Reportajes
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XI
VIEJAS GLORIAS
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Texto: H. San Martín |
La gran fiesta de las clásicas en Canarias
Hace ya once años que se viene celebrando el Viejas Glorias, una gran fiesta para todos los aficionados a las clásicas que se celebra en Gran Canaria y que reune a gran número de aficionados para disfrutar de montones de actividades.
El Viejas Glorias es algo especial, algo diferente, todos los que allí van vuelven encantados y prometen volver con más gente a la próxima edición. Allí hay hueco para todos los aficionados y para todas las motos: clásicas españolas, inglesas, japonesas más modernas, Harleys, motos de campo y, por supuesto, de trial, teniendo estas últimas gran importancia gracias a la celebración del Trial Viejas Glorias, la actividad más llamativa de las que se celebran en todo el fin de semana.
Pero el Viejas Glorias quiere ser algo más que una simple concentración de clásicas, pretende ser un escaparate de toda la historia del motociclismo, pasada y presente, por eso podemos encontrar stads con los modelos más míticos del pasado junto a otros con las últimas novedades de KTM, Triumph o Harley. Junto a ellos un buen número de clubes exhiben las mejores motos de sus socios, y también encontramos un mercadillo donde buscar las piezas que nos faltan.
Así discurría los pasados 8 y 9 de noviembre el XI Viejas Glorias en la localidad de Telde, situada en la isla de Gran Canaria. La organización resultaba impecable, como ya es habitual, a cargo del Motoclub Las Palmas Roque Nublo.
El sábado a las 10 daba comienzo el trial, bajo un cielo cubierto que amenazaba lluvia pero que finalmente no aparecía. El mítico Mick Andrews, el piloto Todotrial más veterano, era la estrella no sólo del trial sino del fin de semana, derrochando su habitual simpatía y alegría. En esta ocasión contaba con una Ossa Mick Andrews Réplica 250, una primera serie, que le habían cedido para la prueba y que no había podido probar hasta esa misma mañana. Su puesta a punto no era todo lo buena que Mick hubiese deseado, pero ninguna dificultad puede con el campeonísimo.
También se esperaba la presencia de Sammy Miller como el año pasado, pero aún no se encuentra recuperado del accidente de moto que sufrió hace poco tiempo. Algo parecido sucedió con el recordman Ernst Jacob Henne, que no pudo acudir por problemas de salud, y es que Ernst tiene ya 99 años.
Además de Mick se encontraban en Canarias otros pilotos de excelente nivel, destacando el Campeón de España y de Cataluña Master, Joan Rovira, que repetía la experiencia del año pasado, y llegaba desde Barcelona acompañado de su compañero en la peña Can Rovira, Bosco Lladó, y de Domenec Lladó. A priori todo hacía pensar que Joan no tendría ninguna dificultad para volver a vencer como el año pasado, ya que ha demostrado ser el mejor piloto de España sobre una clásica, pero las zonas de Telde eran sencillas y por lo tanto menos selectivas, por lo que la emoción sería mayor y efectivamente así sucedería.
Las zonas eran muy clásicas, pero curiosas, con un paisaje no habitual en la península, la piedra volcánica y las chumberas ponían un toque exótico a este trial clásico. El numeroso público no quería perderse el espectáculo, y un buen número de aficionados tomaban parte en la prueba, algunos de ellos vistiendo indumentarias de lo más clásico, dando un toque realmente auténtico al espectáculo. Al final lo sencillo del trazado hacía que los puestos de podio quedasen muy apretados, siendo Mick Andrews quien lograba la victoria con sólo 4 puntos por delante de Joan Rovira.
Al finalizar el trial, más de un centenar de Harleys irrumpían con su estruendo las calles de Telde, y tras la comida comenzaba el rallye de regularidad en el que no podía resistir la tentación de apuntarse Mick Andrews. Más actividades completaron esta primera jornada que continuaba al anochecer a ritmo de música de los 60 gracias a la Soul Company Band y Réplica, junto con lanzamiento de cohetes, bailes, diversión, muchas copas, y el posterior pasillo de antorchas y desfile de velas en memoria de los moteros desaparecidos.
A la jornada siguiente el sol sorprendía a todos consu claridad. La concentración era la principal actividad, dejando ver joyas impresionantes que difícilmente pueden apreciarse en la península y que demuestran la variedad y riqueza del parque móvil canario gracias a su condición de puerto franco. El mercadillo estaba en plena efervescencia, así como la visita a las carpas, las quemadas de ruedas y cortes de encendido de los más radicales, creando todo ello un ambiente único.
El fin de fiesta llegaba con la entrega de trofeos, casi todos tenían el suyo, y Mick se encargaba de hacer las labores de maestro de ceremonias entregándolos con su carazterística simpatía. El año que viene más, si tenéis la oportunidad no os lo perdáis, merece la pena.
El Viejas Glorias en imágenes