Manuel Soler, conocido desde los 70 como «El Monstruíto» fue el primer español en ganar una cita del Mundial de Trial en 1979. El Tetracampeón de España absoluto apuesta porque el trial desarrolle y potencie su propia identidad como deporte.
«TrialGP y el CET están equivocados en su concepto para atraer el público que en nuestra época venía a los triales»
Tras escucharle en el coloquio-charla sobre los 50 años del Campeonato de España de Trial «CET» en Becerril de la Sierra, era inevitable volver a hablar con Manuel Soler. Hijo de Juan Soler Bultó, primo del cuatro veces Campeón de España de Trial Ignacio Bultó y sobrino-nieto del fundador de Bultaco, Don Paco Bultó, ‘El Monstruito’ ganó cuatro pruebas del Campeonato del Mundo de Trial, una con Bultaco en 1979 y tres con Montesa en 1981, convirtiéndose en el primer español en ganar un Gran Premio del mismo. Además, ganó cuatro Campeonatos de España de Trial consecutivos entre 1974 y 1977 con Bultaco; el primero de ellos con apenas 17 años.
– En 2018 se cumplieron 50 años del primer Campeonato de España. ¿Qué recuerdas de tu primera participación en el mismo?
– Quizás lo más relevante sea que, si no me equivoco, gané todas las carreras en las que oficialmente participé. ¡¡Estoy invicto en el Campeonato de España!!
– Lograste la primera de tus cuatro coronas seguidas con 17 años y ganando las siete pruebas convocadas en 1974. ¿De ahí tu mote cariñoso de ‘Monstruito’? ¿O ya te habían bautizado antes?
– Me lo puso Pere Taulé cuando competía fuera de concurso y ya les ganaba a todos. (Sonríe).
– ¿Cómo era el Nacional en sus albores?
– Bueno, para los fabricantes tenía mucha importancia. Sobretodo, debido a la gran rivalidad existente entre Bultaco y Montesa.
– ¿Y las zonas?
– Por aquella época y con las motos con las que competíamos… había de todo: fáciles, difíciles, pero factibles y nada peligrosas.
– ¿Con qué dorsal competías? Lo digo porque en tus primeras carreras lo hacías fuera de concurso y con una X como dorsal por tu corta edad.
– Cuando me dejaban correr fuera de concurso se me dijo que pusiera una X, porque así, de esta manera, se me identificaba como un piloto que no contaba de cara a la clasificación final. Cuando ya cumplí los 18 y me dejaron competir con normalidad siempre llevé el dorsal según mi clasificación final en el campeonato: el uno, el dos, el cuatro y el seis. (Sonríe).
– Tus primeras carreras las hiciste al manillar de las Bultaco Sherpa T, motos que conocías muy bien al ser tu padre Juan Soler Bultó, sobrino de Don Francisco Xavier Bultó, fundador de la firma del pulgar alzado.
– Ciertamente. En casa éramos, por razones obvias, ‘bultaquistas’, por lo que sus modelos no me eran extraños.
– ¿Quién te descubrió el trial como deporte?
– Evidentemente, los primeros pasos los di con mi padre.
– ¿Los primeros consejos te los dio él?
– Sí, los consejos y recomendaciones.
– ¿Recuerdas alguno?
– Se tú mismo y disfruta, que es lo principal.
– ¿Es cierto que antes de que pudieras llevar una Sherpa T pilotabas una Bultaco Lobito adaptada especialmente para ti?
– Primero me hicieron unas motos con motor Mymsa para luego pasar a la Lobito. Recuerdo que nos hicieron un depósito mucho más pequeño que el original de serie para poder manejarla mejor.
– ¿Recuerdas otro ‘apaño especial’ para poder hacer trial con ella aparte del depósito?
– Pues la verdad es que sí. Además de hacerme el depósito más pequeño, también me cambiaron la cilindrada. Si no recuerdo mal, primero fue de 100 cc y ya en una segunda fase me la subieron hasta los 175 cc.
– ¿Tenías por aquella época algún piloto preferido?
– Por aquel entonces, Sammy Miller, porque había estado en casa entrenando y lo veía siempre con unos ojos abiertos como platos. Mira si alucinaba viendo lo que era capaz de hacer con una moto que recuerdo que se dejó unas botas agujereadas con clavos en la puntera y yo, ni corto ni perezoso, me las ponía para intentar imitarlo.
– Tu primo Ignacio Bultó también conquistó cuatro Nacionales, entre 1969 y 1972; justo dos años antes de tu primera corona. ¿Eras su alumno más aventajado?
– (Sonríe). Lo que recuerdo es que él siempre me animaba mucho cuando nos íbamos los dos a entrenar. Nos lo pasábamos muy bien. Era genial poder compartir con él aquellas tardes y mañanas.
– Y ahora que no nos oye: ¿quién de los dos era mejor?
– (Risas) Al principio lo fue él, pero con el tiempo… ¡¡lo fui yo!! (Más risas)
– Él también tuvo éxito en otras especialidades como el motocross y el enduro. Tú, en cambio, siempre te mantuviste fiel a nuestro deporte. ¿Por qué?
– Mira, a Ignacio le gustaba mucho más el motocross. Por eso, cuando empecé a ganar y lo relevé como campeón en el trial, me dijo: ‘Manuel, gracias, porque ahora me podré dedicar a lo que me gusta’.
– … y en 1978 llegó un tal Toni Gorgot y te destronó. ¿Te reconociste en él?
– Lo cierto es que en el año 78 yo estaba cumpliendo con la patria y no tenía muchas oportunidades de entrenar, por lo que ese año fue Toni quien se lo llevó.
– De hecho, Gorgot logró los dos últimos títulos nacionales de Bultaco antes de que ésta cerrara la persiana en 1980. ¿Cómo viviste el adiós de Bultaco?
– Sí. En 1979 también se lo llevó, pero por desgracia, por aquellos entonces, en casa se vivía una situación muy difícil. El futuro de Bultaco era muy negro y la verdad es que todo ese clima enrarecido y poco halagüeño no contribuía mucho a que te pudieras centrar en entrenar y ganar el Campeonato de España.
– Antes de todo ese mal rato, por suerte, te convertiste en el primer piloto español en ganar una Gran Premio en el Campeonato del Mundo. Fue en Finlandia en 1979. ¿Qué recuerdas?
– Fue inesperado. Ese día no había nadie que me pudiese ganar. ¡¡Me salía todo!! Incluso el día antes recuerdo que la televisión finlandesa nos hizo una entrevista a Yrjö Vesterinen y a mí, y la última pregunta del reportero fue: ‘¿Quién va a ganar mañana’? Y yo, adelantándome a ‘Vesty’ le respondí: ‘Yo’. Y mira tu por donde al final lo cumplí. (Sonríe).
– ¿Cómo lo festejaste?
– No había ningún representante de Bultaco debido a los difíciles momentos que estábamos pasando, pero recuerdo que cuando llegué al paddock estaba por allí Jaume Subirà esperándome con una botella de cava y listo para ducharme con ella y festejar a lo grande el triunfo. Y la verdad es que siempre le agradeceré ese bonito detalle que tuvo conmigo.
– Y en eso que viene Montesa y te ficha. ¿Cómo se fraguó tu llegada?
– Bueno, fue más complicado. Tenía un acuerdo verbal con Italjet, pero al final no se materializó, coincidiendo con el GP de Francia. Sin embargo, ese fin de semana, se abrió una nueva ventana. Y eso que no estaba ni de coña en las mejores condiciones, ya que tenía fiebre y estaba francamente desanimado. Además, no empecé nada bien. Hice un cinco en las primeras cinco zonas, y en la sexta va y me encuentro con Oriol Guixà, quien por aquellos entonces era el Director Deportivo de Montesa. Allí mismo me preguntó que cómo estaba y yo pues me confesé. Le expuse todos los problemas que me preocupaban, así como el estado en el que me encontraba. Pues bien, una vez terminé me dijo que el lunes, al día siguiente, me pasara por la fábrica Montesa para hablar de la posibilidad de competir con ellos. Mira, sus palabras me dieron tal subidón que por poco no gano. Aquel trial, que fue el último que realicé con Bultaco, se lo llevó Bernie Schreiber, pero yo hice ¡¡segundo!!, lo que sin duda fue un buen final para mi etapa en Bultaco.
– Lo cierto es que en Montesa repetiste hasta en tres ocasiones más tu gesta finlandesa: en Mura (Barcelona), Austria y Alemania.
– El año 1981 fue muy intenso y llegamos incluso a optar a ganar al Campeonato del Mundo. Pero al final no pudo ser. Eso sí, fue un muy buen año.
– ¿Fue tu triunfo en el Trial de Sant Llorenç tu mejor victoria de siempre?
– Mira, por desgracia, no todas han tenido la misma gran importancia, pero sí que quizás sea por la que la gente más me recuerda.
– En 1978 nos inventamos una especialidad: el trial indoor. ¿Qué recuerdas de aquellas primeras ediciones?
– Que empezaba una nueva época.
– Llegaste a ser segundo en la segunda edición del Trial Indoor de Barcelona tras Bernie Schreiber. ¿Qué te faltó para vencerlo ese año?
– Nada. Él fue mejor que yo. Si te digo la verdad, no me gustaban mucho los indoors. (Sonríe).
– Para los que peinamos alguna cana, algunas de aquellas primeras zonas artificiales todavía están muy presentes en nuestra retina: la Pirámide, la cascada, el cuadrilátero, la Torre de Babel… y, por supuesto, las escaleras en medio del público. ¿Cuál era tu preferida?
– ¡¡Ninguna!! (Risas).
– Durante las primeras ediciones de la prueba no se repitió nunca ni una zona. Ni tan siquiera las más populares entre los aficionados. ¿Eso era bueno o malo para vosotros?
– No tenía importancia. Al menos, para mí.
– Fuiste piloto de Montesa tres temporadas. ¿Cómo era la Montesa de los 70 y los 80 con la que te encontraste?
– Tenía sus virtudes y sus defectos como todas las motos de aquella época.
– Eres de los pocos pilotos que tienen una moto que lleva su nombre, la Bultaco Sherpa modelos 158, 159, 182, 183, 190 y 191, en sus versiones de 250 y 350 centímetros cúbicos. ¿Lo prefieres a una calle en tu pueblo o a un pabellón?
– (Risas). ¡¡Calle también tengo!! ya que el Ayuntamiento de Ibi, en Alicante, tuvo la deferencia de bautizar una con mi nombre.
– ¿Qué hay de Manuel Soler en la Bultaco ‘Manuel Soler’?
– Prácticamente todo.
– … y más tarde te conviertes en piloto oficial de Merlin. Lo fuiste sólo un año, puesto que al siguiente colgaste el casco y las botas. ¿Cómo valoras tu estancia en la firma catalana?
– Yo por aquella época, ya tenía muchos problemas con mi rodilla. Pero pienso que pude poner mi granito de arena para que Merlin diera sus primeros pasos y a que evolucionaran su moto. Lamentablemente, un año después los problemas con mi rodilla me llevaron a tomar esta decisión de poner fin a mi carrera deportiva.
– Por suerte, de vez en cuando te vemos ‘matar el gusanillo’ tomando parte en alguna prueba de clásicas. ¿No te gustan las motos modernas?
– Mira, no me disgustan las motos modernas, pero las encuentro un poco drásticas en su concepto para el ‘trialero amateur’ como lo soy yo ahora.
– Imaginamos que estás al tanto de todo lo que sucede a día de hoy en el Mundial de TrialGP, así como en el CET. ¿Qué te parecen ambos campeonatos a día de hoy?
– Equivocados en su concepto para atraer el público que en nuestra época venía a los triales, pero este tema sería para debatirlo más ampliamente.
– ¿Por qué están equivocados?
– Mira. Una de las cosas que teníamos entonces es la cercanía con el público, que hoy en día no existe porque todos los pilotos se encierran en sus carpas no dejando acceder al público en general. Otra de las cosas que también influye es la actitud del promotor en la gestión del campeonato que, al igual que todas las especialidades de off road, se está copiando la fórmula de MotoGP. Para mi es un error, ya que creo que cada especialidad requiere un tratamiento diferente; una identidad diferente. Y además en el caso concreto de nuestro deporte tenemos a ocho españoles en el top 10, cosa que aunque a nosotros nos guste mucho, lo cierto es que resta interés por la competición al público no español.
– ¿Qué recomendación les darías a los organizadores de ambos?
– Difícil dar consejos a los organizadores cuando los conceptos de la competición, desde mi punto de vista, están equivocados ya en su raíz.
– ¿Son muy distintos a cuando los disfrutaste hace ahora 40 años?
– Diferentes.
– ¿Sigues pensando que el trial ha de ser non stop?
– No. Yo creo que ahora prima más el espectáculo, por lo que bajo mi punto de vista no le pondría vallas al campo.
– ¿Por cierto, el non stop de ahora se parece en algo al vuestro?
– Ni por las motos que usábamos ni por el trazado de las zonas que se hacen ahora.
– ¿Te gusta la Zona de Calificación?
– Es parte del espectáculo.
– Por cierto, ¿2T o 4T?
– Siempre he sido un amante de las 2T.
– Desde hace poco, tu tiempo lo ocupa un bonito proyecto junto a Jaume Subirà: Subirà Classic Motorcycles. ¿Qué es y como nace?
– Hoy en día las motos clásicas y los triales clásicos viven un boom, y es una bonita forma de mantenernos involucrados con el deporte con el que tanto nos hemos divertido y que tantas satisfacciones nos ha dado.
– En más de una entrevista has comentado que el trial al natural de hoy en día está demasiado influenciado por el trial indoor. ¿Sigue siendo así?
– Evidentemente. El trial indoor ha tenido una gran influencia en la evolución del trial tal y como lo conocemos ahora.
– También has manifestado que para ti el trial es como un vals. ¿Quién es para ti el piloto que mejor lo ha bailado?
– (Sonríe). Ha habido muchos pilotos que lo hicieron en el pasado y muchos otros que lo están haciendo a día de hoy. (Vuelve a sonreír).