En este nuevo capítulo de la historia de Montesa contaremos el inicio de la amistad en Don Paco Bultó y Pere Permanyer, que daría lugar a los inicios de lo que hoy conocemos como Montesa.
Los inicios hasta 1945
El ya mencionado «Jasu», buen conocedor del potencial industrial de Pere Permanyer, le presentó a su cuñado, Francisco X. Bultó, gran aficionado al deporte del motor y experto motorista. Entre ellos se decide, en junio de 1944, la fabricación de motocicletas ligeras en los talleres de Permanyer, en la calle Córcega nº 408, de Barcelona. Una Motobecane B1V2GR38 que Bultó había regalado a su sobrino Juan Soler Bultó (hijo de «Jasu» y que luego se convertiría en un gran piloto de carreras de velocidad, y de pruebas) serviría de base para el primer prototipo que empezó a rodar por las calles de Barcelona a finales de octubre del mismo año.
Corregidos ciertos detalles, se modificó este primer prototipo y el 11 de febrero de 1945, se inscribió en una prueba de regularidad motociclista por equipos, organizada por el Real Moto Club de Catalunya con el anagrama XX, ya que no se había decidido aún el nombre de la marca. El piloto de aquella motocicleta fue José Luis Milá, que no pudo finalizar la prueba por una avería en el sistema de encendido.
Este contratiempo no desalentó a la empresa, sino que, muy al contrario, se convirtió en un acicate para extremar la evolución técnica del diseño, en el que se trabajó intensamente. En aquella época, las dificultades para sostener una fabricación en serie eran enormes, como para enfriar el entusiasmo más exacerbado. En España no existía una industria auxiliar apropiada y el aislamiento político que sufría la España hacía extremadamente difícil la obtención de materias primas y los componentes necesarios.
En aquella situación, uno de los elementos más deseados, y más difíciles de conseguir, era el volante magnético, para el encendido del motor. Por fortuna, Manuel Giró, que tenía una industria de fabricación de proyectores cinematográficos (Orfeo Sincronic S.A.- O.S.S.A.) había importado, antes de la guerra, unos volantes Bosch con el propósito, desestimado entonces, de fabricar motocicletas.
Permanyer y Bultó le compraron la partida de 100 unidades por 22.000 ptas. y empezaron a construir las primeras cien motocicletas en serie. Para conseguir los materiales necesarios, en circunstancias tan adversas, Permanyer tuvo que extremar imaginación y esfuerzo hasta límites que hoy día serían incomprensibles. No había medios de producción, en absoluto, ni personal especializado.
A tal efecto, efectuó continuos viajes informativos a Madrid, a Bilbao, y después al extranjero, y tuvo que recurrir a maniobras pintorescas como a la exportación de vinos españoles, de La Rioja, para obtener, como contrapartida, licencia de importación de materias primas necesarias para la industria. Mientras tanto, Bultó diseñaba prototipos. Su amigo Carles Carreras, también ingeniero, le ayudó en los primeros bocetos. En aquella época, Bultó solo podía dedicar al proyecto unas horas de «spare time», pues debía atender su propio negocio, la compañía Barella y Bultó S.L., con fábrica en Vilanova y la Geltrú, (Barcelona) dedicada a la fabricación de segmentos y camisas de cilindro para la automoción, que se comercializaban con la marca «Bolaco».
En junio del mismo año 1945 se presentan tres unidades de las nuevas motocicletas en la Feria de Muestras de Barcelona. Ya se había decidido el nombre de la marca, que sería Montesa, elegido después de analizar distintas alternativas. Se trataba del modelo A-45, motocicleta de bastidor rígido, con motor de 98 cc (45,6 x 60mm.) y cambio de tres velocidades con accionamiento manual.
Se expuso también una versión para señora y otra con suspensión trasera. Los carburadores eran Gurtner franceses, pero más tarde se incorporaron otros de fabricación propia.
En el primer balance de la sociedad recién creada, a 31 de diciembre de 1945, figuraban como socios Pere Permanyer Puigjaner y su padre, Marcelino Permanyer Grifoll, con 630.003,36 ptas., que representaba el 89% de la sociedad; y Francisco X. Bultó con 80.619,75 ptas., que era el 11%. restante.
Pere Permanyer fue el primer gerente de la compañía. La mezcla de espíritu deportivo y de aventura que existía desde la fundación de la empresa, junto con la necesidad de probar las motocicletas para completar su desarrollo, dio pie a que se organizara, en julio del mismo año 1945, una ascensión al balneario de Caldes de Bohí, donde ningún vehículo a motor había llegado hasta entonces, ya que no había carreteras, ni caminos, y había que ascender, campo a través, por tracción animal.
Cinco motocicletas alcanzaron el objetivo y los pilotos, verdaderos héroes precursores del motociclismo de montaña, fueron Paco Bultó, José Luis y Alfonso Milá, J. M. Llobet «Turuta» y Juan Soler Bultó. En noviembre de 1945 se participó por primera vez en una carrera de velocidad en circuito, el «Primer Premio Motociclista de Montjuic», donde las motocicletas autóctonas Montesa tuvieron una brillante actuación, copando los cuatro primeros puestos de la clase 100 cc ante el aplauso entusiasta del gran público aficionado. El primer lugar lo consiguió J.M. Llobet, «Turuta».