándolo varias veces.El pensamiento de todos estaba centrado en el “morro” montañoso en el que se inicia la subida a Namche Bazar. Por fin se encontraron ante la terrible pendiente.
Aunque estaban preparados para afrontar fuertes experiencias, quedaron atónitos ante lo que veían. Es difícil hacerse una idea y expresarlo gráficamente, pero en todas las salidas, entrenos y excursiones que habían realizado hasta la fecha nunca habían visto nada parecido.
Gerardo Pascual, viendo que el pasmo se prolongaba más de lo recomendable, les sacó de su absorción con un “¡Bueno! ¡Dejad de mirar y empecemos a movernos!”
Estaban a 2.730 metros de altitud, en tanto que Namche Bazar se encuentra a 3.440 metros, lo cual suponía un ascenso de 710 metros en poco más de 2 kms.
El camino formaba una pendiente tan acusada que al dar gas las motos se encabritaban, y no hubo otra solución que atar una cuerda en la horquilla delantera y tirar con fuerza. Así se ayudaba al avance y se controlaba la tendencia a un levantamiento “definitivo” de la rueda delantera.
A un tramo le seguía otro, y otro más de las mismas características, sin apreciar señales de que aquello se fuese a suavizar.
Ninguno de los expedicionarios dijo nada de la dificultad, posiblemente porque se mantenía el entusiasmo, pero muy seguramente a causa de la falta de aliento…
El dolor se fue apoderando de brazos y piernas de todos ellos hasta agotarlos completamente, acabando con los miembros totalmente agarrotados por el esfuerzo. A cada “paella” que culminaban, miraban lo que les esperaba con el ánimo de que “nada que venga puede ser peor…”Rai, el guía iba callado, así como los serpas que les acompañaban. Sus caras serias mostraban en todo momento preocupación y daban la impresión de que pensaban que en cualquier momento se habría acabado “su” travesía.
Después de más de cuatro horas de ascensión, vieron en la lejanía lo que debía ser el poblado de Namche Bazar –la capital de la población serpa-, que aunque les habían asegurado que existía, llegaron a dudarlo seriamente.
Rai, pensando que estarían famélicos, les propuso entonces parar a almorzar. La expedición decidió tan solo descansar un poco y tomar un té y galletas, pues pensaban que si comían ya no se verían en condiciones de continuar.
Tras cuarenta y cinco minutos de descanso, continuaron marcha hasta la entrada del poblado donde la avanzadilla había montado el campamento.
Durante la ascensión, se cruzaron con un grupo de 10 ó 12 alemanes que se mostraron grosero y amenazantes por el hecho de que iban en moto. Llegaron a insultarles e incluso les amenazaron con lanzarles piedras, algunas de tamaño considerable.
Su consigna era rotunda: no entrar en discusión con posibles grupos de montañeros que pudieran increparlos o insultarlos. Aunque esta consigna iba en contra de su “temperamento latino”, aguantaron el tipo con “flema británica”, sin duda favorecida por el “buen rollo” que tuvieron con todos los montañeros que anteriormente fueron encontrando por el camino.Namche Bazar, el poblado más importante de la cordillera, estaba formado por unas 100 casuchas, dispuestas en semicírculo y a distintos niveles, como un anfiteatro.
Una vez instalados, Rai les dijo que “Tendrán que ir a la Policía, para que les den el pasaporte especial que les autoriza a recorrer la cordillera del Himalaya”.
El funcionario nepalí, un hombre joven, escuchaba a Rai las explicaciones de quienes eran los extranjeros y cuales eran sus propósitos, mientras su atónitos ojos iban aumentando de tamaño y forma –del oblicuo hasta el redondo-.Al término de las explicaciones, el policía preguntó : “¿Y dónde están las motos?” –“Las hemos dejado en el campamento” respondió Rai.
El “poli” que no se quedó muy satisfecho, preguntó a qué hora partirían por la mañana. No se quería perder el espectáculo inédito de unos montañeros motoristas.
Terminado el papeleo, la expedición obsequió al diligente funcionario con una botella de “Fundador” y un par de paquetes de “Ducados”.De regreso al campamento, decidieron escribir una carta “mancomunada” a sus esposas que efectivamente comenzaba así: “Queridas todas…”
Después de la sesión literaria, tomaron una cena compuesta por una sopa calentita y unas ricas tortillas de queso. Aquella noche, el palizón no aconsejaba la tradicional tertulia, por lo que todos se dispusieron a descansar los maltrechos huesos.La temperatura exterior seguía inferior a los 12º bajo cero, pero no lo notaron en absoluto…
El nuevo día amaneció sin cambios, con un Sol radiante. Juanto al campamento se habían instalado unos mercaderes tibetanos.
No compraron nada porque tenían prisa. Las palabras de Rai sobre la nueva jornada les había llenado de ánimo: “Hoy el camino es mejor que el de ayer. No se cansarán tanto…”
¡Menos mal! pensaron. ¡Vamos a por él!El recorrido obligaba al paso por las estrechas callejas del poblado y al pasar por delante de la caseta del policía, allí le vieron, sonriendo, tal como había anunciado.
El camino, como había anunciado Rai, es fácil y cómodo. Es un senderito de tierra con alguna piedra suelta, pero sin dificultades. Tan sólo debe tenerse mucha atención, pues bordea la montaña, a media ladera, con precipicios de hasta 700 metros verticales hasta el río.
Al mediodía se han recorrido las dos terceras partes del recorrido que separa Namche Bazar de Thyangboche. Junto al río se paran a almorzar, y mientras el “cooking” prepara la comida se van al río a lavarse. Tienen la higiene un tanto descuidada y ahora toca repetir “baño helado”.Por lo sucedido con los montañeros alemanes les preocupaba el posible recibimiento que pudieran hacerles en Thyangboche. Sus temores fueron infundados. En las puesrtas de aquel altiplano donde se asienta el monasterio budista más alto del mundo, les esperaba una caterva de críos que salieron a recibirlos con indescriptible alegría, mezclada con asombro y recelo por las motos (las primeras que veían en su vida).
Los críos fueron perdiendo el temor a las monturas, y los más audaces primero y luego todos los demás acabaron subiéndose por turnos, intentando imitar las posturas de sus pilotos. Ello acabó con cortos paseos en la parte trasera de la seis motos.
De esa guisa, con chiquillos “de paquete” fue la entrada a Thyangboche. Seguramente eso fue una favorable tarjeta de presentación para los escasos habitantes de aquel bello rincón del mundo a 3.846 metros de altitud.
Continuara…
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6 marzo, 2006 a las 8:09 pm #49311
Gracias,por contarnos tan fantastica aventura……..esto me anima,a crear la mia,dentro de poco, ;) ;) ;) ;) ;)
Tendremos que decirle a David Meca , a ver si se anima y se compra una moto de trial…………. :lol: :lol: :lol: , seguramente….tambien él nos sorprenderia.
Esta aventura es todo un Tesón,de voluntad y sacrificio.
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22 marzo, 2006 a las 6:37 pm #49312
Que passote de aventura.He leido en el libro de Maurizio Gaundezi sobre las Bultaco sherpa que hicieron una expedición desde igualada(bcn) hasta el Kilimanjaro y alcanzaron el pico Uhuru-Peack de 6000 metros, las motos tuvieron que superar temperaturas de hasta 56 grados…En el año 77 otra expedición les llevó al Aconcagua de 7035 mtros,donde una sherpa consiguió ascender hasta 6800 metros…
Que sabeis de estas expediciones? desde aquí animo a Scottishtrial a que cuando termine con la de Himalaya nos deleite con estas otras dos aventuras !!!!!
Saludos a todos.
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1 abril, 2006 a las 7:41 pm #49313
Nois… ¿para cuando otro capítulo?
Toi ansioso…
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3 abril, 2006 a las 2:33 pm #49314
Escrito originalmente por TodoCincos
Nois… ¿para cuando otro capítulo?Toi ansioso…
Un poco de paciencia. Lo estamos preparando, pero con lo de la Panáfrica se nos ha juntado un poco el tema literatura…
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8 abril, 2006 a las 1:28 am #49315
Impresionante, sencillamente impresionante. Si llegan a llevar Montesas los alemanes les tumban a pedradas, :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol:, y los niños salen corriendo despavoridos para otro lado, :woohoo: :woohoo: :woohoo: :woohoo: :woohoo:
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8 abril, 2006 a las 10:05 pm #49316
Continuación
Casualmente, el campamento de nuestros protagonistas se encontraba a escasos 300 metros de los «anti-moto» alemanes con los que tuvieron sus más y sus menos horas antes.
La expedición, siempre respetuosa, descendió hasta sus tiendas con los motores parados para no dar motivos a nadie…
Al poco, recibieron la inesperada visita de dos chicas de la expedición alemana, que a pesar de declararse contraria a nuestro deporte pidieron disculpas por el comportamiento de sus compatriotas.
Se dispusieron a cenar y un buen plato de sopa caliente les reconfortó y les hizo entrar en calor. La temperatura exterior «solo» era de -8º.Ramón preguntó a Gerardo, el responsable de salud del equipo:
-Bueno Gerardo, ¿qué aconsejas para mañana?
-Creo sinceramente que debemos permanecer aquí un par de días. No dbemos olbidar que estamos a 3.846 metros de altitud y no sería conveniente que nos arriesgáramos al «mal de altura» ¿Qué os parece?
– Lo que tu digas -Respondió Rafa-
Todos acompañaron la respuesta de Rafa con gestos de afirmación.Después de cenar, todos se acostaron. Estaban muy cansados y tenían sueño. Se durmieron con las notas de la «Sexta Sinfonía» de Beethoven que sonaba en el casette de Gerardo.
Al día siguiente, se levantaron una hora más tarde de lo normal, y ello porque su cocinero les insistía discreta pero reiteradamente, quien les traía en una bandeja galletas con té. ¡Caramba con el té!… era como una pesadilla.
Tras la decisión -difícil, muy difícil- de salir del saco calentito, se imponía la sesión de aseo, y esta vez, debido al conocimiento de los nativos, con expectación.
Lo normal era contactar con la gélida agua tan sólo lo justo e indispensable, pero Rafa recompensó al público asistente con un entusiasta baldeo, en paños menores.Ocuparon el resto del día a relajarse, a hacer un completo reportaje fotográfico y a visitar al High Lama, que los recibió complacido, acompañándolos a una visita por el monasterio. Es posible que el escudo de la R.F.M.E y el banderían del R.M.C.C. (Real Moto Club de Catalunya) que le obsequiaron todavía se conserven entre los múltiples objetos que decoran el monasterio.
Cuando cae la noche, el termómetro cae vertiginosamente y lo que procede es refugiarse en el interior de la tienda-salón. Entonces, Gerardo aparece con sus «siniestros» aparatos médicos para proceder al control médico.
Todos saben que toca quitarse la ropa de abrigo y arremangarse, y aunque no apetece nada prefieren pasar frío que contradecir a Gerardo, que con las cosas de su profesión es «muy suyo» y saca su carácter fuerte.
– ¿Qué, como estamos? -Pregunta Luís-
– Tú muy bien…
– ¡Eh, oye! ¿Y los demás? -dice Rafa-
– También, pero mañana seguiremos con el plan de aclimatación. Tenemos el pulso un poco alto.Gerardo advirtió la cara preocupada de sus amigos y los tranquilizó:
– Bueno, no pasa nada. Es normal que tengamos más pulsaciones, pero tranquilos que todos estamos bien.
Más tranquilizados, se dispusieron a cenar y a escuchar música. La noche era despejada y, a las 20 h. la temperatura ya era -10º.El día siguiente transcurrió como el anterior, al menos hasta las 19,30 h. en que sucedió algo imprevisto. En aquel momento Rai irrumpió en la tienda con cara preocupada.
– Doctor -dijo en su especialísimo inglés- aquí fuera hay un montañero que acaba de llegar al campamento y parece estar muy grave.
– Salieron todos sorprendidos y vieron apoyado en un serpa desconocido ni más ni menos que al alemán que tanto les increpó dos jornadas antes, y tenía muy mal aspecto.
El mismo que con amenazas dijo que no quería ver motoristas en el Himalaya, había acabado llamando a su puerta y pidiendo ayuda.Gerardo, sin perder un minuto se puso manos a la obra, y una vez terminado el reconocimiento confirmó que estaba muy grave:
– Tiene un principio de edema pulmonar y una acusada descompensación cardiaca. Si no reacciona a los medicamentos puede morir en menos de media hora.
La posibilidad de que pudiera morir atenazaba a todos, y el silencio que se hizo podía «oirse»
Lo abrigaron todo lo que pudieron y le dejaron al cuidado del doctor.
Aquella noche costó dormirse y todos reflexionaron sobre los giros que da la vida y sobre la correcta forma con que habían obrado.A las 7 h. todos estaban levantados y fuera de la tienda. Fueron a la tienda donde había dormido el montañero alemán y encontraron a Gerardo con el. No había dormido velando al enfermo. Les dijo que estaba mucho mejor y que por lo menos su estado ya no era crítico.
Más tarde, Gerardo alquiló un «yak» a un habitante del pueblo con el que transportar al infeliz montañero hasta Namche Bazar.
A las 9 h. ya estaban a punto de marcha y antes de subirse a las motos fueron a despedirse del alemán.
– Adiós, que continúe su mejoría.
A lo que él respondió:
– Buen viaje y muchas gracias.
Alguno no pudo dejar de pensar ¡caramba, como han cambiado sus deseos! Pero acto seguido se arrepintió de su pensamiento… Todo pensamiento fue abandonado al poner las motos en marcha.Sigue la expedición
El camino que descendía hasta el río parecía un serpenteante tobogán helado. Tomaron muchas precauciones porque cualquier descuido podía costra muy caro.
Llegaron al puente que cruzaba el río, que estaba cubierto por una considerable capada hielo.
– Cuidado al cruzarlo -advirtió Rafa- ya que el puente carecía de barandillas y un resbalón podía conducir hacía el caudaloso río.
Cruzaron sin percances y a continuación de enfrentaron a una pendiente, sembrada de onerosos escalones helados. Muchos pasos debieron enfrentarlos «a brazos» y la proximidad a los 4.000 metros se dejaba notar. La respiración se hace más fatigosa y cualquier esfuerzo requiere un periodo de superación.
Hacia las 11,30 llegan a Pangboche. Tras almorzar y conversar con una joven francesa que ejercía de enfermera voluntaria, reanudaron la marcha.El camino es tan duro y tortuoso como siempre. El traqueteo acaba machacando los maltrechos huesos. Es el característico camino himalayo, duro, pedregoso, estrecho y siempre a media ladera, a respetable altura sobre un caudaloso y rápido río.
Al poco rato de emprender la marcha, llegan al River Junction donde se unen los ríos que descienden del valle de Periche y del valle de Chukung.
Desde cierta distancia, parece imposible que puedan descender por donde discurre el camino.
El estrecho sendero discurre en un quebrado zig-zag cuyas curvas encogen el ánimo. La caida sobre el lecho del río supone el «último salto» superior a 80 metros.
Uno a uno van descendiendo el angustioso tramo y por fin llegan a reunirse junto a la espectacular confluencia de ambos ríos.
Casi sin parar siguen la marcha, ascendiendo de nuevo hacia el valle de Chukung. Tenían ganas de llegar al campamento y descansar, pero Gerardo -que no había dormido- era el que acusaba más el cansancio.
No sabían que todavía les quedaba lo «mejor».El camino ascendía a media ladera, paralelo al río. Rai, con los otros tres sherpas siempre les seguía a pie, les advirtió:
-Estamos cerca de un paso muy difícil y peligroso. No sé si podrán pasarlo.
¡Toma ya! -admite que pensó Dimas- Si éste dice eso, que nos ha visto subir a Namche Bazar. ¿Cómo será lo que se avecina?En efecto, al llegar a él comprobaron que no era posible pasarlo. Un alud de piedras y tierra había arrasado el ya estrecho camino. Ante ellos se alzaba un terraplén de 45º de inclinación, de tierra blanda y suelta.
Ya tenían experiencia en pasos de este estilo. Por ello, sin decirse nada, comenzaron a apisonar con sus botas la tierra de aquellos 60 metros de longitud, intentando formar un estrecho pasillo.
Terminada la operación que Rai observó sin perderse detalle, procedieron a pasar las motos, una a una, con grandes precauciones. Sólo faltaba la de Luís, cuando Ramón se disponía a pasar la suya. Dado la estrechez del camino, tropezó con el caballete y la moto se tumbó.
Quedó colgando de la pendiente y aguantaba como podía la moto para que no se fuera abajo, mientras sus compañeros corrían como podían para ayudarle. El río transcurría a más de 150 metros de distancia. Aunque a aquella hora de la tarde hacía frío, sudaba copiosamente por el esfuerzo.Después de eso, descansaron un buen rato e intentaron calmar la tensión que habían sufrido.
Cuando reunieron ánimos para proseguir la marcha, siguieron ascendiendo por la ladera, ahora cubierta de nieve, hasta llegar al campamento de Dhyangboche, situado a 4.412 metros de altitud.
Hacía frío, más que otras tardes a aquella hora. Descendieron de las motos y se refugiaron rápidamente en la tienda-salón. Fuera la temperatura era de -8º y tan solo eran las 16,30 h.
Adelantaron considerablemente la hora de la cena, y sin más dilación se fueron a dormir.
Gerardo no había dormido en las últimas 40 horas, y naturalmente cayó dormido como un fardo.
Continuará… -
11 abril, 2006 a las 2:12 am #49317
Es impresionante. Al ser una historía tan incrible me surgen muchas dudas, ya que el relato, como es lógico no puede dar todos los detalles, porque entonces estaríamo hablando de un peazo libro.
¿Cómo estaba compuesta la expedición exactamente? ¿Quien cargaba los bultos, icluida la gasolina?
¿Les costaba mucho arrancar las motos a 10º bajo cero?
¿qué otros problemas técnicos tuvieron por las bajas temperaturas?
Bueno, la verdad es que me encantaría saber todos los detalles.
El libro publicado sobre esta historia relata lo mismo que estáis vosotros contando?
Un saludo y felicidades por la historia -
11 abril, 2006 a las 12:05 pm #49318
Escrito originalmente por togno
Es impresionante. Al ser una historía tan incrible me surgen muchas dudas, ya que el relato, como es lógico no puede dar todos los detalles, porque entonces estaríamo hablando de un peazo libro.
¿Cómo estaba compuesta la expedición exactamente? ¿Quien cargaba los bultos, icluida la gasolina?
¿Les costaba mucho arrancar las motos a 10º bajo cero?
¿qué otros problemas técnicos tuvieron por las bajas temperaturas?
Bueno, la verdad es que me encantaría saber todos los detalles.
El libro publicado sobre esta historia relata lo mismo que estáis vosotros contando?
Un saludo y felicidades por la historiaEste relato está extraído y sintetizado del libro «Himalaya Namasté» de Dimas Veiga, uno de los integrantes.
Realmente, el libro no se extiende mucho (casi nada) en cuestiones técnicas y mecánicas -cosa que hoy en día sería impensable- y se trata de la historia un poco «novelada», pero es lo único que hay. También hemos aportado detalles que recordamos de las revistas de la época -que ya son pocos, por los años transcurridos-.En cuanto a las dificultades por la temperatura, no creo que fueran muchos. Suponemos que debían ir más o menos preparados, guardar la gasolina en cajas más o menos aisladas, vaciar depósitos cada noche, usar bujías calientes (quizas calentar la bujía antes de arrancar…), incluso pudieron llegar a usar sopletes para calentar un poco cárters y cilindro… pero no consta escrito.
La expedición iba muy bien pertrechada. Como se dice en la primera parte del relato, disponían de 55 porteadores que cargaban 35 kg. cada uno, lo que arroja casi 2 toneladas de pertrechos.
Sería interesante que si alguien conserva artículos de la época, los pusiera aquí, pues las informaciones más técnicas aparecían en los periódicos y revistas.
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12 abril, 2006 a las 11:34 am #49319
¿Y los protagonistas?
¿Viven todos ellos? (han pasado 33 años desde aquello, que sumado a sus edades en ese momento me hace pensar que están todos vivos y coleando entre nosotros, alguno con algunoi que otro achaque.
¿No se podría desde Scotish trial terminar esta serie tan alucinante con alguna entrevista a alguno de ellos?
Se me ocurre que a través de este interesante foro podamos proponer preguntas que luego se harían en la entrevista.
Bueno, quizá me estoy excediendo, pero es que es tan bonita la historia…
Es más, yo haría una película, lástima que la gente no lo apreciaría y por tanto sería un auténtico desastre económico… -
10 mayo, 2006 a las 1:46 am #49320
ESPECTACULAR….!!
ESTE REALTO ESTA INCREIBLE……!!!
NOSOTROS HEMOS HECHO ALGUNOS CAMINOS HASTA 3100 MTS, PERO HASTA 5000 ES DEMASIADO!!!…
SERIA INTERESANTE RECOPILAR TAMBIEN LAS HISTORIAS DE ACONCAGUA….
ESTOY EN BOGOTA COLOMBIA QUE QUEDA A 2650 MTS POR ENCIMA DEL NIVEL DEL MAR….SALUDOS Y OJALA QUE CONTINUE ESTA HISTORIA QUE ESTA ALUCINANTE!!!.
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5 junio, 2006 a las 5:59 pm #49321
No nos olvidamos del final de esta aventura.
En breve ampliaremos con un nuevo capítulo.
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11 julio, 2006 a las 11:29 am #49322
Dhyangboche es un grupo de cuatro casuchas para guardar “yacs”, que se encuentra rodeado por montañas de 6000 metros, cubiertas de hielo y nieve. Ello da la sensación de estar metido en un gran congelador. Además los 4412 metros de altura pesan como losas sobre sus pulmones. Cualquier esfuerzo provoca fatiga y sonoros jadeos.
Gerardo, el médico del grupo, anuncia tras el desayuno “Hoy descansaremos” y ante los gestos de protesta del resto, añade “bueno, como mucho daremos un paseo por los alrededores… menos Ramón y Dimas que se quedarán en el campamento”.
No se trataba de un capricho, pues lo cierto era que Ramón tenía dolores de cabeza y Dimas sufría un fuerte y “moqueante” resfriado.Así pues, los expedicionarios sanos se fueron, en moto, a explorar el camino. A su regreso, casi una hora y media después, los “enfermos” habían preparado un aperitivo, con aceitunas, almejas, filetes de caballa… y whisky, que siempre es una buena medicina.
Mientras toman el aperitivo, aprovechando el sol que apenas calienta, Jaime les explica como se presenta el camino hacia Chukung.
– Al principio, poco después del campamento, hay que bajar hasta el fondo del torrente. Es duro y hay mucha piedra suelta.
– ¡Vaya panorama que se presenta! –comenta Dimas- y Luís, “siempre en su punto” añade:
– Pues lo que te ha contado Jaime no es nada. Más adelante el camino se pierde y…
– ¡Bueno, calla! -Le ataja Gerardo- A lo mejor mañana parece menos malo de lo que hoy parecía.
El día se acaba temprano. El Sol se oculta enseguida tras las altas montañas e inmediatamente cae la noche. Luís comprueba la temperatura exterior: -12º… ¡y tan sólo son las 18,30 h.! Avanzada la noche, la temperatura caerá aún 3 ó 4 grados más.Una nueva jornada. La décima. Aquel día tomaron la decisión de establecer un nuevo campamento en Bibre, ascendiendo por el valle de Chukung a 4560 metros de altitud.
Salen temprano y tal como esperaban el camino es duro, lleno de piedras y helado.
Dos kilómetros más allá d la salida, el duro sendero desaparece y les obliga a marchar por el fondo e un antiguo glaciar, sembrado de enormes piedras que deben sortear por donde puedan.
Sobre las 11 h. llegan a Bibre, en donde Rai dispone la instalación del campamento. Un corto descanso, acompañado de galletas, chocolate y frutos secos, cargan algunas provisiones en las mochilas y siguen camino, con la intención de regresar por la tarde al campamento.Acompañados de varios Sherpas, continúan marcha por el glaciar. Ésta resulta terrible, siempre entre jadeos que se asemejan a destartaladas máquinas de vapor. Continuamente deben detenerse a descansar y a recobrar el aliento, y es que se encuentran casi a 5000 metros y el oxígeno escasea.
Gerardo se preocupa por Dimas y sus problemas respiratorios a causa del resfriado. A esa altura cualquier pequeño problema puede convertirse en tragedia sin pasos intermedios. Dimas evoluciona bastante bien, por el momento.Las dificultades varían y ahora el obstáculo es el río helado. Están ascendiendo por el valle de Cukung hacia el glaciar del Imja Khola y el río que nace en este glaciar se les presenta como barrera infranqueable.
Bajan de las motos e inspeccionan los posibles pasos a pie, y tras algún “refrescante” remojón, se deciden por lo que les parece el lugar menos peligroso. No resulta fácil, pero no se rinden.
Cruzando el río. Se asciende por una rampa totalmente helada, que hay que abordar con cierta velocidad. Después, la inmensa planicie cubierta de nieve que forma el glaciar Imja Khola. Intentan seguir avanzando, pero es inútil. La nieve blanda y profunda no lo permite.Es Ramón quien, al principio de aquel mar de hielo, comprueba el altímetro: 5156 metros de altitud. Eran las 14,05 h. del día 16 de noviembre de 1973. Podían sentirse satisfechos. Era la primera vez que unos montañeros trialeros alcanzaban aquella altura en la cordillera del Himalaya.
Sin embargo, no era su objetivo establecer ningún récord ni siquiera conseguir el “más difícil todavía”. Tan sólo pretendían poner de manifiesto las enormes posibilidades que ofrecía una moto de montaña, a través de la que se puede tener contacto con la naturaleza y que por otra parte, permite, un acercamiento entre los pueblos y las gentes que, de otra forma, resultaría lento, difícil y en oasiones imposible.Al fondo, a escasos kilómetros, en línea recta, el macizo más alto del mundo, con el Everest destacando sobre el Lhotse y el Nhupse.
Tras disfrutar durante algún tiempo del momento histórico y tomar abundante testimonio fotográfico, descansar un poco y comiendo las pocas provisiones que habían cargado, volvieron al campamento. A su llegada, Rai los recibió visiblemente contento y satisfecho. El frío intenso reinante, de -18º, les obligó a acortar la jornada y retirarse temprano.
Les quedaba el regreso, que tampoco sería tarea sencilla.
EL RETORNO:
El despertar fue casi violento. En el exterior se oía un ajetreo fuera de lo normal y Rai dando órdenes a los sherpas y porteadores.
El primero en salir fue Rafa, a quien Rai trató de explicarle, en su mal inglés, lo que sucedía. Por fin, Ramón pudo traducírselo al resto de sus compañeros:
– Dice que ha oído por radio el parte meteorológico –y añadió- Que ha caído la primera tormenta en el Everest y que eso es peligroso a esta altura –y terminó diciendo- Rai recomienda qu nos vayamos enseguida, pues de lo contrario, si la nieve nos atrapa aquí, no nos será posible salir con las motos.
Apenas hacía frío, el termómetro marcaba a las 7 h. -2º. El cielo estaba cubierto por nubes grises y pálidas, absolutamente uniformes. Todo parecía indicar que pronto se pondría a nevar.Desayunaron rápidamente y se apresuraron a emprender el regreso hacia Thyangboche.
Continuará…
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2 diciembre, 2006 a las 3:24 pm #49323
ÉSTA HISTORIA MARCÓ MI VIDA. YO NACÍ EN EL 68, Y UNOS AÑOS DESPUÉS, RECUERDO HABER VISTO UN ARTICULO REFERENTE A ÉSTA HISTORIA, CON UNA FOTO DE UN HOMBRE CON UNA MOTO DE TRIAL EN UNA MONTAÑA HELADA. ÉSTO ME DEBIÓ DE IMPACTAR, PUES SIEMPRE QUE PUEDO, ME COJO «LA COTA» Y ME HAGO UNAS EXCURSIONES POR LA MONTAÑA QUE TE CAGAS.
ACABO DE COMPRARLE A SERGI LEON UNA COTA 4RT CON ASIENTO-DEPOSITO, Y CREO QUE AHORA MISMO ES LA MOTO IDEAL PARA ÉSTE TIPO DE AVENTURAS, COMO YA DEMOSTRÓ EL PROPIO SERGI EN LA PANAFRICA.
UN PEQUEÑO DATO MÁS; HE TENIDO CASI TODAS LAS COTAS, DESDE LA 348, Y JAMÁS HE LLEVADO MÁS HERRAMIENTAS EN LA MOCHILA QUE UNA LLAVE DE BUJIAS, UNA BUJIA, Y LO MINIMO PARA REPARAR UN PINCHAZO, Y NUNCA HE TENIDO NI UN SOLO PROBLEMA. YA VALE CON EL CACHONDEITO DE LOS BULTAQUISTAS CON LAS MONTESAS, QUE EN MI PUEBLO ( 700 HABITANTES ) TODOS SON MONTESISTAS, MENOS UNO, QUE DEBE SER LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA.
ME VERÁS CON UNA COTA, ME VERÁS CON UNA BETA, ME VERÁS CON UNA OSSA, ME VERÁS CON UNA FANTIC, PERO NUNCA ME VERÁS CON UNA BULTACO, Y JAMÁS CON UNA GAS GAS.
VIVA MONTESA………Y HONDA TAMBIÉN -
8 febrero, 2007 a las 1:35 am #49324
Escrito originalmente por basi4rt
ÉSTA HISTORIA MARCÓ MI VIDA. YO NACÍ EN EL 68, Y UNOS AÑOS DESPUÉS, RECUERDO HABER VISTO UN ARTICULO REFERENTE A ÉSTA HISTORIA, CON UNA FOTO DE UN HOMBRE CON UNA MOTO DE TRIAL EN UNA MONTAÑA HELADA. ÉSTO ME DEBIÓ DE IMPACTAR, PUES SIEMPRE QUE PUEDO, ME COJO «LA COTA» Y ME HAGO UNAS EXCURSIONES POR LA MONTAÑA QUE TE CAGAS.
ACABO DE COMPRARLE A SERGI LEON UNA COTA 4RT CON ASIENTO-DEPOSITO, Y CREO QUE AHORA MISMO ES LA MOTO IDEAL PARA ÉSTE TIPO DE AVENTURAS, COMO YA DEMOSTRÓ EL PROPIO SERGI EN LA PANAFRICA.
UN PEQUEÑO DATO MÁS; HE TENIDO CASI TODAS LAS COTAS, DESDE LA 348, Y JAMÁS HE LLEVADO MÁS HERRAMIENTAS EN LA MOCHILA QUE UNA LLAVE DE BUJIAS, UNA BUJIA, Y LO MINIMO PARA REPARAR UN PINCHAZO, Y NUNCA HE TENIDO NI UN SOLO PROBLEMA. YA VALE CON EL CACHONDEITO DE LOS BULTAQUISTAS CON LAS MONTESAS, QUE EN MI PUEBLO ( 700 HABITANTES ) TODOS SON MONTESISTAS, MENOS UNO, QUE DEBE SER LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA.
ME VERÁS CON UNA COTA, ME VERÁS CON UNA BETA, ME VERÁS CON UNA OSSA, ME VERÁS CON UNA FANTIC, PERO NUNCA ME VERÁS CON UNA BULTACO, Y JAMÁS CON UNA GAS GAS.
VIVA MONTESA………Y HONDA TAMBIÉNPues aunque comparto tu afición a la moto excursión no puedo decir lo mismo de las marcas de motos que te gustan. A mi no me verás en una Beta, ni en una Fantic ni en una Ossa, pero mucho menos sobre una Honda y no te digo sobre una Montesa!!!!. Antes me subo en un coche. Me verás siempre sobre la marca más legendaria, la de más historia, la que más transmite, la más auténtica: Bultaco.
La azaña del Himalaya y la posterior del Aconcagua (y creo que hay una sobre el Kilimangaro con Alpinas) está protagonizada por sherpas, la mejor moto de trial de todos los tiempos. Las Montesas son bonitas, y no son del todo malas, pero no se pueden comparar con las Bultacos.Que en tu pueblo todo el mundo lleve Montesa no es dato alguno que arroje luz sobre nada. En el mio torr mundo es Bultaquista y no he visto una Montesa ni pintada. -
8 febrero, 2007 a las 1:38 am #49325
Ahhh, y felicidades a Scotish trial por el pedazo de repotaje que os habéis currado. Me encantaría saber de los protagonistas ahora. Por cierto en estos últimos días he logrado identificar a tres propietarios de motos de las del grupo (que creo que fueron 6).
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8 febrero, 2007 a las 2:50 am #49326
Escrito originalmente por togno
Las Montesas son bonitas, y no son del todo malas…Pero Togno, ¡¡¡ Qué mosca te ha picado!!! Ya estás tardando en editarlo.
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6 abril, 2007 a las 12:23 am #49327
Me acabo de leer el libro HIMALAYA-NAMASTÉ. He quedado impresionado del lío en el que se metieron estos tíos y lo que lograron.
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10 mayo, 2007 a las 11:49 pm #49328
Todo ello tratando de alcanzar una «Cota máxima» como dice el texto.
Ironías del destino. :)
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30 julio, 2007 a las 8:32 pm #49329
Reemprendemos la historia allí donde la dejamos … hace un año.
Lo sentimos, pero como esto se hace en horas de “tiempo libre” y últimamente han habido pocas…
Habíamos dejado a nuestros protagonistas cuando habían alcanzado la “cota” máxima posible en moto. Lo de “cota” va entre comillas por los amigos montesistas, que ya les habría gustado (¡y a todos!) que hubiera participado alguna y, que así existiera una comparativa… ¡Quién sabe, a lo mejor la 247 habría escalado medio metro más![/size]
Recordamos que habían recibido una información de cierta trascendencia, puesto que había caído la primera tormenta en el Everest y a aquellas altitudes aquello era muy peligroso, tanto que podía dejarlos incomunicados y sin recursos suficientes para demasiado tiempo.
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Eran las 8:30 cuando emprendieron el regreso hacia Thyangboche, lugar elegido para instalar el campamento. En poco tiempo pasaron por Dhyangboche, con el cielo aún cubierto. Pasaron sin detenerse y a las 11:30[/size][/size][/size]11:30 cuando emprendieron el regreso hacia Thyangboche, lugar elegido para instalar el campamento. En poco tiempo pasaron por Dhyangboche, con el cielo aún cubierto. Pasaron sin detenerse y a las 11:308:30 cuando emprendieron el regreso hacia Thyangboche, lugar elegido para instalar el campamento. En poco tiempo pasaron por Dhyangboche, con el cielo aún cubierto. Pasaron sin detenerse y a las 11:30 ya estaban en Pangboche, donde aún lucía el sol. En Pangboche, mientras el cocinero preparaba la comida pudieron visitar el monasterio, donde, el monje que cuidaba de él les enseñó las “auténticas” reliquias de un Yeti, consistentes en unos huesos amarillentos de una mano derecha y de un cuero cabelludo.[/size]
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Nuestros protagonistas miraban aquello con cierto escepticismo, y como era obligado llevando un médico en el equipo, Dimas le pregunto a Gerardo:
- ¿[/size]Qué doctor, qué te parece?[/size]
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- [/size][/size]Pues que es el esqueleto de una mano derecha…
- [/size]Ya, eso ya lo vemos, ¿pero es del Yeti?[/size]
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- ¡Y yo que sé! Si el monje dice que es del Yeti…[/size][/size]¡
Dudando de que aquello perteneciera a tan ilustre personaje y bromeando sobre ello, se fueron a comer y a las 13:30 reemprendieron el camino a Thyangboche, a donde llegaron a primera hora de la tarde.
Mientras cenaban decidieron que, puesto que el avión contratado no debía recogerlos hasta el 25 de Noviembre, de quedarían dos días en aquel paraje en el que reinaba la paz y el silencio.
Al día siguiente, antes de comer, hicieron una visita al High Lama, que se interesó por las jornadas que habían pasado desde que se vieron días antes.[/size]
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Durante la conversación le ofrecieron que se quedase con los instrumentos que habían traído para cruzar ríos, básicamente unos trípodes desmontables de tubo de aluminio con poleas y finos cables de acero.
El High Lama les propuso utilizarlos para reparar la conducción de agua que proveía agua desde una fuente y que se encontraba maltrecha desde el anterior invierno por causa de un alud. Así pues quedaron para aquella misma tarde, cuando un monje les acompañaría hasta el lugar para poder inspeccionarlo.
Mientras Jaime (el único que entendía de esas cosas), Rafa, Gerardo y Luís acompañaban al monje que vino a buscarlos, Ramón y Dimas se quedaron en el campamento. Ramón, observando los negros nubarrones, les aconseja que se pongan los trajes de lluvia.[/size][/size]
Cuando ya se habían marchado, sobre las 15 h. llegaron al campamento algunos miembros de un “trecking” alemanes. Como pronto empieza a caer una buena nevada, se protegen dentro de la tienda de nuestros amigos. Más alemanes van llegando y en la tienda se apiñan 18 personas. El ambiente es caldeado por la gente, el té y la buena conversación. Más tarde llegan una pareja de norteamericanos: Sara, una chica muy guapa y educada en París y su acompañante. Todos coinciden al saber la misión emprendida por Jaime, Rafa, Gerardo y Luís en desear que regresen pronto, ya que las condiciones se han puesto duras en el exterior.
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Por suerte, cuando llegan, los alemanes ya se han ido y vuelve a haber espacio suficiente. Regresan muertos de frío y con los pies mojados y helados.
- [/size]¿Qué tal ha ido la visita de reconocimiento? –pregunta Ramón-
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- No habrá problema –responde Jaime- Mañana lo dejaremos mejor que nuevo.[/size][/size]
Poco después cenan y al terminar, muy bien abrigados, acuden al campamento que han instalado los alemanes, los cuales les habían invitado a una fiesta“sherpa”, donde ven atónitos que hay más de 50 personas bebiendo y cantando (los sherpas también estaban invitados, claro). La juerga duró hasta las 23:30, pero a ellos les pareció como de madrugada.
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Al día siguiente, los expedicionarios, a las órdenes de Jaime, se dirigieron a reparar la conducción de agua. Luís y Dimas se quedaron para hacer un reportaje fotográfico publicitario para corresponder a las firmas que les habían patrocinado.
A mediodía,mediodía, los “ingenieros” volvieron de su trabajo. Habían reparado perfectamente la conducción y el pueblo ya disponía de agua.
Toda la expedición se sentía sumamente satisfecha y orgullosa de haber podido ayudar a aquellas gentes. Era evidente que si unos motoristas montañeros españoles no hubieran aparecido por allí, posiblemente –casi seguro- que su conducción de agua seguiría por el suelo. Igual podían decir del infeliz montañero alemán a quien Gerardo le salvó la vida.[/size]
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Mientras hablaban de ello, apareció Rai a decirles:
- El High Lama les espera en la sal de oraciones del monasterio. Desea ofrecerles un concierto. Les está esperando.[/size][/size]
Tal como Rai les había dicho, el High Lama les esperaba y un conjunto de monjes les interpretaron un concierto con sus larguísimas trompetas de 5 metros 5 metros , de sonido ronco y otros instrumentos parecidos a clarinetes y que ofrecían un sonido que les recordaba a su conocida “tenora de l’Ampurdà”. Realmente, los sonidos les parecieron en un principio anárquicos, pero que al cabo de un tiempo les parecieron armoniosos.
Al finalizar, el High Lama les ofreció un té con leche de yak y luego, con gran satisfacción, impuso a cada uno y con gran ritual, la clásica “Khata” tibetana, que es una gasa con extremos flecados que se impone a personas de cierto relieve, como testimonio de gratitud y buenos deseos.[/size]
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Naturalmente este acto les llenó de satisfacción y se sintieron muy orgullosos de poder ofrecer su solidaridad a personas que la necesitaban.
Continuará… -
4 enero, 2008 a las 10:16 pm #49330
HACIA LUKLA… Complicaciones.
Llegó el día fijado para partir. Tras desayunar levantaron rápidamente el campamento y se pusieron en marcha.
Al poco tiempo de iniciada la marcha, se cruzaron con un excursionista que por sus rasgos y su tez morena les pareció un sherpa.
Se detuvo al ver que ya habían parado el motor de las motos:
-¡Hola. Buenos días! -Les saludó en un cadencioso castellano.
– ¡Atiza! –soltó Dimas estupefacto- Este sherpa habla español.
– No soy sherpa. Soy Venezolano. –y siguió- Ya sé que vuestra travesía ha sido un éxito.
-¿A sí? ¿Y quién te lo ha dicho? –Preguntó Luís.
– En todas partes se habla de un grupo de motoristas españoles que anda recorriendo el Himalaya.
– ¿Y cómo hablan? –inquirió Luís un poco receloso -¿Bien o mal?
– No, no. Bien. No comprenden cómo habéis logrado llegas hasta Chukung en el glaciar de Imja Khola.
– ¡Caramba, sí que estamos controlados! –Dijo Gerardo.
– Incluso saben que habéis iniciado el regreso a Lukla. –Continuó- En todas las poblaciones existe gran expectación esperando vuestro paso.
Tras despedirse del simpático venezolano y desearle feliz “treking” arrancaron y continuaron la marcha.
Al llegar al fondo del valle se detuvieron a almorzar y descansar un rato. Una hora después reanudaron el camino hacia Namche Bazar. Sin embargo, al llegar a una bifurcación del camino tomaron la variante que conduce al hotel japonés “Everest View”, -todas las habitaciones están equipadas con mascarillas de oxígeno, lo que da idea de las dificultades de adaptación a la altura- (NOTA: estos datos son de los años 60 pero el hotel sigue funcionando…). Está enclavado en lo alto de una montaña, orientado hacia el monte Everest, y de ahí su nombre.
Se trata de una instalación hotelera puesta en marcha por japoneses, que dispone de un aeropuerto particular para el uso de los clientes del hotel. Desde Kathmandú transportan al cliente en avioneta o helicóptero hasta el aeropuerto. De éste hasta el hotel hay una media hora de camino a pie, -en moto menos de 10 minutos-.
El “Everest View” tiene una capacidad de 30 plazas y siempre está lleno… de americanos, claro. La pensión completa diaria es equivalente a 6.000 pesetas, si bien incluye el viaje en avioneta mencionado de ida y vuelta.De allí siguieron camino hacia Khunde (donde no pasaron a la ida) y de allí a Namche Bazar era un agradable paseo, excepto el último tramo que no es otra cosa que un vertiginoso y rápido tobogán que se descuelga sobre la capital de la región sherpa.
El ambiente en Namche Bazar era de gran expectación y todo el pueblo les estaba esperando. Naturalmente esto acabó en improvisada “pasacalle” hasta el campamento.
Cena sin sobremesa, eso sí, acompañada de “chang”,cerveza de arroz extra-light, regalo de unos lugareños, que solo gustó a Gerardo y a Dimas que dieron cuenta de los dos litros que había.
Al día siguiente esperaba la terrible bajada de Namche Bazarm que sin embargo se les anojaba mucho menos dura que su sufrida ascensión.
Al día siguiente y tras levantar el campamento, se dispusieron a iniciar la marcha, siendo Rafa el que abría la fila.
– Espera un momento Rafa –dijo Gerardo- Ramón no se encuentra bien.
– ¿Qué tienes? -le preguntó Rafa al afectado, mientras los demás se acercaban.
En efecto, Ramón no ofrecía muy buen aspecto. Su gesto contraído demostraba que su físico no estaba en condiciones.
Mira que si ahora, ya de regreso, se nos complican las cosas… –pensó Dimas- mientras el doctor Gerardo reconocía al paciente.
Ramón tenía la rodilla derecha muy hinchada. La tarde del día anterior se había golpeado contra una piedra, pero no le dio demasiada importancia. Ahora las consecuencias eran bien visibles. Gerardo le dio un suave masaje con un líquido que, según el galeno, era de gran efectividad.
– ¿Estás en condiciones de seguir en moto?
– Sí, sí –contestó Ramón, con más voluntad que auténticas posibilidades y añadió: – Supongo que pronto pasará el dolor.
Y así iniciaron el descenso. Rafa iba delante, seguido por Jaime, Dimas, Luís Ramón y Gerardo. Lo que en su día les pareció terrible e imposible, entonces se les ofreció mucho más sencillo. La única preocupación se encontraba en no salirse del estrecho sendero. Después de él no había nada… bueno algo sí, el vacío y 710 metros más abajo, el río.
Los momentos de más peligro fueron principalmente en las retorcidas curvas de 180º en donde apenas cabía la moto de largo. Cuando ya habían recorrido más de las dos terceras partes de aquellos dos kilómetros y pico que les separaban del fondo del valle, alguien advirtió a los que iban delante:
– ¡¡Eh, parar!! Ramón y Gerardo están muy retrasados.
Se veían como puntos diminutos en la lejanía. Pararon a esperarlos. El primero en llegar fue el sherpa que cuidaba de Jaime y de Dimas, quien en su deficiente inglés les dio a entender que Ramón estaba mal.
Un cuarto de hora más tarde llegaron Ramón y Gerardo. Fue éste quien informó:
– No está bien, tiene la rodilla muy hinchada, le duele mucho y apenas puede apoyarse en el suelo. Además tiene fiebre, está a 39º -y concluyó: -Así no puede seguir.
El aspecto de Ramón era preocupante. Su rostro reflejaba el dolor, además de la merma de facultades que le producía la fiebre.
– Bien y ¿qué hacemos? –preguntó alguien, pregunta a la que Gerardo respondió:
– Hemos de llegar al río y una vez allí ya veremos como le trasladamos hasta el campamento
– ¿Y ahora como irá? –preguntó Luís.
El propio Ramón aclaró la incógnita:
– Bajaré lo que queda apoyado en el hombro de Passang –el sherpa al servicio de él y de Rafa- y en este bastón que hemos improvisado –levantado una palo de recia y seca rama.
El problema era la moto. No podían dejarla en aquel estrecho camino. Un joven sherpa muy servicial y avispado se dio cuenta de la situación y por signos les indicó que él podía bajar la moto.
– ¡Cuidado! –advirtió Rafa- No vaya a ocurrírsele bajar montado en ella.
No se sabe si el muchacho entendió lo que Rafa había dicho, pero se apresuró a indicar -otra vez por signos- que la bajaría a pie y solamente sujetando el manillar.
Como la pendiente era pronunciada le explicaron que actuara con el freno y el embrague, y para ello le engranaron la primera velocidad.
Continuará.[/size]
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13 mayo, 2008 a las 3:29 pm #49331
hola,
una cosa curiosa que me he encontrado.
La historia de un tio que se encuentra a la expedicion en medio del himalaya.
http://members.shaw.ca/erajala/nepal/
Evidentemente el tio despotrica, lo entiendo, ja, ja. Debió pensar: «Con lo que me ha costao subir hasta aquí y voy y me encuentro a unos tios en amoto, la madre que me parió…..», ja, ja…
http://members.shaw.ca/erajala/nepal/46.html
Al menos tiene razon en este parrafo:
«Bultaco was making some kind of promotional trip showing off their glorious motorcycles with their riders in all their typical leather»Un saludo.
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13 mayo, 2008 a las 7:20 pm #49332
Escrito originalmente por jesusg9
hola,una cosa curiosa que me he encontrado.
La historia de un tio que se encuentra a la expedicion en medio del himalaya.
http://members.shaw.ca/erajala/nepal/
Evidentemente el tio despotrica, lo entiendo, ja, ja. Debió pensar: «Con lo que me ha costao subir hasta aquí y voy y me encuentro a unos tios en amoto, la madre que me parió…..», ja, ja…
http://members.shaw.ca/erajala/nepal/46.html
Al menos tiene razon en este parrafo:
«Bultaco was making some kind of promotional trip showing off their glorious motorcycles with their riders in all their typical leather»Un saludo.
Gracias jesusg9 por tu magnífica labor de investigación. Este individuo es el tipo «tan bien educado» del que nos habla el autor del libro. Curiosamente se les olvida mencionar el detalle de que los motoristas le salvaron el pellejo a uno de sus compañeros… ¡Esta gente es penosa!
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13 mayo, 2008 a las 9:33 pm #49333
Penúltimo capítulo:
Lentamente fueron avanzando hasta llegar al puente que atraviesa el río –y donde da comienzo y en este caso fin- al camino hacia Namche Bazar. Ya en camino más sencillo, Jaime transportó a Ramón hasta el campamento de Jorsale, distante unos pocos kilómetros.La moto la dejaron junto al puente, con un muchacho sherpa vigilándola.
Al llegar al campamento, instalaron a Ramón en su tienda, al cuidado de Gerardo, quién se ocupó de medicarle y atenderle.
Era mediodía cuan do Jaime y Dimas montaron en la moto de Jaime y regresaron al puente a recoger la moto y al muchacho que la guardaba, al cual montaron en la moto de Jaime mientras Dimas se encargaba de la de Ramón. ¡El chaval se acordaría toda su vida de aquel paseo en moto!
Al llegar al acampamento y mientras Ramón descansaba, Gerardo les reunió y les dijo:- Mañana Gerardo no estará en condiciones de seguir en moto. Es necesario que tomemos una determinación.
- ¿No crees que tal vez estará mejor? -Se aventuró a consultar Luís.
- No –aseguró Gerardo y continuó. No es nada de importancia pero la rodilla le seguirá doliendo y es posible que siga con fiebre.
Rafa reaccióno el primero y llamó a Rai:
- Oye Rai, ¿cómo podríamos bajar a Ramón hasta Lukla?
- A caballo –contestó Rai- cerca de aquí vive un sherpa que alquila caballos.
– Pues bien –le dijo Gerardo- enviarle recado de que mañana a las 8 horas esté aquí con un caballo.Al saberlo Ramón icluso se permitió hacer broma con la idea de convertirse en jinete…
Más tranquilos, después de almorzar Luís Rafa y Jaime cogieron la moto de Ramón para “adelantarla” en el camino que, en la jornada siguiente tendría que recorrer. A media tarde regresó el trío. Habían dejado la moto en una casa sherpa, a una hora de distancia.
Durante la cena acordaron la conveniencia de llegar a Lukla al día siguiente, por si se hacía necesaria la evacuación urgente a Katmanú. Ello suponía hacer el recorrido de dos jornadas en una sola.
- ¡Que no se hable más! -Concluyó Rafa-. Haremos lo que mejor convenga.
Todos de acuerdo se retiraron a sus respectivas tiendas. La noche estaba estrellada y no hacía tanto frío. A las 21 h. estaban a -10º.
A primera hora, el caballo solicitado esperaba junto a las tiendas. Ramón seguía poco más o menos igual que la noche anterior.
Colocaron al herido encima del jamelgo y éste inició la marcha. El quinteto restante tardó un poco más en partir.
Enseguida, la dureza del camino les recuerda que aquel estrecho sendero tanto da hacerlo de ida como de vuelta. Luís advierte el esfuerzo de Dimas por superar un trecho de piedras escalonadas y le dice:
- Paciencia hijo, que de aquí a Lukla nos queda la tira…
Era verdad, entonces recordó que aquella jornada iba a ser doble.
– ¡Dios mío!A mediodía se reunieron con Ramón en una explanada. Dimas le pregunat:
- ¿Cómo te encuentras?
- Mejor –responde sin demasiado convencimiento.
- ¿Y el caballo, como va? –le consulta Jaime-
– Veras, prefiero la moto. Es más segura y hace más lo que yo quiero.Luís también está mal. Sufre “desarreglos” intestinales y fuerte dolor de barriga. Gerardo le indica al cocinero que para Luís solo haga arroz hervido.
– ¡Vaya hombre! –intervino Rafa- Menos mal que esto ya se acaba, si no…Tras almorzar, encaraman de nuevo a Ramón a lomos de su caballo y éste emprende la marcha, siempre acompañado por el sherpa propietario del equino.
- ¡Hasta luego! –los despide y añade: ¡Nos veremos el Lukla¡
- Lukla. ¡Casi nada! Precisa Dimas.
Siguen camino y se les hace durísimo. Transcurre el tiempo y Lukla se les antoja lejísimos. A media tarde pasan junto al lugar donde instalaron el campamento en la primera jornada de marcha. Todos pensaron “y de aquí aún falta toda una jornada para llegar a Lukla”. El temor a que se les hiciera de noche fue inmediato.El cansancio se hace notar y a partir de allí la marcha es más lenta. Empieza a anochecer y la idea de pasar aquellos “senderitos” trialeros no hace ninguna gracia.
- ¿Cómo vais de linternas? – pregunta Jaime.
- Bien. –contesta Gerardo- Cada cual lleva la suya.
Sólo la moto de Luís lleva faro en perfecto funcionamiento. Gerardo lo tiene averiado y Rafa, Jaime y Dimas en lugar de faro llevan instalada una botella de agua potable de cinco litros.Se cuelgan las linternas del pecho, pero con el traqueteo enfocan hacia todas partes menos donde conviene. Ya ha caído la noche. Es Rafa quien recomienda:
- ¡Ahora mucho cuidado! Vayamos muy juntos siguiendo a Luís y paciencia. No tardaremos en llegar.
Rafa es estupendo. Sus palabras de aliento resultaban reconfortantes. Pero los obstáculos se sucedían, el cansancio era mucho y la noche cerrada y negra como la “boca de un lobo”.La distancia de Lukla no parecía acortarse. La sorpresa fue mayúscula cuando al salir de un recodo, el jefe sherpa de los porteadores les estaba esperando con una enorme tetera llena de té caliente y una bandeja de galletas “María”. Eso fue media resurrección para el equipo.
Una bengala lanzada desde el campamento les mostró el ya corto trecho que les quedaba hasta Lukla. Eran las 19.00 h. cuando entraron.
Al primero que vieron fue a Ramón que les esperaba desde hacía mucho rato y que ya había empezado a preocuparse.
- ¿Cómo te encuentras? -Volvió a preguntarle Dimas.
- ¡Mejor que tú! -Le respondió- Y ahora que todos habéis llegado, aún mejor.
La fiebre había disminuido, el dolor de la rodilla era más soportable, e incluso Luís había superado sus trastornos intestinales. Por lo visto el “paseito” les había ido bien.Al primero que vieron fue a Ramón que les esperaba desde hacía mucho rato y que ya había empezado a preocuparse.
- ¿Cómo te encuentras? -Volvió a preguntarle Dimas.
- ¡Mejor que tú! -Le respondió- Y ahora que todos habéis llegado, aún mejor.
La fiebre había disminuido, el dolor de la rodilla era más soportable, e incluso Luís había superado sus trastornos intestinales. Por lo visto el “paseito” les había ido bien.Llegó la hora de hacer planes para el día siguiente. También había que retroceder y recoger la moto de Ramón que habían dejado en la casa sherpa.
- Bien ¿y quién irá a buscarla? –era la pregunta que flotaba en el ambiente.
- Creo que deberíamos ir Dimas y yo –sentenció Rafa, y aclaró: Ramón y Luís aún no están finos, Gerardo debe atenderlos y Jaime se ocupará de desmontar las motos para regresarlas a Kathmandú.
El argumento de Rafa era de una lógica aplastante, pero Dimas aún se atrevió a decir:
- Pero… yo no sé montar a caballo.
- No te preocupes. –le contestó Rafa- ya tendrás ocasión de aprender –terminó con una cierta ironía en su acento.
Lo cierto era que al día siguiente, con los dos caballos del sherpa, debían ir a recoger la moto de Ramón. Estaban tan cansados que fue entrar en el saco y caer dormidos.Continuará.
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15 mayo, 2008 a las 1:04 am #49334
Gracias por ir poniendo este relato de la Aventura en el Himalaya con las motos.
Lo que no acabo de entender como llega antes con el caballo que con las motos.
Tendria que ser un camino muy dificil todo el rato, puesto que con las motos se tiene que correr mas que con caballo. -
15 mayo, 2008 a las 11:59 am #49335
Escrito originalmente por Toni58
Gracias por ir poniendo este relato de la Aventura en el Himalaya con las motos.
Lo que no acabo de entender como llega antes con el caballo que con las motos.
Tendria que ser un camino muy dificil todo el rato, puesto que con las motos se tiene que correr mas que con caballo.Yo supongo que el caballo llegaba antes por varias razones: salía antes, habría hecho el mismo camino cientos de veces y se cansaba mucho menos que los motoristas. Supongo que con grandes piedras, fuertes descensos resbaladizos y despeñaderos de vértigo, los trialeros debían ir con muchísima cautela.
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13 agosto, 2008 a las 5:30 pm #49336
Hola Scottishtrial,
soy nuevo en el foro; me he tomado la libertad de enviarte un mensaje privado sobre el tema
«EXPEDICIÓN MOTO HIMALAYA’73».
cordiales saludos,
SNAH50 -
13 agosto, 2008 a las 6:19 pm #49337
Escrito originalmente por snah50
Hola Scottishtrial,
soy nuevo en el foro; me he tomado la libertad de enviarte un mensaje privado sobre el tema
«EXPEDICIÓN MOTO HIMALAYA’73».
cordiales saludos,
SNAH50Querido SNAH50:
He recibido tu privado y por desgracia el robot de Miarroba no permite responderte (me dice que no existes como ususario, cosa imposible) y que atribuyo a problemas puntuales con el servidor.
Lo que sí que te pido, puesto que tu mensaje privado es interesantísimo, que me permitas publicarlo y que todos los foreros puedan disfrutar de la información que me has dado. Así aprovecho y te escribo la contestación que iba a enviarte.
Muchísimas gracias. -
14 agosto, 2008 a las 1:12 pm #49338
Buenos días Sottishtrial,
es extraño que no me reconozca como miembro… que le vamos a hacer, la informática nos depara a veces esos misterios.
No hay problema en que publiques el tema. Adelante.
De todas formas te enviaré otro privado con mi dirección electrónica particular por si tuviésemos que comentar algo más.
un cordial saludo. -
14 agosto, 2008 a las 3:02 pm #49339
Estupendo!! Muchas gracias snah50.
Aquí copio el mensaje recibido:
Hola Scottishtrial,
por lo primero felicitarte por esa magnífica aportación a la EXPEDIÓN MOTO HIMALAYA’73.
Como veo que un miembro del foro (concretamente Togno) se preguntaba si podía quedar algún miembro vivo de aquella gesta, deseo aportar mi pequeño grano de arena (visto el gran interés que ha despertado en vosotros aquella hazaña).
Concretamente mi suegro Luís Solé Guillaume, el fotografo de aquella expedición, sigue dando mucha «guerra» a sus casi 90 años.Adjunto dos fotos de él, una durante el chequeo médico que hizo Gerardo a los expedicionarios, con 54 años y la segunda hecha este julio pasado subiendo al Balaitous (un 3000 en el Pirineo de Huesca); puede decirse sin lugar a dudas que «quién tuvo, retuvo». Todos estamos muy orgullosos de Luís. Lamentablemente la mayoría del resto de integrantes ya falleció.
Sin más, reciban todos un muy cordial saludo,
snah50
Como veréis, es una magnífica noticia. Nuestro entrañable Luís, artífice de las fotos que hemos podido disfrutar, está en una forma envidiable como podréis apreciar en la foto:
Nos alegramos muchísimo de que tanto Luís como Jaime Samsó y Rafa Puig Bultó (ver Alpinada 2008 https://www.todotrial.com/ttclasico/reportajes/bultacoalpinada2008-1.htm ) estén totalmente activos.
Por mi parte y tal y como le he dicho a snah50, lo mío con la expedición es una admiración desde su origen, pues recuerdo las publicaciones (creo que en Motociclismo) hablando sobre ello. Recuerdo como si aún los tubiera los posters en mi habitación, sobre todo el de Pirelli, con slogan: «Por primera vez huellas de neumáticos en el Himalaya» o el famoso: «Las Sherpas en el país de los Sherpas»
Creo que todos los admiradores de la gesta de Luís y de sus compañeros deberíamos expresarle nuestro ánimo, nuestros deseos y, en definitiva, nuestros sentimientos.
¡Qué mejor lugar que este post para ello! -
14 agosto, 2008 a las 4:20 pm #49340
Recuerdo esta aventura perfectamente, fue publicada en el Motociclismo (Solo Moto creo que no existia todavia), son de estos reportajes que recuerdas toda la vida.
Tambien recuerdo una aventura de un tipo que se fue a Tamanrasset en un ciclomotor, la pusieron por capitulos, no recuerdo la marca de la moto, pero si una foto, desde atras, donde sobresalian dos cubiertas de repuesto, una por cada lado.:)
Una aventura increible con unas motos miticas!
PD: El amigo Luis tiene aspecto de poder volver al Himalaya.;)
:silly::silly::silly::silly::woohoo: -
1 julio, 2010 a las 7:16 pm #49341
Up…
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1 julio, 2010 a las 9:08 pm #49342
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21 diciembre, 2012 a las 2:16 am #49343
Hola a todos!
Ya hace tiempo que no se comenta sobre este tema, pero os informo que se acaba de publicar en internet el vídeo de la Expedición Moto Himalaya ’73.
Película histórica que relata una expedición única. En 1973 seis amantes del motociclismo de montaña, Ramón García-Nieto, Rafael Puig Bultó, Lluis Solé Guillaume, Gerardo Pascual, Jaume Samsó y Dimas Veiga, partieron de Barcelona (España) rumbo al Nepal. Llevaron sus motocicletas Bultaco Sherpa 350 hasta 5.156 metros de altitud en las cumbres de la cordillera del Himalaya. Esta fue la primera y última expedición similar, ya que poco después el gobierno nepalí prohibió el acceso al Himalaya con cualquier tipo de vehículo a motor.
En 1998 coincidiendo con el 25 aniversario se les rindió un homenaje en el Salón Auto Retro y se publico un libro con los manuscritos originales de Dimas Veiga: Himalaya Namaste. Bultaco, la moto que conquisto el Himalaya. Editado por Grup Graphic Dibest/ Auto Retro.
Nota: debido al interesante carácter documental de la película se ha preferido difundir a pesar de la baja calidad de la imagen y sonido.
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[font=verdana]Saludos![/font] -
10 enero, 2013 a las 2:59 pm #49344
Escrito originalmente por @GPFoto
Hola a todos!
Ya hace tiempo que no se comenta sobre este tema, pero os informo que se acaba de publicar en internet el vídeo de la Expedición Moto Himalaya ’73.
Película histórica que relata una expedición única. En 1973 seis amantes del motociclismo de montaña, Ramón García-Nieto, Rafael Puig Bultó, Lluis Solé Guillaume, Gerardo Pascual, Jaume Samsó y Dimas Veiga, partieron de Barcelona (España) rumbo al Nepal. Llevaron sus motocicletas Bultaco Sherpa 350 hasta 5.156 metros de altitud en las cumbres de la cordillera del Himalaya. Esta fue la primera y última expedición similar, ya que poco después el gobierno nepalí prohibió el acceso al Himalaya con cualquier tipo de vehículo a motor.
En 1998 coincidiendo con el 25 aniversario se les rindió un homenaje en el Salón Auto Retro y se publico un libro con los manuscritos originales de Dimas Veiga: Himalaya Namaste. Bultaco, la moto que conquisto el Himalaya. Editado por Grup Graphic Dibest/ Auto Retro.
Nota: debido al interesante carácter documental de la película se ha preferido difundir a pesar de la baja calidad de la imagen y sonido.
[font=verdana]Magnífico documento !!![/font]
[font=verdana]Muchas gracias por tu aportación. [/font]
[font=verdana]Desconocíamos la existencia del video y estamos seguros que los todos foreros sabrán apreciar el valor del mismo.[/font]
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[font=verdana]Saludos.[/font] -
1 enero, 2022 a las 4:00 pm #321204
Magnífico reportaje.
Pena que se pierdan fotos en las sucesivas migraciones de software del foro.Enhorabuena y todo mi reconocimiento.
Saludos
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AutorRespuestas
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